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Bea despertó con dolor en todo el cuerpo, al aclararse su vista se dio cuenta que estaba en una habitación completamente blanca, se levantó con mucho esfuerzo recordando lo que había pasado antes de desmayarse.

Katniss lanzando la flecha al campo de fuerza, ella a punto de ir a buscar a Finnick y los agentes de la paz secuestrándola.

—Veo que despertó señorita Bea. —se escuchó la voz del presidente Snow entrando a la habitación de Bea, la chica retrocedió unos pasos al verlo

—Aléjese de mi—dijo con odio

—No me quedaré mucho, sólo venía a que me dijeras por el buen método lo que sabes—dijo Snow sin dejar de mirar a Bea

—¿Saber de que?—preguntó la chica sin entender que estaba pasando—. ¿Dónde está Finnick?

—Me parece estúpido encubrir a un rebelde. —siguió Snow—. Pero si no vas a decir lo que sabes acerca de la rebelión, haremos esto a la mala

—Finnick va a venir por mi. —Bea siguió en el mismo tono

—¿Ah si? Me gustaría ver eso. —fue lo último que dijo Snow antes de dejar sola nuevamente a Bea

La chica se sentó en la cama sin saber que estaba pasando, ¿Cómo ella iba a saber algo de una rebelión? Nunca había tenido conocimiento de eso.

—Bea. —escuchó una voz masculina llamándola

La chica volteó hacia todos lados buscando de donde provenía la voz.

—Aquí abajo—volvió a decir el chico, y Bea vio que había una pequeña abertura detrás de su cama, así que se acercó para encontrarse con Peeta Mellark

—¿Peeta? ¿Qué haces aquí?—preguntó Bea

—No lo sé, estaba en la arena y en un instante desperté aquí—dijo el chico

—¿Qué hacemos aquí?—preguntó nuevamente

—No lo sé, sólo hablan de lo mismo, de una rebelión que acaba de iniciar en todo Panem. —al decir eso, Bea recordó las palabras de Finnick

"Si algo malo llega a pasar en los juegos, quiero que te vayas del Capitolio"

Él sabía, Finnick sabía lo que iba a pasar, por eso le advirtió.

Su conversación con Peeta fue interrumpida por unas personas que entraron a la habitación de Bea.

—¿Quiénes son ustedes?—dijo Bea a la defensiva

Los hombres no contestaron, se acercaron a Bea para tomarla de los brazos como los agentes de la paz lo habían hecho.

—¡Sueltenme! ¡no me toquen!—gritaba la chica

—¡Bea!—grito Peeta tratando de ver que estaba pasando

—¡Peeta!. —fue lo último que pudo decir antes de que la llevarán por uno de los pasillos hacia otra habitación

Cuando lo abrieron, se encontraba una tina llena de agua y una mesa a lado con unos aparatos extraños. Bea no dejó de forcejear, pero por obvias razones su fuerza era menor a los dos hombres que la sostenían.

La metieron a la tina poniéndole algunos cables en los brazos y sus piernas, para que Bea no pudiera escapar de ahí.

—¡Suéltenme malditos!—gritaba Bea sin tener resultados

Los hombres encendieron la máquina y al apretar un botón, los cables soltaron unas descargas eléctricas en el cuerpo de Bea haciendo que gritara del dolor.

—¿Ya vas a hablar sobre la rebelión?—dijo uno de esos hombres hacia Bea, pero la chica no respondió, nunca diría nada sobre Finnick—. Bien, sube la intensidad

Las descargas siguieron por algunos minutos sin tener los resultados que querían, Bea no dijo alguna palabra sobre lo poco (o casi nada) que sabía, su garganta le ardía por los gritos de dolor que daba aumentando el dolor que sentía en casa parte de su cuerpo.

—Seguiremos mañana, no queremos matarla el primer día—dijo uno de los hombres

Sacaron a Bea de la tina, ahora ya no forcejeaba, no tenía fuerza para hacerlo, así que sólo la llevaron a su cuarto y la dejaron en el suelo, Peeta al ver que regresó la chica, se acercó a la abertura.

—Bea, ¿Qué te hicieron?—dijo Peeta pero no obtuvo respuesta de la chica, estaba consiente, pero no tenía ni siquiera fuerza para hablar

Quería que esto se acabará, prefería morir, que estar ahí atrapada.

Fugit Irreparable Tempus||Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora