Madelaine Collins. Una de las chicas más populares de su escuela sin ni siquiera estar al tanto de eso. Era buena y tierna con todos, dispuesta a ayudar hasta a la persona que menos se lo merezca, pero esa era su manera de ocultar el vacío y el dolo...
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AL METERME DENUEVO EN LA ESCUELA, LO PRIMERO QUE ESCUCHÉ fueron los gritos de los dos adolescentes. Me abroché la campera mientras mis sentidos se sentían a punto de explotar. Escuchaba ruidos, olía diferentes olores, sentía varias presencias en el lugar.
Los ruidos eran los pasos de Scott y Stiles corriendo, siendo claramente perseguidos por el Alfa. Si me concentraba podía escuchar el chirrido de las garras del Alfa arañando el suelo mientras corría. Había también mucho olor a sangre y, agudizando el oído, noté un tercer corazón en el lugar. No llegaba a reconocer el tercer aroma, pero era alguien que conocía.
Me sobresalté cuando escuché el sonido de una llamada entrante. Mi teléfono no era, por lo que supuse que era el de la tercera persona presente. Me concentré para escuchar la conversación, pues no parecía estar muy lejos.
—¿Scott? ¿Por qué no fuiste a recogerme?
Suspiré. Aquella era Allison, estaba segura de eso. Me lamenté en voz baja, pero seguí el tono de su voz mientras seguía al teléfono hasta que llegué al vestíbulo, donde la encontré con una linterna mirando a todos lados.
—Argent —la llamé. Ella se sobresaltó, pero enseguida se acercó a mí—. ¿Qué haces aquí?
—Scott me dijo que venga. ¿Tú qué haces aquí?
—Estoy con Stiles y Scott, pero nos separamos —respondí vagamente.
Antes de que pueda preguntarle con quién había llegado a la escuela, los nombrados aparecieron.
Los dos chicos atacaron a preguntas a la pelinegra, mientras ella explicaba que le había llegado un mensaje de Scott pidiéndole verlo en la escuela. Al no recibir explicación por parte de Scott o Stiles, Allison me miró asustada a mí.
—No entiendo. ¿Qué sucede, Madelaine? ¿Por qué tengo la sensación de que Scott no mandó este mensaje? —me preguntó, probablemente porque era la única manteniendo la calma, pues Stiles y Scott alternaban su mirada entre nosotras dos, sin saber qué responder.
No quería ser cruel pero... tal vez el Alfa sólo había traído a Allison y había dejado a Lydia y Jackson fuera de esto.
—Porque él no lo hizo —respondí, tratando de mantener la calma—. ¿Viniste en auto?
—Jackson me trajo.
A la mierda mis esperanzas. El Alfa nos iba a matar a todos.
—¡¿Jackson está aquí?! —exclamó Scott.
—Sí, y Lydia —respondió nerviosa Argent.
Genial. Ahora debía sacar a esos tres adolescentes de la escuela rápidamente, antes de que a Jackson y Lydia se les ocurra entrar a la escuela. Ahí sí estaríamos perdidos.