1

6.9K 458 12
                                    

Todos el Capitolio se encontraban preparándose para recibir a los tributos que habían sido elegidos para la edición número 65 de los llamados Juegos del Hambre, estaban emocionados por elegir a sus tributos favoritos e iniciar las apuestas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos el Capitolio se encontraban preparándose para recibir a los tributos que habían sido elegidos para la edición número 65 de los llamados Juegos del Hambre, estaban emocionados por elegir a sus tributos favoritos e iniciar las apuestas.

—Vamos Bea o llegaremos tarde—dijo la madre de la niña de catorce años mientras terminaba de maquillarse

—No quiero ir mamá—dijo la niña bajando las escaleras con su vestido rosa demasiado chillante y su cabello peinado en un moño—. Sabes que no me gustan los juegos

—Pero sólo iremos a ver a los tributos cariño, te prometo que, si después de esto no quieres ver la transmisión, no te obligare. —Bea lo pensó un poco, si ir le quitaría la obligación de ver la transmisión, valdría la pena este sacrificio

—Está bien—contestó Bea soltando un bufido de incomodidad

—Gracias cariño. —la señora Mallory beso la cabeza de su niña—. ¡Lucas, es hora de irnos!—llamó a su hermano mayor

Un chico unos cuantos años mayor que Bea apareció en el recibidor con vestimenta demasiado exótica, digna de niños del Capitolio.

Cuando los tres estuvieron listos, salieron de su lujosa casa para caminar hacia la estación de tren, donde llegarían los dos tributos de cada distrito y ser recibidos por la gente del Capitolio.

Al llegar se pudo ver la emoción de la gente saludando a los dos tributos que acababan de llegar, su madre se emocionó y comenzó a saludar y vitorear, en cambio Bea, avanzó unos metros para lograr ver a los chicos, su estatura no ayudaba mucho así que tuvo que pasar por abajo de las personas para acercarse aún más al inicio de la estación.

Al levantarse sacudió su vestido para limpiarlo de la suciedad que pudo tomar en el camino, pero era tanta la gente que quería acercarse que una persona empujó por accidente a Bea y estuvo a punto de caer, digo a punto porque unos brazos delgados la sostuvieron de su encuentro nuevamente con el suelo.

Bea miró a la persona que la había salvado y se encontró con unos ojos demasiado azules, como el color del mar, tenía la ropa que caracterizaba al distrito cuatro, lo había visto en la escuela, y por ende dedujo que se trataba de uno de los tributos.

—Debes de tener más cuidado—dijo el chico mirando los ojos verdes de Bea

—Gracias—contestó con las mejillas sonrojadas—. Soy Bea Mallory. —se presentó la chica

—Finnick Odair—respondió el rubio con una sonrisa, el mentor del distrito cuatro llamó a Finnick para seguir su camino a la torre de tributos—. Tengo que irme, fue un gusto conocerte Bea

—Igualmente Finnick—dijo en voz baja la chica viendo como Finnick se subió a un carruaje y se alejaba de la estación

Cuando ellos se fueron, las personas del Capitolio también se fueron para regresar a sus hogares y prepararse para el desfile de tributos que se celebraría mañana en la noche.

—Aquí estas Bea, te estábamos buscando. —la voz de su hermano Lucas la saco del trance en el que estaba—. Vamos, mamá dice que iremos a comprar ropa para el desfile

Bea dio una última mirada hacia donde el carruaje se había ido, mientras en su mente no dejaba de dar vueltas el nombre de Finnick, y lo lindo que le había parecido ese chico.

Al llegar al centro comercial del Capitolio, su madre los llevo a la tienda ropa más codiciada de todo Panem, donde las familias de más dinero iban a comprar vestidos de gala para eventos importantes.

—Audrey querida—saludó su madre a la dueña del lugar

—Hola Charlotte, que gusto verlos—dijo la encargada con una sonrisa

—Venimos por tus mejores diseños, queremos lucir fantásticos para el desfile de mañana—dijo Charlotte agudizando su voz

—Por supuesto que tenemos lo ideal para que sean los mejores de la noche. —los guio a uno de los grandes cuartos que había, donde tres avox aparecieron para servir y ayudar a la familia Mallory—. Quiero que traigan los diseños A17. —ordenó a los avox

A Bea le daban lástima esas personas, no creía que cortarles la lengua fuera algo humanamente correcto, no se imaginaba a ella sin lengua y obligada a trabajar de sirviente toda su vida, bueno, al menos a ellos no les tocó trabajar en las minas.

—Ven por aquí pequeña Bea, creo que esto te quedará como anillo al dedo. —la encargada llevó a Bea a uno de los probadores donde había un vestido de color azul pastel

Por primera vez, a Bea le gustaba lo que veía, no era demasiado fan de los vestidos de colores chillantes, pero aprendió a tolerarlos con el tiempo, la avox ayudó a Bea a cambiarse y a colocarse el vestido. Ya en el, Bea se acercó al espejo para mirarse y realmente le había gustado todo, desde el diseño del vestido hasta su color.

—Bea, cariño, sal para que te veamos—la llamó Charlotte

Bea salió del probador y al captar la atención de las dos mujeres, soltaron un grito por lo hermosa que se veía la niña.

—Por dios Charlotte, es idéntica a ti—dijo la encargada—. Está hermosa

—Este me gusta—dijo Bea dando una vuelta en el espejo—. Este quiero mamá

—No se diga más, además iremos a encargar el mejor paquete de maquillaje y peinado para ti y para mí—dijo Charlotte antes de ir a pagar si vestido y el de sus hijos

Bea se miró una vez más en el espejo y pensó sí a Finnick le gustaría como luce con ese vestido.

Fugit Irreparable Tempus||Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora