Capítulo 19

17 0 1
                                    

Sólo en los momentos tranquilos, tan estáticos que hacen creer que el tiempo ha dejado de correr, podemos pensar en lo rápido que éste ha pasado hasta ese minuto en que nos paramos a meditarlo. El tiempo se nos escapa mientras no nos damos cuenta, al parecer ésto un requisito para que se vaya en un parpadeo, que no nos demos cuenta.

La pequeña figura de porcelana estaba recostada sobre mi pecho y cubierta por la espuma aromática; desde mi ángulo el olor de su cabello junto con la vista de parte de su rostro llegaban a mí, quise descifrar lo que su expresión pudiera decirme ¿estaba en paz, sufriendo en silencio o agotada? ¿Estaría pensando en el tiempo al igual que yo dejando inundar sus oídos por el apenas perceptible latido del segundero en algún reloj cercano? ¿O pensando en mí así como yo estaba pensando en ella?

Tan solo imaginar que Pauline podría estar pensando en mí desencadenó una serie de explosiones eléctricas a lo largo de mí y éstas se intensificaban en mi estómago. Era un niño imbécil inexperto enamorado por primera vez (nunca es tarde para ello) ¿pero qué podría pensar en realidad? Demasiado contenido mental que no empezaba a comprender.

-¿Qué estás pensando justo ahora?- las palabras de mi mente salieron de su boca tomándome por sorpresa, el agua tibia se removió en ondas consecuencia del movimiento de Pauline para encontrar mi mirada y mis labios balbuceaban inteligibles -¿Estás pensando algo que te confunde cierto? Es ese tipo de expresión- 'demonios, ¿sí?' afirmó asintiendo a la respuesta que ni siquiera dije en voz audible -Me siento confundido como lo estaría un niño en un entierro de un pariente lejano, el niño no entiende la muerte pero yo no entiendo el amor-.

***

Otro callejón, otro contratiempo, ningún rastro de la adolescente pelirroja plasmada en la fotografía vieja que se alzaba en el pizarrón en aquella estación policial. Ciertamente el porcentaje de éxito del equipo de investigación no era de 100% sin embargo ese caso específico causaba una especie de lástima colectiva; no había siquiera alguien a quién dar la trágica noticia o una sola llamada de algún conocido que de pronto se preguntó dónde podría estar la chica pequeña escuálida de mejillas rosadas, descuidada apariencia pero cálido corazón.

Todo el caso parecía ser cubierto por un velo denso de misterio frío.

-... Ya sé que está fuera de nuestra jurisdicción, señor ... -

-... No hay ningún rastro, las autoridades de todo el estado fueron avisadas pero si nuestras sospechas son ciertas ni siquiera está en el país... -

-... Pues contacte al FBI o a quien carajos se encargue de estas cosas... -

-Disculpe, señor, sí señor, esperaré su respuesta señor... -

El hombre caucásico de cerca de cuarenta años restregó con una mano su rostro abrumado 'es tan sólo una niña seguía repitiendo en su mente', su placa presumía su rango y su apellido: Anderson.

Problema Anderson

***

Olía a flores a causa de las bombas de baño y mi cabello aún estaba húmedo después de restregarlo con una toalla, colocaba un ungüento sobre rasguños en mi cara y veía mi reflejo sobre el espejo semi empañado del baño para, éste reflejo comenzó a temblar frente a mí a causa del cansancio y el hambre acumulados pero el aroma de la cocina llegaba desde la planta baja anunciando el fin de mi martirio. Pauline y yo comeríamos una buena cena, dormiríamos en una buena cama y por primera vez en mucho tiempo volveríamos a estar en paz.

Lienzos CarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora