The Liar Wolf [Teen Wolf]

XIX

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PONGO MI MEJOR SONRISA DE MUJER EMPODERADA Y DUEÑA DEL MUNDO y entro a la escuela, haciendo resonar mis tacones. A medida que avanzaba, los estudiantes e incluso los profesores me quedaban mirando con la boca abierta, probablemente por la actitud de típica perra de secundaria que tenía puesto que al iniciar el año seguía siendo la chica tierna y amorosa. O tal vez porque era una prófuga de la justicia desde hacía días.

Cualquiera sea la razón, tenía la atención de todos los presentes puesta en mí, incluyendo la de Lydia, Allison, Jackson, Scott y Stiles, que me miraban como si no pudieran creerlo.

Me dirigí a mi casillero y tomé el libro de física. Tal vez había tomado una decisión estúpida y precipitada al aparecerme en la escuela, pero no se me había ocurrido ningún lugar más público que este. Además, todo había comenzado aquí, así que aquí debía terminar.

Sabiendo que ya habían llamado a la policía para decirles que estaba allí, me dirigí a la clase de Física con Harris. No sabíamos aún la razón por la que el Alfa estaba detrás de él, pero sea cual sea quería hacerle saber que Derek y yo estábamos investigandolo, por eso elegí su clase para aparecerme.

Ningún alumno apartaba sus ojos de mí, ni siquiera el mismo profesor. Oí la voz de Scott, susurrándome para que solo yo lo escuche.

—¿Por qué viniste, Madelaine?

Yo sonreí y me encogí de hombros, sabiendo que me estaba mirando. Él no dijo nada, pero yo sabía que me miraba.

Para ser honesta, tal vez era una estupidez lo que había hecho, pero yo había decidido que necesitaba un lugar público para que me arresten así todos se enteraban, puesto que al ser menor, si me entregaba, Tom se aseguraría de que el sheriff mantenga mi arresto en secreto y yo quería que todos lo supieran. Además de que no tenían mucho en contra mía así que de todos modos no iban a poder mantenerme más de dos días en la comisaría.

Si mantenía a los policías ocupados conmigo, convenciendolos de que yo era la culpable de todo, limpiaría el nombre de mi tío y le daría tiempo para que averiguara sobre el Alfa. Ahora no estábamos a ciegas como antes, había pistas que seguir.

¿Inteligente? Para nada. ¿Desesperado? Absolutamente.

Supe que habían venido por mí antes de que los oficiales tocaran la puerta del aula. Harris les abrió y los dejó pasar. Yo sonreí y sin pensarlo me levanté para ir hacia ellos. Les tendí mis manos.

—No tenemos que hacerlo enfrente de todos —dijo el sheriff Stilinski.

—Está bien, sheriff. Se enterarán de todas maneras.

Él asintió y le hizo una seña al oficial que lo acompañaba. El hombre me tomó de una muñeca y me obligó a apoyarme contra la pizarra.

—Madelaine Hale, estás arrestada.