22. Oportunidad

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Natsu

Intento ver algo en ese lugar, al menos sentirlo, lo que sea, sin embargo, en el fondo sé que es inútil.

—Está bien— asiento luego de algunos momentos. Duele un poco hablar debido a que mi garganta está algo lastimada por el momento en que Laxus me estaba ahorcando, pero es algo soportable.

—Ella quiere que repitas a todos lo que me dijiste antes— dice Gray después de un corto silencio. —Querías explicarte, esta es tu oportunidad.

Estoy temblando como gelatina, y siento como si tuviera un agujero en el estómago. Cierro los ojos y respiro profundo en un intento no muy funcional por calmarme antes de comenzar a hablar.

—¿Quieren conocer la verdad? Bien, ahora la escucharán—. Entonces lo suelto todo. No solo lo que le había dicho a Gray, les hablo de lo que pasó ese día, lo que sentí ese tiempo que estuve encerrado, lo de Tártaros, la razón por la que Zeref nos creó, la aparición de Lucy en mi vida y el por qué le pedí a Gray que me matara. Las palabras salen sin que pueda controlarlas una vez que abro la boca.

Mientras hablo, nadie se atreve a interrumpir y yo no levanto la cabeza ni un momento, tampoco ahora. En cuanto termino, el lugar se llena de murmullos, algunos de los cuales no alcanzo a comprender, pero la conclusión que obtengo es que la mayoría de ellos no cree una sola de las palabras que he dicho.

Todos se callan de un momento a otro, e inmediatamente comprendo que Mavis debió callarlos. Pasan algunos segundos hasta que escucho la voz de Gray una vez más.

—La primera dice que hables sobre lo que pasó esta tarde, sobre la muerte del anciano.

Asiento con la cabeza mientras intento ordenar las ideas en mi mente.

—Cuando supe que Zeref venía, estaba desesperado. Así que pensé en hacer una tregua entre Tártaros y Fairy tail, por supuesto, pensando que los otros demonios me escucharían— hago una pausa, recordando el momento en el que me traicionaron. —Makarov ni siquiera consideró mi oferta. Me pidió que me fuera lejos para nunca volver, y cuando me quitó la marca de Fairy tail, yo... — trago duro antes de continuar. —Sentí como si hubiera arrancado una parte de mí, dejé de sentir ese aprecio que siempre le tuve al gremio en el fondo y ya no quise luchar más contra la oscuridad en mi interior. Permití que el odio me controlara por completo y terminé haciendo lo que hice.

Ahora que lo pienso, y después de haberlo dicho en voz alta, me doy cuenta de que no he hecho más que cometer un error tras otro... no, mi sola existencia es un error. Todos estarían mejor sin mí, en especial Lucy. Debí haberla alejado lo más posible desde el comienzo.

En esta ocasión, las protestas son considerablemente más ruidosas y agresivas. Soy consciente de que lo que hice no está justificado, así que no me voy a molestar en dar una disculpa que no será capaz de enmendar nada en lo más mínimo.

Una vez más, todos se callan de golpe. Supongo que esto se debe de nuevo a Mavis. Por la expresión que tiene Gray mientras mira ese punto en el que no logro ver nada, sé que ella no debe estar diciendo nada bueno.

—¿En serio lo consideras, primera? — al cabo de algunos segundos, Cana interviene. No me pasan desapercibidas las quemaduras leves en sus brazos. Debió hacérselas en el incendio, recuerdo que fue una de las últimas en salir. —Él mismo lo dijo, perdió el control en ese momento. No sabemos en qué momento pueda volver a pasar— hace una pausa, dándole un largo trago a una botella que lleva en la mano. —Además, ya ni siquiera es parte del gremio. Yo digo que destruyamos ese libro para ver si es real, y si decía la verdad, tal vez tenga el perdón en la otra vida.

Sé que nunca fui muy cercano a Cana, pero eso no hace menos hirientes sus palabras y, sobre todo, me duele que la mayor parte de los presentes parecen estar totalmente de acuerdo con lo que dice.

El Regreso Del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora