Toda la vida

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Desperté temprano. No había dormido mucho y permanecíamos en la misma posición, aunque Raquel estaba aún más sobre mi.
Intenté moverla sin despertarla pero fue en vano, lo hizo en cuanto moví un poco sus brazos y se acomodó apretándome más fuerte.

- No te muevas, hace frío.

Me causó una ternura inmensa, verla ahí aferrada a mi era suficiente para matarme de amor.

Pasé mi brazo por si cintura y la levanté, llevándonos hasta el cuarto. La tumbé en la cama y la tapé con el edredón. Yo no lo hice, debía ducharme y salir.

Cuando me empecé a vestir la notaba, sentía su mirada clavada en mi cuello y cómo si no hubiera notado nada, me di la vuelta y le sonreí.

- ¿Vas a salir?

- Me han llamado de la compañía. Bueno, aún no te eh explicado eso pero cuando vuelva lo haré, no te preocupes.

- ¿No puede ser en otro momento? Ahora que estamos juntos..

- Amor, tendremos toda la vida, te lo prometo. Esta mañana no es nada, además te traeré buenas noticias, ya verás.

- Pero..

- Pero nada. Será rápido, es más, te llamaré cuando salga así te vistes. Pasaré por ti y vamos a desayunar, ¿estamos?

- Estamos. —me sonrió.

Salí de casa, estaba lloviendo fuertemente pero de todos modos me dirigí a la compañía. Es un lugar no muy grande que fundé con Nairobi el año pasado, con el fin de ayudar a las mujeres abusadas. Anteriormente no había ninguno así que es el único en Palawan. Lo hicimos pensando en ella y en todas las mujeres que sufren y no tienen donde hablar, vale decir que la policía no suele ayudar mucho.

Al llegar me encontré con uno de los empleados, Daniel, quién se encarga del sistema de seguridad. Al parecer las cámaras estaban fallando y las alarmas no se quedaban atrás.

- Intenté comunicarme con Rio pero no me ha cogido la llamada. —Informó Daniel.

- Creo que estaría ocupado hoy, puede ser eso. Pero.. veré si puedo hablar con él. De todos modos ¿No hay nada que hacer?

- He llamado al técnico y dijo que las cámaras están bloqueadas y recomienda cambiarlas.

- No las vamos a cambiar. Hablaré hoy mismo con Rio para que las vea. Mientras tanto mantén la compañía cerrada e informa a mi secretaria sobre todo. Dile que cualquier problema me llame.

- Claro.. permiso. —se retiró y me fui de allí. Llamé a Rio en el camino y quedamos en verlas por la noche y luego ir a cenar.

Llegué a casa empapado por la lluvia, fui hasta el cuarto y la vi tumbada en la cama, viendo una película en la tele.

- ¿Tan rápido? ¿No que me ibas a llamar?

- Está lloviendo fuerte, —empecé a hablar mientras me desvestía. —no sé si quieras salir igual. Además no ha..

- ¿Qué te ha salido mal ahora? —interrumpió, con una cara obvia, mientras apagaba el tele.

- Están bloqueadas las cámaras, Rio irá a verlas por la noche y luego iremos a cenar. Tokio irá también, podrías venir.

- Así cómo.. salir en parejas luego de revisar el trabajo. —me hizo una mueca, demostrando su disconformidad.

- Bueno, si no quieres no vamos. No pasa nada.

- Iremos, que no te quede duda. Pienso pasar cada día contigo aquí porque en unos días se acaba y debo volver a España.

- Debemos, querrás decir.

- Sergio..

- Shh, volveremos los dos. —Estaba solamente con el bóxer, me tumbe a su lado y me quedé observándola por unos segundos.

- ¿Qué? —se rió y me quedé serio, estaba pensando bien que decir hasta que me atreví a hacerlo.

- Cásate conmigo.

Me miró confundida, su semblante cambió e intentaba formar las palabras adecuadas pero de sus labios no salía nada.

- Sergio, yo.. sí. Claro que acepto casarme contigo.

- Que bueno, así tendré una excusa para decirte lo hermosa que eres y cuanto te amo todos los días de mi vida. —dejé un sello en sus labios y salí de la habitación, sin dejarla decir nada más.

Sergio me propuso matrimonio, así sin más. Sin idas ni vueltas. Y yo acepté.

No sé cuando, donde o cómo nos vamos a casar aún pero lo que sé es que estoy feliz, muy feliz.

Es el amor de mi vida, el hombre con quien quiero envejecer. Quien ha estado en todos mis altos y bajos y a quien quiero cómo acompañante de por vida.

Pasamos lo que quedaba del día mirando películas, comiendo y disfrutando de la playa que hay detrás de su casa o, mejor dicho, nuestra casa.

Llegó la noche y habíamos quedado con Tokio y Rio para cenar.
Me puse un vestido negro un poco suelto que alcanzaba mis rodillas, unos tacones del mismo color e hice un maquillaje sencillo.

- Estás hermosa. —me dijo Sergio, en cuanto me vió aparecer en el vestíbulo de la casa. —¿Vamos?

- Vamos. —tomé su mano y salimos en dirección al restaurante.

Al llegar y preguntar en recepción por nuestra mesa, unas voces nos llamaron desde dentro y, en el lugar libre al fondo del restaurante, nos encontramos a los chicos ya sentados en la mesa.

- ¡Inspectora! Que bella se ha puesto hoy.. —se levantó a saludarme, mientras Sergio lo hacía con Rio.

- Tu también lo estás. —Sonreí. Ella llevaba un vestido ajustado al cuerpo de un color rosa muy claro que resaltaba su pequeña cintura.

- Sentaros.. —indicó Rio, moviendo su mano para señalar nuestras sillas.

Sergio me movió la silla hacia atrás para que me siente, como todo un caballero. Nos quedamos allí hablando un rato mientras ojeábamos la carta y decidíamos que comer.

Optamos por una lasaña que era suficientemente grande para los cuatro.
Estábamos comiendo, en paz, mientras hablábamos y reíamos cómo si hace años nos cociésemos. Hasta que, en un impulso, me moví hacia el lado y vomité, llevándome así las miradas de muchos.

Continuará..

Está horrible, perdón. Estoy perdiendo la imaginación..

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Nada calculado [La Casa de Papel Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora