El Regreso Del Demonio

13. Confesión

Natsu

Sujetar su mano me trae más felicidad de la que debería, pero no me importa, quiero disfrutar al máximo cada momento de lo que viene, quién sabe cuándo tenga otra oportunidad así.

Sin decir una palabra más, subimos a la terraza. Nunca había estado aquí, pero es un lugar tranquilo, no creo que venga nadie a molestar. Algunos segundos después, tomo mi forma de etherias sin soltar su mano, de hecho, creo que la aprieto un poco más cuando lo hago.

—¿Estás lista? — sonrío, poniéndome frente a ella.

—Sí—responde no muy segura, luego de dudarlo por algunos segundos.

—Tranquila, ya he practicado— digo para calmarla mientras pongo un mechón de cabello detrás de su oreja para después ahuecar su rostro con la misma mano. Por un momento temo que me aparte, pero no lo hace, solo me mira fijamente con una sonrisa suave en los labios. —Solo confía en mí, ¿está bien?

Ella asiente sin despegar sus ojos de los míos ni por un instante. Entonces rodeo su cintura con mis brazos, acercándola aún más. Esta cercanía me pone un poco nervioso, pero al mismo tiempo me trae una sensación agradable, aún más cuando pone sus brazos alrededor de mi cuello lentamente, con timidez, como si estuviera pidiendo permiso para hacerlo. Estoy completamente hipnotizado por sus ojos color chocolate, y no sé cuánto tiempo tardo en reaccionar.

Casi por voluntad propia, mis alas se estiran poco a poco. Cuando me doy cuenta de esto, comienzo a batirlas para dejar de tocar el suelo en menos de un segundo. Aún estamos a menos de un metro de altura, pero Lucy aprieta su agarre en gran medida, además de sostenerse también con sus piernas, que rodean mi torso de la misma forma que la primera vez. La situación es bastante diferente, pero igual me hace recordar todos los momentos en que logró subirme el ánimo cuando creí que todo estaba perdido, cuando comenzaba a olvidar lo que era ser feliz.

Con esta cercanía puedo escuchar el latido de su corazón, el cual se acelera al mismo tiempo que ascendemos. Por ahora voy lento, pero en pocos segundos eso va a cambiar.

—¿N-no estamos muy alto? — tartamudea cuando mira hacia abajo, es cierto, hace bastante sobrepasamos el edificio más alto de la ciudad.

—Esa es la idea— ensancho mi sonrisa un momento antes de detenerme y que comencemos a caer en picada.

Ella parece querer decir algo, pero se calla de golpe cuando siente la caída, abriendo los ojos de par en par. Puede que Lucy no lo sepa, pero lo tengo todo fríamente calculado. Nos dejo caer por varios segundos hasta que estamos a pocos metros del suelo para retomar el vuelo cuando despliego mis alas rápidamente y comienzo a batirlas a gran velocidad.

Ella deja escapar una risa algo nerviosa, pero puedo notar que no tiene miedo, lo está disfrutando. Solo con eso diría que todo valió la pena, pero quiero asegurarme de que no olvide esto nunca.

El sonido del viento es fuerte, así que, antes de hablar, me acerco a su oído para asegurarme de que escuche.

—Estira los brazos— le indico, y ella duda por algunos segundos. Después comienza a soltarse, pero se arrepiente a mitad de camino. —Solo hazlo, prometo que no te dejaré caer por nada del mundo— le doy una sonrisa tranquilizadora mientras cambio de dirección para esquivar la punta de un árbol, ya no estamos sobre la ciudad.

Sus manos tiemblan un poco, sin embargo, esta vez sí se suelta luego de algunos segundos, también se relaja considerablemente una vez que comprueba que no le pasará nada.

Y así pasan lo que pudieron ser horas, pero siento como si fueran pocos minutos. Normalmente me canso luego de un rato, pero esta vez tengo tanta energía que creo que podría seguir así hasta el amanecer, este momento es simplemente perfecto en todo sentido.