Feliz cumpleaños

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Con el paso de las semanas acabé enterándome que Raquel me estaba preparando una sorpresa, sin embargo aún no tengo idea que será pero viniendo de ella se puede esperar cualquier cosa.

- ¡Feliz cumpleaños!

Las tres mujeres de mi vida me despertaron llevándome el desayuno a la cama, por el medio día fuimos a almorzar a mi restaurante favorito y pasamos el resto de la tarde viendo una película en la sala, todos juntos.

- He logrado que Amelia se durmiese.. -me dice Raquel, mientras entra al baño de la habitación y abre la ducha. -no veo la hora de meterme bajo el agua y relajarme un rato.

- ¿Sabes qué? -dije, acercándome a ella. -Que yo no me he duchado aún..

Me miró deseosa. Con la ayuda de mis dedos ágiles retiré su camisa y su falda rápidamente.

- ¿Tu no aprendes más, cierto? -me dijo, intentando zafarse de mis brazos, que rodeaban su cintura.

- ¿Qué? Yo sólo quiero ayudar.. -dije, alzándola en brazos y entrando con ella a la ducha, donde tuve que quitarme lo que restaba de mi ropa.

Cogió mis manos y las puso en su pecho. Ese que es tan suave y que tantas veces acaricié. Las gotas de agua recorrían sus pequeños pezones rosados invitándome a que bebiera de ellos.

Me embriagaba su piel y solo quería pasar mis labios y mi cara por aquel cuerpo que tanto había anhelado.

Su pelo mojado se negaba a abandonar su rostro, lo apartaba con mis dedos para besarla. La acerqué a mí y me guió hasta su centro cálido y húmedo.

Deseaba entrar, bañarme en mi mujer y llenarla de placer y cuando lo hice vi como sus ojos se enrojecían, su boca se abría y su respiración parecía pedir más.

Apretaba mis brazos con fuerza y se resbalaban sus pies al pisar el suelo de la bañera.

Me gustaba verla así. Tenía todo el tiempo del mundo para hacerla disfrutar, para oírla jadear, gritar mi nombre. Apretaba sus muslos que querían escaparse y llegaba a su clítoris rodeándola por detrás con mi brazo. Su espalda contra la pared sin escapatoria parecía jugar a mi favor.

Quería besarme y notaba su lengua en mi cuello. Baje poco a poco lamiendo su vientre y puso una de sus piernas sobre mi hombro. Me tiraba del pelo mientras me indicaba cómo le gustaban mis movimientos.

Cada vez sus manos apretaban de forma más poderosa mi cabeza y al mirar hacia arriba vi un cuerpo perfectamente dibujado, contoneándose en un vaivén.

Parecía llegar al final, cerró los ojos con fuerza, gritó mi nombre y se derramo conmigo en su interior, cómo hace mucho tiempo lo hace.

Vi su sonrisa de satisfacción y la besé, volviendo al gusto de sus labios.

- Más vale que te hayas relajado porque desde que nació Amelia no hemos tenido mucho tiempo juntos.. -dije, haciéndola recordar las pocas noches en las que podíamos estar juntos.

- Ahora sí, necesito un baño. -me respondió, cambiando de tema.

- Claro..

Acabamos de ducharnos, salimos y nos cambiamos de ropa.

-

Hacía mucho tiempo que Sergio y yo no teníamos algo tan.. intimo.
Entre una cosa y otra siempre oíamos a Amelia llorar o pedir por alguno de los dos.

Estaban por llegar nuestros amigos, con quienes celebraríamos a todo pulmón el cumpleaños de Sergio.

Me puse un vestido bordó que alcanzaba mis rodillas y era apretado a la cintura, remarcando mis curvas.
Unas sandalias negras de tacón alto y el cabello ondulado cayendo por mis hombros, algo que sé que a Sergio le gusta.

Salí de la habitación y vi a Paula en un fracasado intento de ponerle los zapatos a su hermana, quien se rehusaba a ponérselos.

En eso el timbre de la entrada empezó a sonar desesperadamente, sabía que era Denver por el ritmo que usaba al tocarlo.

- Déjamelo a mi cariño.. -le decía a Paula mientras cogía los zapatos. -Ve a abrirle a tus tíos.

Paula se fue de mi vista y volvió, intentando zafarse de los brazos de Denver, que la abrazaba con cariño.

- Deja a mi hija que me la vas a asfixiar.. -le digo riendo mientras me acerco a abrazarle. -¿Cómo vas?

- Pos muy bien, cómo siempre. ¿El Profesor?

- No le he visto salir así que supondría que en el cuarto.

- Vale.. -decía mientras caminaba de espaldas por el pasillo. -Monica está en la entrada con Tokio y Rio, creo que querían hablar contigo!

- ¡Vale!

Acabé de arreglar a Amelia y la dejé en el suelo, caminando de la mano con su hermana. Se dirigían a la sala, donde pusimos un tapete muy grande y divertido para que juegue y, además, se entretenga Agustín, el hijo de Monica y Denver.

Me quedé hablando con nuestros amigos en la sala, observando a los niños jugar. Les venía comentando de las sorpresas que había preparado para Sergio, que hasta ahora sólo Nairobi sabía aunque no esté presente. De hecho, es el primer cumpleaños en el que se ausenta.

Siento a Sergio venir por detrás y acariciarme los hombros, apretándome fuerte.

- Estás divina.. ¡Qué tal, amigos míos!

Uno por uno se fueron levantando, felicitándolo por su cumpleaños.

- ¿Qué os parece si pasáis a la mesa? -sugerí. -Que hay hambre!

Cenamos en compañía, carnes al horno para nosotros y a los niños les preparamos pastas, sus preferidas. Helsinki nos había venido a visitar después de mucho tiempo y con muchas historias nuevas, así que estuvo entretenido.

- Bien.. -me levanté de la silla, con la intención de hablar. -No voy a recitar un gran discurso cómo Sergio lo hace conmigo. -Se rió de mi. -Pero tengo dos cosas que darte, no quiero decir que te importe lo material pero te van a gustar mucho.

Caminé hasta un armario blanco que tenemos en la sala, donde guardamos cosas que no solemos usar. Abrí la primera puerta y saqué una bolsa roja.

Volví a la mesa y la abrí, sacando de ella dos batas blancas con nuestras iniciales.

- Parece más un regalo de aniversario, pero no estaba segura que darte. Eres.. un hombre complicado. -dije mientras nos reíamos. Él abrió su bata para verla, y se topó con la sorpresa de que algo cayó.

Un pequeño bóxer de pijama color blanco, con algunos detalles en verde.

- Esto.. -dijo, levantándolo para mostrarme. -Es muy cruel.

Todos nos reímos, incluso Paula, que poco entendía la indirecta para su padre.

- A ver si ya dejas esos pijamas horrorosos..

Tocaron el timbre, Sergio quedó inmóvil, no faltaba nadie allí y a estas horas nadie toca la puerta.

- Y allí está mi segunda sorpresa..

Continuará..

Nada calculado [La Casa de Papel Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora