Madelaine Collins. Una de las chicas más populares de su escuela sin ni siquiera estar al tanto de eso. Era buena y tierna con todos, dispuesta a ayudar hasta a la persona que menos se lo merezca, pero esa era su manera de ocultar el vacío y el dolo...
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ESTÁBAMOS EN LAESTÚPIDA CITA TRIPLE,COMO LYDIA LE HABÍA LLAMADO.
Jackson era casi un profesional, Lydia se hacía la tonta, Allison jugaba demasiado bien y Scott era patético. No había otra palabra para definirlo. Jacob, el chico que Lydia me consiguió, y yo íbamos bien, no tanto como las chuzas de Jackson pero al menos íbamos mejor que Scott.
Cuando escuché a Lydia decirle a Allison que Scott necesitaba motivación, me tensé y bloqueé mi audición para no escuchar lo que sea que Allison le fuese a decir. No era tan masoquista.
—¿Estás bien? —me preguntó Jacob en el oído. Yo elevé una ceja.
—¿Crees que esto es divertido? Porque nunca me aburrí tanto en mi vida —él soltó una risa, que llamó la atención de Allison y Scott que estaban al lado nuestro.
Escuché un gruñido, y cuando volteé a mirarlo el morocho me corrió la mirada.
—Sí, también me siento incómodo —suspiré. Sentía que por culpa mía y mi depresión estaba aburriendo al chico—. ¿Quieres salir de aquí?
—Sí, por favor.
Mientras los otros cuatro estaban ocupados en las chuzas de Scott, Jacob y yo desaparecimos sin que se den cuenta.
Entramos a su auto y el chico me dio una encantadora sonrisa.
—¿A dónde quieres ir? —preguntó.
Iba a responder algo, pero el flameante Camaro negro que estaba estacionado enfrente llamó mi atención. Cuando arrancó para alejarse de nosotros yo fruncí el ceño.
—¿Alguna vez viste Rápido y Furioso? —él asintió, obvio—. ¿Te gustan las persecuciones?
—¿A qué viene esa pregunta, Mads? —estaba tan confundida por ver el auto de Derek por aquí que ignoré el apodo.
—Sigue ese auto, Jacob —pedí—. Ahora.
Jacob no dijo nada, simplemente arrancó y comenzó a seguir al Camaro de mi tío en silencio y a una distancia prudente para que no seamos tan obvios, pero probablemente él ya sabía que lo estábamos siguiendo.
—¿Puedo saber a quién seguimos? —preguntó.
—No hagas preguntas, solo conduce —respondí. Él rodó los ojos.
—Bien, pero me deberás una explicación. Y aunque me encantaría seguir esto, no tengo gasolina —bufé.
—Perfecto, porque acaba de frenar en la gasolinera. Estaciónate ahí, iré a hablar con él.
Cuando estaba a punto de bajar del auto justo cuando él bajó, Jacob tomó mi brazo.
—Espera, creo que lo reconozco, ese es Derek Hale. ¿Sabes que fue acusado de asesinato?