Celos pero del chico de la azotea

571 31 2
                                    


Elizabeth era su nombre. Pero ahora se ha ido. Julian la marcó en su primera actuación y eso era todo. Nunca apartó la mirada de ella. Y para cuando llegó la última actuación, tampoco la dejó ir. Desapareció entre bastidores con él y nunca miró atrás.

—¿Es la nueva empleada? —le pregunto a Manu, ambos mirando el telón con incredulidad—. ¿Tu asistente?

Manuel gruñe y reticentemente se gira hacia mí.

—Siento que tu padre cancelara. Sé cuánto querías verlo.

—Sí —contesto, un poco triste porque mi padre no viniera. Es como si últimamente perdiera todo el interés—. Quería verlo. —Pero no estoy aquí para hablar de mi padre. Estoy aquí para conseguir una cita mañana por la noche con Manuel—. Lo echo de menos. Han pasado meses desde la última vez que lo vi.

—Bueno, ser un magnate hotelero multimillonario lo mantiene ocupado, ¿cierto? —Manu fija la mirada en el telón cuando un tramoyista aparece para comenzar a limpiar el equipamiento.

—¿Dónde crees que fue? —pregunto, solo para ver si está celoso de Draxler.

—Probablemente la está medio violando entre bastidores.

—¿Qué? ¿Tú crees? —Lo finjo. Más o menos.

—¿Por qué? —espeta Manuel—. ¿También te gusta ese imbécil? ¿Crees que es sexy? ¿Que es ardiente? ¿Que merece la pena los problemas que vienen con él? ¿Por qué no lo despediste?

—No tuve que hacerlo. Dejó el trabajo. Le pedí que volviera e hiciera este espectáculo esta noche para mi padre. Y los críticos. 

—Sí, bueno, si quería impresionarlos, ¿por qué no se quedó para el baile final?

—¿Estás —por favor, Dios, no; realmente no puede gustarle esa chica, ella solo estaba... ahí, ¿cierto?—, saliendo con Elizabeth?

—¿Saliendo? Dios, no. Pero está en horario laboral, Lotty. ¿Qué clase de empleado se va para follarse a un stripper? 

Hmmmmm. No tengo nada que responder. Lo hice yo misma. De hecho, apuesto que Julian la llevó a la azotea. Apuesto a que está sacando esa manta ahora mismo. Diciéndole que nunca ha follado a nadie allí porque se las folla de pie.

Imbécil.

—Él es malas noticias. Despídelo esta noche. Tu padre no va a venir. Lo sé con certeza.

Frunzo el ceño.

—Se supone que me quede aquí por otro par de semanas para poner las cosas en orden. ¿Ni siquiera quiere visitarme?

Manuel extiende la mano sobre la mesa, su interés en el telón en pausa, y toma mis manos en las suyas, dándoles un pequeño apretón.

—No es por ti, Lotty. Son negocios.

Fuerzo una débil sonrisa.

—Lo sé. —Y luego tengo una idea—. ¿Quieres ir por algo de cenar? Todavía no he comido.

Mira una última vez hacia los bastidores.

—No. Tengo trabajo que hacer. Vayamos a saludar a los críticos y hagámosles saber que pueden contactar con nosotros si necesitan algo.

Y antes de que pueda asimilar que me ha rechazado de nuevo, me ha soltado las manos y se dirige hacia las dos que están haciendo fila.

Hmmm. Está demasiado preocupado por su asistente pérdida.

Paso los siguientes treinta minutos fingiendo que no noto que Cole está perdiendo el tiempo para ver si Elizabeth reaparecerá luciendo bien follada. Pero eso es lo que está haciendo. Su conversación está dirigida a los críticos, pero su atención se encuentra únicamente en la cortina de bastidores. Como si fuera a salir por allí.

Servicio completo  Julián DraxlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora