Capítulo 04. (Patrick)

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Patrick Cardoza Montaner (Sí, como el cantante)
16 Años.
Ojos marrones.
Estatura pequeña.
Nariz aguileña.
Ama cantar sobre las mesas y jugar con su cigarro a vapor.
Hijo de los dueño de la tienda de ropa "Patrick"
Tienda muy famosa (Eso dice su padre)

Mis pensamientos son globos llenos de agua en tiempo de carnaval. Tienes suerte si no te topas con ellos.

A diferencia del resto de mi grupo, que debes seguir un mapa del tesoro completo paso a paso para encontrar la llave que los empuje a expresar todo aquello que esconden, yo solo lo digo. Diáfano como un diamante, puedes ver a través de mí sin ningún problema. El único inconveniente, es que por momentos piensan que las cosas que hago son para llamar la atención. Sin embargo, no es así. Si una canción me apasiona, la canto. Hasta que Anhia me diga «¡Basta, estoy hasta la puta madre!» Muy intensa la niña, pero es mi familia. "Prima", como la suelo llamar.

No canto muy bien el inglés. Incluso, solo murmullo cuando canto canciones en ese idioma, pero me divierto y es algo que nadie puede negar.

-Patrick ¡Atento! Debes darle una buena impresión a los clientes -reniega mamá algo molesta.

Cuando cumplí los dieciséis, decidí que era tiempo de convertirme independiente económicamente.
Mis caprichos no se pagarán solos, sin nombrar el dinero que le meto a mis juegos de aventura. Meto más dinero a juegos que mi aparato reproductor a vaginas. Pero no debo dejar que alguien lo note, cada grupo tiene su muchacho conquistador y ese aquí, soy yo. Aunque, para ser sincero, nunca he tenido una relación como las que se dicen que van enserio. Pura palabrita, puro teclado, relaciones de semanas y ahí muere. Sin embargo, tengo que confesarlo, hay una niña. Una con la que últimamente Anhia me ha empezado a vincular: MARGOT.
Es parte del equipo Random, pero recién nuestra amistad ha ido floreciendo. No diré que está rica como para tenerla de agarre, porque no lo está. Es pequeñita y parece un tamal envuelto (un tamal demasiado tierno) y en cuando a belleza física, es hermosa. Su cabello intermedio e indeciso que no es lacio ni rizado. Su sonrisa inocente que es inminente al presenciar sus ojos achinarse, me encanta. Este sentimiento es nuevo en mí. ¡Si hasta me sudan las manos!
Me volveré loco.

Hace unos meses, terminé trabajando en la tienda de mis padres.
Y de hecho me pagan demasiado...

Demasiado Miserable

-¿Busca algo? -interrogo con una gran sonrisa

-Ammm. ¿Algo que me puedas recomendar?

-Sus ojos.

-¿Mis ojos?

La clienta esboza es su rostro una mueca de curiosidad. Lucía de aproximadamente unos diecinueve años, hasta me atrevería a decir que mostraba una edad menor.

-Sus ojos... son hermosos. Me recuerdan a un vestido que observé por acá, acompañeme. Estoy seguro que resalta esa hermosa sonrisa que usted regala. Y por el precio ni se preocupe -La guío al apartado de vestidos-. En tiendas Patrick tenemos los mejores y más bajos precios.

Camino hacia el perchero del cual colgaban diversos vestidos y escojo uno al azar. Lo desprendo de su colgador y se lo muestro a la señorita. Para mi gusto, está muy alta, o yo muy pequeño.

-Está bien, me lo probaré

-Claro que sí, esperaré acá.

Entra al probador y cierra la cortina color verde con un fuerza abismal. Mientras yo ruego que un viento la mueva de su lugar.
Instintos de hombre, supongo.

-¿Y usted sabe por qué la tienda se llama "Patrick"? ¿es acaso el nombre del dueño?

-No. Es el nombre de su último hijo.

-¿Usted lo conoce?¿cuántos años tiene?

-Tiene dieciséis, pero si lo vé, pensará que tiene 20 -miento.

-¿Es guapo?

-Es un papasito, guapísimo, bellísimo.

-¿Tanto así?

-¡Ni se imagina!

La clienta sale del vestíbulo y sonríe no muy convencida.

-¿Qué tal me veo? -pregunta en busca de una opinión sincera.

-Hermosa. ¿Lo vé? ¡Já! ¡yo jamás me equivoco!

El color no quedaba para nada con su tono de piel, pero tengo que vender, si no lo hago, me descuentan. Incluso, hasta pueden llegar a despedirme, ser el hijo de los dueño no me pone corona. Como siempre dice mi madre «Aquí no hay bara»

¿A poco creían que los vendedores piensas en cómo se ven cuando les venden algo?

Na, na, na. Déjenme decirles que han vivido engañados.

Un buen comerciante siempre tratará de persuadirte para que tu mente crea que el producto que está vendiendo, es perfecto para ti. Te convencerá tanto, que creerás que está hecho especialmente para ti y terminarás comprándolo.

-Mmm. ¡Me lo llevo! -responde satisfecha.

-Un gusto. Puede llevar el producto a la caja, ahí se lo cobrarán. ¡Vuelva pronto!

-El gusto es mío.

Se aleja, sus caderas se menean al ritmo de The Beatles. Mi mamá ama decorar musicalmente el ambiente de la tienda con clásicos musicales que, pocas veces, la juventud que frecuenta la tienda, entiende.

-Buenas tardes. ¿Pantalones?

-Por supuesto que... ¡oh, Dios mío! ¡esas caderas! ¡tengo los perfectos para usted!

Runnin' up a check with no limit
Poppin' on X, poppin' on X
Poppin' on X, pills

-Disculpe, es mi teléfono, me acaba de llegar un mensaje...

Got a new car, got a new bitch
And I got a new deal

-No se preocupe, puedo esperar.

Desbloqueo el celular rápidamente. Saben que estoy trabajando e interrumpen mi labor.

¡Qué desconsideración! en un solo minuto pueden hacer que pierda la concentración, la fluidez y por lo tanto, a un cliente.

Hoy iremos a la misa que se hará antes del viaje y después...
¡No te vayas a olvidar!
Hijodeputa.
-Anhia.

«Estaré presente» contesto.

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