Capítulo 26

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ANTHON

Quedé en una clase de shoock.

No sé cuanto tiempo nos quedamos así sin decir nada, bueno, yo sin decir nada.

Ella ya no me ve de manera avergonzada, si no, asustada.

—Anthon, di algo—Sus ojos se llenan de lágrimas, veo que esta asustada por mi reacción.

Tomé su mano, la besé, y luego la coloqué en mi pecho, justamente en mi corazón, está latiendo aceleradamente.

Ella me miró sorprendida.

Jenna iba a decir algo, pero yo la interrumpí.

—No hace falta decir la respuesta, ¿Verdad?—Sonreí.

Ella me abraza por los hombros para acercarme y besarme los labios.

Fue un beso apasionado, pero también suave.

—Te quiero mucho, Jenna—Le dije, en un susurro.

—Yo también—Susurró también.

—¡Que romántico!—Chillaron las chicas—, ¿Por qué no puedes ser como él?—Le dieron un zape a sus novios.

Mauro y Gabriel se quejaron.

No le prestamos atención a ellos, si no, a nosotros.

A la mañana siguiente, Jenna y yo fuimos a una tienda de ropa, pero fuimos más allá, hacia la parte de ropa interior, fui a la sección de ropa interior sexy, para ser más claros, ¿Qué? Soy hombre... Jenna estaba en la sección de sostenes.

Nunca había ido a una tienda de ropa con una novia, ni mucho menos en la parte de ropa interior. Así que esta es la primera vez.

Tomé unas hermosas bragas negras de encaje y me imagine a Jenna usándolos, no quiero morir sin a verla visto así.

Tomé unas medias negras casi transparentes, y un sostén negro de encaje, pero me di cuenta que eran algo pequeñas.

Fui donde estaba ella, escondiendo lo que escogí.

—Jenna—La llamé, ella hizo un sonido con la boca para que yo sepa que me estaba escuchando—, ¿Qué talla eres de sostén?

Ella sin mirarme, viendo la talla del sostén color rosado pastel me dice;

—¿Para qué quieres saber eso? Jajaja saludos.

Gruñí.

Eso parece divertirla.

—Jenna, dime, anda.

Ella lo murmuró, tan bajo que casi no pude escucharla.

Creo que escogí una talla más pequeña que la suya.

Me di vuelta y fui al espejo más cercano.

Puse el conjunto que escogí frente a mí.

—No se me ve tan mal—Me dije—, ¡¿Pero qué demonios?! ¡Anthon!, es para tu chica...—Me regañé a mí mismo.

"¿Se me ve bien, Anthon-kun?"

La imaginé con voz de anime.

Estoy bien enfermo.

—Estás bien enfermo—Me dice Jenna, tomándome por sorpresa.

Quité las prendas de mí y las tiré al suelo, sintiendo mis mejillas arder por ser descubierto.

Vi un grupo de chicas riéndose de mí y otras me miraban con asco.

—Es un pervertido—Dice una el grupo que me miraba con asco.

Recogí las prendas, dispuesto a ponerlas en donde las encontré y no pasar más vergüenza.

—Damelas—Me las quitó, las ve detenidamente y alzó una ceja—, usualmente no uso esto, pero, no lo sé, creo que me quedaría bien—Se da vuelta, dándome la espalda.

—Creo que te verías...

¿Se me ve bien, papi?—Dice con una voz más ronca y sexy, seductora mejor dicho, se voltea nuevamente hacia a mí, y bate las pestañas rápidamente dándole encanto.

No puede ser.

Jenna se ríe de mi reacción y me tiró las prendas al rostro. Mientras que yo, aún sigo boquiabierto.

Okay, es hora de ir al baño unos minutos.

Jenna se probó lo que ella eligió sin que yo la viera porque ella sabía que si se probaba la ropa frente a mí, causaría algo, en mis pantalones.

Otra vez.

Después de un rato, salimos, ella pagó lo suyo y yo pagué lo que escogí sin que ella se diera cuenta.

¡Algún día!

Llegamos ya de noche, porque después de las compras, la invité al parque y ella compró los helados.

Llegamos a su casa en taxi. Y como buen novio la acompañé hasta la puerta, llamaría a mi papá después para que viniera a buscarme.

—Nos vemos mañana—Le dice—, te quiero, no sabes cuanto.

—Yo también te quiero—Me dice—, no tienes idea.

Nos besamos como despedida, pero, ambos no queríamos separarnos aún.

El beso subió de nivel, se volvió más intenso, ella soltó las bolsas para abrazarme los hombros, coloqué mis manos en su espalda baja, respetaba a Jenna, no puedo ir más abajo, aunque quisiera.

Una cosa era nalguearla (Rara vez lo hacia) para bromear y otra muy diferente era agarrarla ahí.

Ella sonrió, sentí que estaba sonriendo.

Aunque moría por saber el por qué sonreía ella hizo algo que jamás imaginé, tomó mis manos, las guió hasta su trasero e hizo que las apretara.

—¿Esperabas que hiciera eso?—Murmuró.

Asentí mientras dije;

—No quería faltarte el respeto—Me separé un poco—, no quería que pensaras cosas que no son.

—Eso es muy tierno de tu parte—Seguimos el beso.

Pero volví a tomar su espalda baja.

Como que aún no me acostumbro tocarle el trasero.

Como que Jenna me pegó su inocencia y yo le pegué mi lado pervertido.

¿Qué cosas no?

Nos separamos.

—Te quiero—Me recordó.

—Yo también.

Se volteó.

Pero luego se detiene y vuelve a voltearse para mirarme.

—Por cierto, ni creas que no te vi pagando el conjunto que escogiste en la tienda.

Me paralice.

—Yo...yo...—Tartamudeé.

No sé que decir...

¡Descubierto, descubierto!

Se rió de mí reacción mientras tomaba las cosas del suelo y se metió a su casa.

Salí de mi sorpresa y sonreí.

De repente, aparece el conserje de mi escuela en los arbustos.

—Eso fue muy interesante, me gustó, adolescentes calienturientos, oye siiii—Dice él.

—¡Lo que a mí me va a gustar más es la manera en que lo voy a golpear si no deja de acosarnos!—Le arroje una piedra, justamente en su cabeza, él se cayó al suelo de espaldas, y se queja—, ¡Vayase!

—¡Volveré!—Gritó, y salió corriendo.

Sabía que mi relación con mi novia era rara, pero ese hombre es muy raro.

No Apto Para Parejas Normales 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora