Capítulo 16 (Patrick)

78 15 5
                                    

Pondrían caer meteoritos a la tierra, pero te verías genial mientras corres por tu vida.
Podría haber un apocalipsis zombie, pero aún así, uno de ellos se enamoraría de ti. Aunque no tengan cerebro.
Podrías morir en brazos del mar, pero te verías espectacular, cinco segundos antes de convertirte en un ser mítico.
Podrías quedarte calva, pero sería genial acariciarte la cabeza.
Margot, podrías correr desnuda por la calle más poblada de la ciudad y tus defectos se convertirían en virtudes.
Margot…

—¿En qué piensas tanto? —interroga ella.
—En juegos —miento.

—Pude haber tomado moto sola y venir a mi casa sin necesidad de que me acompañes.

—Podías, pero no. Ahora estás aquí, conmigo —Lleva su boca a un lado—. Te callas, que yo seré quien pague el pasaje. La siguiente pagas tú.

Margot sonríe.

La moto va rápido. El señor que que maneja es un cincuentón lleno de canas. Luce confiable. Últimamente las noticias han arrojado muchos secuestros y violaciones. Mujeres, niñas o adolescentes que no tenían idea de su fatídico final. Muchachas como Margot. No podía permitir que vaya a su casa sola.

—Quien debería estar aquí es Eduardo, no yo.

—Yo ya no estoy con Eduardo —confiesa.

¡¿Cómo que ella y Eduardo ya no están juntos?! Hasta hace unos días en la escuela, lucían muy enamorados. ¿Dónde está la cámara escondida? ¿Estoy en Fábrica de sueños?

—¿Por qué? —pregunto— ¿Qué sucedió?

Ella inesperadamente se recuesta en mi hombro. Rodeo su cabeza con mi brazo.
Pum, la moto sobrepasa un bache. ¡Qué inoportuno, amiga moto!

—Él se veía con alguien más a la vez. Me siento fatal.

—¿Por eso has estado con ese humor de mierda?

Se levanta. ¿Ahora qué chucha hice?

—Este es mi humor siempre —Me contesta algo intrigada—. ¿Tan insoportable he estado?

—Eso no importa —Desvío—. ¿Cómo te has enterado?

—Entró a su Facebook en mi celular. Mi papá le dijo que lo ayude en algo, dejó su Facebook abierto y se fue. Luego le llegó un mensaje de la resbalosa esa. Lo boté de casa y me citó hoy en un parque. Nos vimos y acabó todo. Me hizo mierda el huevón ese.

—Mar —digo—. Estás muy…

Busco las palabras correctas. No es momento de equivocaciones. Debo pasar este nivel con éxito. Yo puedo.

—No sé cómo decirlo, joder —Me quejo—. Eres espectacular, no te merece.

—¿Crees eso?

Luce incrédula. Yo no puedo entender cómo personas que son realmente perfectas ante los ojos de alguien, creen que no son lo suficiente para otro par de ojos. No lo entiendo. Si alguien no ve contigo el paraíso lleno de arcoíris y unicornios con colores pastel, entonces es porque no eres su medida de luna correcta. Hay una luna por ahí en el mundo que es tu medida correcta y con la cual puedes ver nubes hechas de dulce y pajaritos de caramelo. La hay. No vale la pena nublarse la vista por visiones que no están claras. Que no son reales.

—Y no sé quién dijo que los lentes no son para ti. Sé que los necesitas para ver y no los usas porque crees que te ves mal, pero Margot, ¡joder! para mí luces hermosa.

—Eres muy lindo —Sus ojos se vuelven chinitos—. No creí poder ser… —Busca la palabra adecuada— “eso” para alguien.

Sus ojos brillan. Por fin me lo he sacado de la garganta. Se lo he dicho. ¡He pasado el obstáculo! ¡Ok! ¡aquí va lo más grande! ¡con esto podré pasar el nivel! Acá no está ni Javier, ni Anhia para que me puedan molestar con lo que estoy pensando hacer. Es el momento adecuado. Ella merece a alguien que la haga volar, que haga sentir que es por ella que cada maldita estrella brilla en la noche. Es mi momento, le diré que me gusta. ¡Se lo diré!

