Capítulo 20 (Javier).

53 11 8
                                    


La real academia española define a la resignación como la entrega voluntaria que alguien hace de sí poniéndose en las manos y voluntad de otra persona. Me he resignado al hecho de que Anhia no corresponda mis sentimientos puros y evidentes. Ante su presente rechazo, he tenido un buen desenvolvimiento. Me siento bien, creo que tenerla como amiga es mejor que no tenerla. ¿Es resignación como se debe denominar a mi actitud?

Siento que estas horas separados pueden servir para tomar la drástica decisión. Puedo bajarme de aquí amándola y poniéndome a sus pies, o puedo también, ser aquel amigo que no busca más que una intención de fraternidad. Algo sí me queda claro, y es que a veces no hacemos lo que queremos y deseamos porque sabemos que es incorrecto, sabemos que está mal. Querer a Anhia está mal. Enamorarme de esa niña es un autogol, no debo perder ante este sentimiento consiente e imprudente, está en apuesta mi dignidad.

—¡Muchachos, es momento de bajar para cenar! —anuncia el profesor Rosales.

Patrick y Alex despiertan. Hemos tenido que sentarnos en los últimos asientos del carro para poder ir juntos. Aunque, estos dos por momentos me convierten en un fantasma, presente pero invisible.

—Puta que he tenido un sueño...

—Seguro has soñado con Julieta. Ya me imagino esos sueños húmedos —bromea Patrick—. Tranquilo que ya verás a la mujer.

Nos ponemos de pie y caminamos hacia la salida. Esperamos a que todos los de las otras aulas bajen, siendo los último. Pocas caras conocidas se reflejan en mis pupilas. Todos desconocidos para mí. Solo interactúo en el colegio con los chicos del salón. Eso es algo que Anhia siempre me enfatiza. Según su opinión, debo socializar más.

—Eres una chucha —digo—. Mas bien ha de andar bien mojadito y pegajoso —bromeo.

—Calla cagada —contesta.

Al bajar, nos encontramos con Cata, Margot, Julieta, Anhia y Jenny. Todas usan pantalón jean con una chompa encima. Cada una con diseño diferente, pero con el mismo estilo. Los cabellos locos de Margot la delatan, ha estado durmiendo, lo cual no tiene nada de malo. Es más, nos sorprendería si es que no hubiera dormido. Cuando toca hacer trabajo escolar en su casa, llegamos y aún no esta despierta. Tenemos que esperar a que se levante para comenzar. Si debo definirla con el nombre de un animal, definitivamente sería un oso perezoso.

Julieta corre a los brazos de Alex y pregunta al oído algo que no puedo escuchar. Por lo contrario, Margot y Patrick lucen avergonzados, incluso ni siquiera se miran. Sospecho que algo ha sucedido ayer en la noche. Espero me lo cuente pronto, no es que sea chismoso, claro que no, es que necesito saber de mi amigo, ¡necesito saber a cerca de su historia de amor! Creo que es normal, todos vemos las historias amorosas de nuestros mejores amigos como una novela VIP para aquellos que somos cercanos. Es algo como Netflix a cambio de lealtad.

—Oe, ¿y tú? —pregunta manoteando mi hombro. Anhia, dulce como siempre.

—¿yo qué? —sonrío— ¿Has dormido?

—¿Dormir? ¡No he podido quitar los ojos de las plantas! ¡Todo es tan verde! ¡No he visto nada tan verde desde que comí tamal y cagué verde!

—Denuncia a la que te los vendió, en serio.

—¿Tú has dormido? —interroga desinteresada.

—Sí, ayer trabajé, estaba cansado.

—¿Soñaste conmigo? —Aquella pregunta me deja helado— Responde pues.

¿Quién rayos te envía a la zona de amigos y luego te pregunta si es que ha aparecido en tus sueños? ¿Le gusta causarme dolor? Claro que no le daré el gusto. Tenía dos opciones, el bajar este carro a sus pies o el bajar de este carro mostrando querer solo su hiriente amistad y he tomado mi decisión.

El Equipo Random.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora