El Regreso Del Demonio

16. Miedo

Natsu

Todo deja de importarme.

El dolor sigue presente, y no ha sido disminuido en lo más mínimo, pero deja de ser relevante en absoluto de un momento para otro, cuando siento que mi corazón se detiene.

No me atrevo a mirar en su dirección, pero estoy seguro de que el fuego alcanzó a golpear a Lucy. No podría sentirme más culpable. Esto es mi culpa, si tan solo supiera controlarme, esto no hubiera pasado.

—Lo siento... — me disculpo con la voz temblorosa, pero ni siquiera me atrevo a darle la cara, porque sé que entonces se derramarán las lágrimas que intento contener, y no quiero que me vea así, no quiero que me perdone por lástima. —No sabes cómo lo siento.

Doy varios pasos en dirección opuesta a ella, pero me sigue, e intenta decirme algo que no me esfuerzo en comprender. Sé que dentro de poco habrá otra ráfaga de fuego que no podré detener, ahora debo poner la mayor distancia posible entre Lucy y yo.

Estiro mis alas, esta vez voluntariamente, y me impulso para emprender un vuelo sin rumbo fijo, todo lo que planeo por ahora es alejarme lo más que pueda para no terminar dañando a nadie más.

No tardo más de un minuto en salir de la ciudad. Tenía pensado seguir, pero una vez más el dolor se intensifica, haciendo que pierda el equilibrio y caiga. Por fortuna, parece que no hay nadie por aquí, pero de igual forma no me puedo relajar mientras no consiga apagar el fuego que emana de mí.

Veo alrededor, descubriendo la entrada de una cueva a pocos pasos de distancia. Ese lugar estará bien por ahora.

Tardo más o menos medio minuto en comprobar que no hay ningún animal en el interior del reducido espacio, entonces puedo relajarme por completo, dejándome caer de rodillas.

Mi respiración sigue bastante agitada, pero consigo controlarla un poco luego de dejar que las llamas hagan lo que se les antoje, ya no tengo la fuerza ni el ánimo para seguir conteniéndome. Lo único que quería era proteger a Lucy, pero terminé lastimándola, en verdad no sirvo para nada.

No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, pero siento que ha sido una eternidad y todo sigue sin cambios, lo cual comienza a preocuparme. Una y otra vez intento apagar el fuego, pero no tengo éxito alguno, es más, creo que ahora es mayor al que había al comienzo.

—Vamos, Natsu, contrólate. Puedes hacerlo— me repito varias veces en voz alta, apretando mi cabeza con mis manos. Sin embargo, mis intentos por auto-convencerme no podrían ser más inútiles.

De repente, siento un olor que me es muy familiar, y hace que me obligue a ponerme de pie, quiero salir corriendo, pero no hay camino por el que pueda escapar cuando consigo ver la silueta de Lucy en la entrada.

—No te acerques, por favor solo ve con Happy y déjenme aquí— intento sonar seguro, pero fracaso de forma colosal, sé que eso ha sonado como una súplica insegura.

—No voy a ir a ninguna parte sin ti. Natsu, solo cálmate un poco y ven, ¿está bien? — Ella da un paso hacia adelante, pero yo retrocedo dos. No puedo creer que esté diciendo esto después de lo que pasó.

—Lucy, por favor, es por tu bien y el de todos los demás. No hagas esto más difícil de lo que ya es— debo tragar duro antes de continuar. —Dije que te protegería, pero lo único que es un verdadero peligro para ti soy yo. En ese momento mis llamas te golpearon, estoy seguro de ello, no intentes negarlo. No puedes seguir conmigo después de eso—. Me duele pronunciar cada palabra, pero me obligo a seguir. —Lo último que querría hacer es lastimarte de cualquier forma, pero terminé haciéndolo.

—No voy a negarlo, porque es cierto que el fuego me alcanzó en ese momento—. Lo sabía, el último rastro de duda se ha esfumado con ella aceptándolo. Siento que mis ojos se cristalizan, pero no me permito derramar una sola lágrima. —Pero...— una vez más se acerca. Trato de retroceder aún más, pero termino tropezando con esta estúpida e inservible cola, y cayendo al suelo. —La verdad es que no me hiciste ningún daño.