—Mar…

La moto se detiene. ¿Qué sucede? ¿se bugueó el juego?
Margot baja y me da un beso y no en la mejilla. Bueno, no me ha besado, pero la mitad de sus labios chocaron con los míos. Agradece, se da la media vuelta y camina hacia su casa.

«Hoy no, quizá mañana tampoco. Pero algún día será. Te has convertido en mi nivel más difícil» Digo dentro de mí.

—¿A dónde te llevo? —pregunta el conductor.

Después de dar la dirección de mi casa. La moto entra en movimiento. Estoy cada vez más cerca. Ahora ella está libre y es mi oportunidad. Podremos discutir millones de veces al día, pero ella siempre gana. De hecho, los dos ganamos. Su sonrisa es un premio.

La moto se detiene. Bajo, pago y toco el timbre. Carla abre la puerta. Ella me ha criado desde que yo era pequeño, a mí y a mi hermano mayor. Ahora las canas le pasan factura. Es una gran mujer.
Entro.

—Patrick, ya me voy a mi casa. Las llaves están en la mesa de la sala del segundo piso.

—¿Mamá? ¿dónde está? —interrogo— Dijo que hoy me ayudaría a arreglar mi maleta para mañana.

—Aún no viene de la oficina.

—¿Papá?

—Hoy se quedará vendiendo en la tienda.

Mi estómago pide a gritos comida y Carla se percata de ello. Creo que el pollo a la brasa no fue suficiente.

—¿Quieres que te prepare algo? —Se ofrece.

—No, Carlita —Le doy un beso en la mejilla—. Ya anda a tu casa temprano. Te puedo llevar en el carro si quieres.

—No, hijo. Me vendrá a recoger Mariano.

—Ah, está bien. Vaya con cuidado.

Se retira.

Subo las escaleras. Busco en la cocina la sopa instantánea. Pongo a hervir el agua. Enciendo mi reproductor de música en el celular. El trap se desprende de los parlantes del móvil y de mi cuerpo, unos pasos de baile algo alocados. El agua hierve, hecho en pedazos lo fideos de la sopa y sigo bailando. Bailando de felicidad. ¡Estoy feliz y decepcionado! feliz por Margot y decepcionado, porque ellos prometieron al menos ayudarme a hacer mi maleta. ¿Se puede sentir esos sentimientos contradictorios a la vez?

La sopa está lista. La sirvo en uno de los platos. Cuando Carla no trabaja, es lo único que como en el día. Aparte de unos almuerzos que compro en la calle.  De vez en cuando, salgo a comer con mis papás y aunque comemos delicioso, no eso lo que valoro de esos días improvisados.

Abro la laptop. Me aburro. La apago y prendo el televisor. Me siento en el sillón y tomo la sopa. Aún es temprano. Supongo que dentro de poco vendrá mamá para lo de la maleta.

—¿Qué miras? —digo— ¿también quieres sopa?

El oso de peluche se mantiene quieto. Realmente no esperaba que me conteste.

—¿Tampoco tú quieres pasar tiempo conmigo? ¿por eso no respondes? —Murmullo.

Los canales son muy aburridos. Muchos, pero aburridos. Juego un rato; gano, sigo jugando; pierdo, dejo de jugar. Margot no se ha conectado.

11:00 pm

Sé que pronto llegará.

12:30 am

Viene en camino. Lo presiento.

1:00 am

Supongo que se ha hecho tarde.

2:00 am

No vendrá.

El sueño gana esta partida y caigo rendido en el sillón. Puto día de mierda.

Duermo…

(...) Margot, podrías ser el sol inmenso y brillante, pero aún así me achicharraría por admirar tu belleza.

________________________________
¡2k! ❤✨
Espero guste mucho el capítulo.
No estás solo, nunca estás solo :')
No olviden comentar y votar.
Gracias ❤

El Equipo Random.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora