Capítulo 20

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Jenna.

Los dos se rieron de mí.

Bueno, de mi reacción.

O tal vez de las dos.

—Es la misma reacción que tienen todo el mundo cuando les digo que él es mi papá—Dice Anthon, calmando su risa, hasta secándose las lágrimas.

—P-pero usted...—Yo, de pendeja, aún no salgo de mi asombro.

—Tengo sesenta y ocho—Dice el señor—, tuve a Anthon cuando tenia cincuenta y dos.

—Entonces tu mamá—Dije, viendo a Anthon.

—Tiene cuarenta y tres.

—Me siento pendeja—Confesé.

—Y yo más anciano—Comentó, poniendo voz de anciano.

—Y yo me siento como si estoy apunto de orinarme de lo divertido que es esto.

Se rió.

Su papá también.

Se ríen igual.

(...)

Me estoy muriendo... Pero de la risa.

Ahora ya sé de dónde sacó Anthon las pendejadas.

La familia de Anthon y yo estabamos comiendo el almuerzo.

—Querida—Llamó a su esposa, ella lo mira—, ¿Recuerdas cuando estábamos en la playa?

—Oh no puede ser, ya olvidalo Andrew—Dice mi suegra, Adelaida, pero de cariño la llamamos Addy.

—Le di una nalgada a su madre, y luego grité: "Astillas", porque querida, eras una tabla en nuestros tiempos.

Mi suegra miró mal a mi suegro y Anthon y yo tratamos de no reírnos como locos.

—Pero luego te hice el amor en la playa.

—¡Papá!—Chilló Luis, el hermano menor de Anthon.

—Andrew—Chilló mi suegra.

—Papá no—Dice Anthon, incómodo.

—Lo malo es que me entró arena en el culo.

Stop pleaseeee.

—Y luego, de repente, nos arrastró una ola—Dice el señor Andrew—, pensé que seria algo peor, hasta que nos atacó otra ola, más grande que la anterior, nos llevó a la orilla, y estuvimos cubiertos de arena, esperen—Se detuvo, como dándose cuenta de algo—, creo que sentí una conchita de mar en mi bola derecha—Bajó una mano, todos gritaron, menos yo, me estaba riendo como loca—, ¡Es broma! ¡Es broma!

Luego su papá me contó una historia de Anthon, dijo que cuando era pequeño, cuando su padre estaba dormido, se acercaba, le tiraba un gas en la cara y luego corría.

—Después de eso, cada vez que uno de los dos esta dormido hacemos eso, lo sé es asqueroso pero eso fortalece la unión de padre a hijo.

—Más bien, creo que eso nos esta afectando.

—Sí, anoche, cuando estuve viendo televisión, estaba viendo un raro programa donde aparecía muñecos de colores bailando, Anthon camina frente a mí, se tira tremendo ganas, y pensé que alucinaba con escasos muñecos, hijo, tus gases, hacen que alucine.

—Por favor, estamos en la mesa—Dice Addy.

—Donde también; te hice el amor.

—¡Papá!—Chilló Luis.

—¡Luisito!—Chilló el señor Andrew, imitándolo.

—Comunica—Dije yo.

Todos quedaron como: ¿Qué dijo?

Mientras que Anthon se reía de lo que dije, entendió la referencia.

No Apto Para Parejas Normales 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora