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—VAMOS, SCOTT —PEDÍ, SACUDIÉNDOLO. AMBOS ESTÁBAMOS EN SU PIEZA preparándonos para enfrentar mañana el primer día de escuela. Yo insistía en que salgamos antes de irnos a dormir, pues la noche estaba increíble

Scott McCall era mi mejor amigo y vecino, y en ese momento yo me había colado en su casa. Mi padre recibió una llamada de la conisaría y me había dejado sola.

Sonreí divertida y me subí sobre su regazo, haciendo que su pulso se acelere. Su olor a nervios me invadió, y sin poder evitarlo sonreí.

Acaricié sus mejillas y dejé un beso en su nariz. Él sonrió tímido y me tomó de la cintura.

Éramos mejores amigos, pero también éramos un poco más. Scott era un chico muy tímido, pero yo era todo lo contrario. En su cumpleaños dieciséis, perdimos la virginidad juntos, y desde ahí somos un poco más que amigos. No éramos la gran cosa, solo compartíamos besos y casi nada más.

Metí mi cabeza en su cuello y aspiré la colonia que recién se había puesto, haciendo que él se estremeciera.

—Creo que prefiero quedarme aquí —susurré antes de besarlo. Él sonrió entre mis labios e hizo que ambos nos arrastremos hasta la cabecera de la cama. Apreté las almohadas cuando mis garras salieron. Scott hacía que mi pulso se acelere como nadie podía lograrlo, y no podía dejar que me vea.

—Madelaine —susurró cuando comencé a besar su cuello.

—¿Quieres parar? —negó, acariciando mi cabello. Pero yo paré al escuchar un ruido afuera—. Hay algo afuera.

—¿Qué? ¿Escuchaste algo? —balbuceó, asustado.

El morocho se puso una camiseta junto a unas zapatillas y ambos salimos a ver qué sucedía, Scott con un bate de béisbol y yo me puse delante de él para protegerlo. Escuché unos latidos cerca nuestro, pero enseguida reconocí el olor de Stiles Stilinski, el otro mejor amigo de Scott. Rodé los ojos cuando quedó colgado como un murciélago y los dos chicos se pusieron a gritar asustados.

—¡Stiles! ¿Qué diablos haces? —gritó Scott.

—¡No contestabas tu teléfono! ¿Por qué llevas un bate? —yo me crucé de brazos.

No era que Stiles me cayera mal, solo... no me agradaba y por una estúpida razón. Scott y yo éramos amigos desde jardín de infantes, pero cuando Stiles apareció apenas empezamos la primaria él se distanció de mí para pasar más tiempo con él. Volvimos a ser amigos en la secundaria y aunque él nos pedía a Stiles y a mí que nos llevemos bien era imposible. Siempre terminábamos peleando por alguna estupidez.

—Creí que eras un depredador —se excusó Scott.

—¿Un depre...? Como sea. Sé que es tarde, pero tienes que oír esto. Vi que mi papá salió hace veinte minutos, lo oí hablar por teléfono. Llamaron a cada oficial del departamento de Beacon Hills, contando el tuyo —revoleé los ojos y asentí—. Incluso a la policía estatal.

—¿Para qué? —inquirió Scott, confundido.

—Encontraron un cuerpo en el bosque —respondimos Stiles y yo a la vez. Stiles con emoción, yo aburrida.

—Espera, ¿lo sabías? —preguntó Stiles. Asentí obvia.

Mi tutor no era el sheriff, pero sí era policía y casi siempre me contaba lo que sucedía. Muchas veces porque algunas cosas eran casos sobrenaturales y él creía que yo podía ayudar, seguir pistas que ellos no, entender las cosas desde otra perspectiva.

—¿Un cuerpo muerto? —preguntó Scott otra vez.

—No, un cuerpo de agua. Sí, tonto. Un cuerpo muerto —respondió sarcástico, haciendo una voltereta para caer al suelo. Scott lo miró mal.

—¿Fue asesinado?

—Nadie sabe aún. Solo que es una mujer, tal vez en sus treinta.

—Si encontraron el cuerpo, ¿qué están buscando? —resoplé.

¿Tan idiota podía ser? Era la escena de un crimen, ¡buscaban un montón de cosas!

—¿Acaso nunca viste series o películas policíacas? —Scott frunció el ceño—. Dios, Scott. Buscan un montón de cosas. Pistas, sospechosos, testigos. ¿Nunca viste La Ley y el Orden? ¿NCIS? ¿Chicago PD? ¿Hawaii 5-0? —iba a seguir nombrando mis series favoritas, pero Stiles me interrumpió.

—Encontraron solo la mitad. Y nosotros iremos. Y bueno... tú también —me miró mal, pero yo lo miré peor.

—Como sea, yo me quedo. Prefiero estar sola antes que con él.

—"Él" tampoco quiere estar contigo.

—Y a Scott no le importa —se metió, interrumpiendo nuestra guerra de miradas—. ¿Segura que quieres quedarte, Madi? —asentí—. Está bien, espérame en mi habitación. Y lleva el bate.

Luego de que deje un beso en mi frente y me entregue el bate entré a la casa y me dirigí a su habitación, para luego tirarme a la cama y meter mi cara en las almohadas, aspirando el olor de Scott.

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ESTABA YA CASI DURMIENDO CUANDO ESCUCHÉ UN RUIDO. PERO NO ERA UN RUIDO NORMAL, era un aullido. Mis ojos se pusieron azules y mis garras salieron automáticamente, era como si conociera a ese rugido.

Ruidos de pasos se escucharon em la casa, así que saqué disimuladamente las garras otra vez y me levanté. Estaba dispuesta a atacar hasta que me di cuenta que era Scott así que me relajé, pero volví a preocuparme cuando olí sangre.

Él se levantó la remera y me mostró una gran herida. Un mordisco.

Un mordisco de lobo.

Le pedí que se siente en la cama y yo fui a su baño a buscar un botiquín para limpiarle la herida. Él al principio lloriqueó porque supuestamente le dolía, pero al ver mi mala mirada se quedó callado viéndome hacer mi trabajo, mientras le sacaba un poco de dolor. Cuando terminé de vendarlo, lo tomé de las mejillas.

—¿Estás bien? —pregunté. Él asintió.

—Estoy bien —me respondió y dejó un pequeño beso en mis labios. Sonreí. Sí, me encantaba Scott y por más posesiva que sonara quería que sea solo mío—. ¿Dormirás conmigo? —asentí.

Apagué la luz mientras él se acomodaba en la cama y luego me acosté a su lado donde no estaba la herida.

Aprovechando que estaba sin camiseta comencé a acariciar su pecho y dejarle pequeños besos, sacándole el dolor que aún sentía, hasta que se terminó durmiendo.

Oh, Scotty. En lo que te metiste.

The Liar Wolf [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora