El Regreso Del Demonio

8. Pensé que no volvería a verte

Natsu

Lo único que sé es que todo se puso negro después de un destello de luz. No tengo idea de cuánto estuve inconsciente, pero en cuanto comienzo a despertar me doy cuenta de que estoy sentado, probablemente recostado contra un muro, además que la incomodidad en mi espalda me indica que mis alas han vuelto a aparecer, estoy en forma de etherias.

De repente siento algo fuera de lugar, algo duro y frío tanto en mis muñecas como en mis tobillos. Los párpados me pesan, pero me esfuerzo para abrir los ojos lo más rápido que puedo. En cuanto lo hago me quedo completamente paralizado.

Cadenas... estoy atado con cadenas en lo que parece ser un calabozo. Esto no me preocuparía de no ser porque no siento nada de magia, de inmediato siento que mi corazón se detiene por pensar en lo peor.

—No... no otra vez... ¿Por qué? ¿Qué es lo que hice mal? — mi voz es apenas un susurro inestable y un temblor se apodera de todo mi cuerpo.

Llevo las manos a la cabeza y tiro de mi cabello con desesperación. Comienzo a sentir un leve ardor en los ojos, y sé que estoy a punto de ponerme a llorar, aunque no lo quiera.

¿Y si estaba equivocado? ¿Y si nada de eso pasó realmente? En el fondo sentía que todo era demasiado bueno para ser verdad, supongo que tenía razón.

—Happy... Lucy...— mi vista se empaña y mi labio inferior no deja de temblar mientras una lágrima se derrama.

Todo se acabó, no saldré nunca de este lugar. Fui demasiado ingenuo al pensar que sería tan simple. Parece que lo que tanto temía resultó ser verdad.

Sin tener nada más que hacer, me aovillo en mi lugar y seco las lágrimas con el dorso de la mano. ¿Por qué me está afectando tanto esta vez?

No sé cuánto tiempo ha pasado, en algún momento perdí la noción del tiempo, pero de repente escucho algo, una voz que no podría confundir nunca y atrae todos mis sentidos. Al comienzo creo que es mi imaginación, pero esto se acaba cuando vuelvo a escucharla, a Lucy.

—¿Lucy? — la llamo en el máximo volumen que me da mi garganta en este momento, que no es mucho.

—¿Natsu? ¿Eres tú? — pregunta con un tono ansioso, parece que viene del otro lado del muro a mi izquierda. Ahora que detallo mejor el entorno, esto no es como el lugar en el que estuve atrapado por tanto tiempo, esta celda es más grande, y en lugar de un espejo hay una reja que impide salir al pasillo que hay en frente.

—Sí, estoy aquí ¿Te encuentras bien? — con cada palabra que escucho me convenzo más de que esto es real, y nada podría hacerme más feliz. —¿Qué pasó? Solo recuerdo un destello y luego desperté aquí.

—Estoy bien, pero por alguna razón no puedo llamar a mis espíritus. Antes, inmediatamente después de que abriste esa puerta recibiste un ataque directo de un grupo de magos que atacaron al mismo tiempo, saliste volando hacia atrás, inconsciente. No pudimos hacer nada con Happy, eran demasiados.

En cuanto lo menciona se enciende una alarma en mi interior.

—¿Dónde está Happy? — no podría perdonarme si algo le pasa mientras yo esté cerca. Su silencio se prolonga más de lo necesario, y eso me preocupa. —Lucy, ¿Qué pasó con Happy? — repito, angustiado.

—No lo sé. Lo siento, Natsu, lo último que vi de él fue que lo habían capturado. No tengo idea de lo que hayan hecho con él después.

Al escuchar esas palabras comienzan a llenarme la frustración y la ira, ¿cómo es que no pude hacer nada?

Por otro lado, tiene que haber una forma de salir de aquí, debo encontrarla lo antes posible para recuperar a Happy y darles una paliza a los que causaron esto. Miro alrededor algo que pueda ayudar a salir, pero no encuentro nada. En eso, escucho pasos acercarse, son tres personas, y alcanzo a reconocer el aroma de una de ellas, en cuanto consigo verlos recuerdo a la perfección.