No, tú no eres mi elección

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Mi única gracia salvadora es el hecho de que Bernard se encuentra ocupado. Porque si estuviera en casa, lo sabría de inmediato. Y habría sabido que se trataba de Draxler. Luego chillaría y gritaría y haría ese estúpido baile de "te lo dije" hasta que me convenciera de que Manuel es un imbécil y que Julian, el stripper, es el hombre de mis sueños.

Pero, seamos realistas, Julian es un idiota. No, anoche no. Pero prácticamente todas las otras noches. Es un imbécil. Usa a chicas para sexo y... Lo que sea. No sé sus problemas. Todo el mundo los tiene, y estoy segura que él no es diferente. Pero tiene una habitación gratis en un complejo de lujo, un trabajo que quizás requiera que trabaje treinta horas a la semana y un sueldo mucho mayor que el que un tipo cuyo principal reclamo hacia la fama es hacer que las mujeres griten su nombre, merece.

Sin mencionar su negocio paralelo. Si a eso se le puede llamar negocio.

Dejo que el agua de la ducha caiga sobre mis hombros y escupo un poco.

Pero joder si no es ardiente.

Y con experiencia. Mucha experiencia.

Lo sé. No puedo enamorarme de un stripper. Todavía recuerdo a mi madre luchando cuando era pequeña. He visto fotos de mi verdadero padre. Era un hombre atractivo. Demasiado atractivo. Como Julian. Esos hombres nunca están satisfechos. Siempre en busca de algo mejor. Mejor chica, mejor trabajo, mejor casa, mejor auto. Toda esa mierda.

Mi madre no lo tuvo fácil antes de entrar en la familia Prust . Y yo tampoco. Apestaba no tener padre cuando era pequeña. Apestaba tener ese nudo en el estómago cada vez que pensaba en el hombre que no me quería.

Y a pesar de que mi nuevo papá fue el príncipe en la historia de Cenicienta de mi mamá, ella me dijo una y otra vez a medida que crecía que los príncipes normalmente no te salvan el día. No debería contar con ser salvada. Me inculcó que todas las elecciones tienen consecuencias. Tanto las buenas como las malas.

Si encuentras a un buen hombre, uno que provee, alguien que cuida a su familia y es fiel, alguien que trabaja duro y que todavía sabe cómo relajarse al final del día, bueno, no lo dejas ir. Sin importar qué.

¿Qué pasa si no amo a ese tipo?

El amor es una ilusión, contestó. El amor es lo que decides que sea. Alisó mi cabello y me dirigió una sonrisa tensa, sus labios pintados de un rojo brillante por su trabajo, su cabello recogido en un moño alto. No cometas los mismos errores que yo, Lotty.  Esa conversación se ha quedado conmigo todos estos años. Encuentra a un buen hombre. Un hombre sólido con un buen trabajo y un corazón suave. Un hombre que no te golpeará, ni gritará, ni se alejará de ti y tus hijos. Y nunca lo dejes ir.

Todos tienen un secreto que están desesperados por ocultar.

Tal vez es injusto, ¿pero qué razón, más allá de un buen sexo, me ha dado Julian para pensar lo contrario?

Cierro la ducha y me envuelvo en una toalla. Mi cuerpo duele a causa del sexo.

Pero, Dios, se sintió bien. Y no solamente el sexo. ¿Por qué no puede el hombre sexy ser el príncipe? ¿Solo una vez?

¿Tal vez Julian es un príncipe?

Busco mi teléfono y le envío un mensaje a Manu. Le daré una oportunidad más.

¿Quieres que quedemos para cenar?

Sin respuesta.

¿Tal vez todos los hombres son imbéciles? ¿Quizás debería renunciar a ellos por completo y solo concentrarme en mi carrera? ¿A lo mejor debería pasar el rato con gays y divertirme? Tal vez debería...

Servicio completo  Julián DraxlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora