El Regreso Del Demonio

18. Venganza

—¿Estás ahí? — pregunta Natsu a través de la lácrima de comunicación que siempre lleva con él. Su tono es calmado, sin embargo, la ira contenida en él puede notarse con claridad en sus ojos negros con iris verde. No debe esperar más de diez segundos antes de recibir una respuesta.

—Sabe que para usted siempre estaré disponible, END-sama. ¿Necesita algo?

—Hubo un cambio de planes— dice sin dejar de avanzar por el cielo nublado—. Reúne a todos, la destrucción de Fairy tail será ahora.

—Como ordene. Pondré al cubo en marcha ahora mismo— afirma Mard Geer. La emoción es evidente en su tono, ha estado anhelando la venganza contra aquellos humanos que lograron vencerlo desde hace mucho tiempo.

—Ah, y... una cosa más— añade el demonio de cabello rosa posándose sobre la rama de un árbol. Desde allí alcanza a ver perfectamente el edificio de Fairy tail. —Es mejor que se den prisa, odiaría arruinarles toda la diversión— esboza una sonrisa perversa antes de finalizar la comunicación.

Cegado por la ira, el dolor y la venganza, Natsu continúa su camino, decidido a acabar con el gremio que alguna vez fue su familia. Se detiene a algunos metros de distancia para mantenerse suspendido en el aire por varios segundos. Contempla la construcción que dentro de poco será reducida a cenizas, antes de encender una llama negra, proveniente de su maldición, en su mano, y, sin pensarlo un poco, la arroja en dirección al punto en el que se encuentra el símbolo que representa a Fairy tail.

Ahora espera. Espera a que todos se den cuenta del incendio que se extiende con rapidez, espera que el gremio comience a desmoronarse y, sobre todo, que todos los que lo despreciaron comiencen a gritar de agonía. No piensa perdonar a nadie.

Nunca había estado tan ansioso como lo está en este momento. Ya no puede resistir por más tiempo las ganas de probar todo lo que puede hacer. En el pasado liberó una mínima parte del poder que tiene, con lo cual, nunca estuvo satisfecho, todo el tiempo se contuvo, pero eso se acabó cuando su marca del gremio le fue arrebatada.

Un trueno se hace presente, indicando que la lluvia se avecina, sin embargo, esta no llegará a tiempo para apagar el fuego que ya ha invadido más de la mitad del edificio. Aún si comenzara a llover ahora, ésta no conseguiría apagar por completo las llamas salidas del infierno que Natsu controla a voluntad.

Más que las flamas negras, el humo termina advirtiendo a los magos, que deben salir cuanto antes del lugar. La mayoría sale tosiendo, pero ninguno está herido de gravedad. Por supuesto que Natsu lo había planeado, no iba a desperdiciar una oportunidad así con un simple incendio, él quiere hacerlo todo con sus propias manos, ahora solo pretende sacarlos de su refugio.

Todos están desorientados, sin comprender qué pudo pasar, o al menos hasta que uno de los miembros, Romeo, levanta la vista hacia el cielo. Entonces lo comprende todo de inmediato, poniendo una expresión de horror en su estado más puro. Macao, que está junto a él, no tarda en percatarse del estado de su hijo, el cual no puede creer lo que sus ojos están viendo.

—Romeo, ¿qué sucede? — le pregunta preocupado, poniéndose a su altura, pero no recibe respuesta. Luego de pensarlo un poco, mira en la misma dirección, con lo que termina en el mismo estado.

Los demás rápidamente los siguen, pero ninguno se atreve a decir una palabra. Cuando Natsu está seguro de tener la atención de todos, desciende varios metros aún sin llegar a tocar la tierra. Se detiene un momento para apreciar lo que ha hecho, dibujando una amplia sonrisa en su rostro que permite ver una hilera de colmillos largos y afilados, está satisfecho con lo que hizo.

—Fairy tail— pronuncia en voz alta de forma que todos lo escuchen, lo hace lento, haciendo énfasis en cada una de las sílabas de aquel nombre, con un tono que le helaría la sangre a cualquiera. Luego inclina la cabeza hacia un lado de forma descuidada para ver a los magos directamente. —¿Están listos para el final? — pregunta, ensanchando su sonrisa.