•{05}•

1.2K 158 12
                                    

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene:

•Violación.
•Lenguaje vulgar.
•Narración "explícita"

Si no toleras este contenido abstente de comentar y espera una próxima actualización.

Si en cambio toleras este contenido te invito a leer.

Lo sucedido a continuación es parte de la historia por lo tanto no insulten ni denuncien.

No tiene advertencia de edad puesto que leerán tenga la edad correcta o no (siendo que tampoco soy mayor de edad para escribirlo ni leerlo pero estoy aquí y ya).

Gracias por su atención.

§•§•§•§•§•§•§•§•§•§•§•

"A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en el mismo ataúd."

Alphonse de Lamartine.

Abriendo su boca levemente dejó ingresar el miembro de aquel hombre en su boca, sintiendo repulsión al instante.

La carne se deslizaba lentamente de adelante hacía atrás. Su lengua se mantuvo quieta los primeros momentos bajo el miembro. Pero cuando los empujes comenzaron a exigir más, no tuvo más remedio que comenzar a mover su lengua por los lados y tocando la punta cada que éste salía.

Las primeras gotas de presemen se hacían presentes.

Asqueroso.

Es lo que pensó.

Las lágrimas comenzaron a amontonarse en sus ojos, la sonrisa de suficiencia del hombre, mirándolo fijamente hacían a su pequeño cuerpo temblar.

Una que otra lágrima escapó de sus ojos, entonces no le quedó más que tratar de imaginar todo aquello que lo hacía feliz, él no tardó mucho en enumerar aquello.

Su vida era patética y repetitiva, no había nada bueno en ella. O mejor dicho, muy poco.

Sin embargo, pensar en lo patético de su vida logro distraerlo lo suficiente hasta sentir el líquido caliente y espeso en su boca.

Traga, pequeña puta.

Obedientemente, empujó su cabeza hacia atrás para tratar el líquido, cerró los ojos en el proceso.

Nuevamente...

Asqueroso.

Desnúdate.

Ordenó. De nuevo, obedeció, pronto salió de sus ropas y las tomo entre brazos para volverse y tratar de llevarlas hasta un rincón, una mano en su cuello lo detuvo.

¿A dónde crees que vas?

Tembló, no sabía que decir. Tenía miedo.

Te he hecho una pregunta pequeña perra.

Su voz sonaba molesta.

Apartar mis cosas... P-Para que no molesten.

En un futuro, aprenderás a ignorarla.

Con fuerza lo arrojó al suelo dejando que la ropa caiga por doquier.

No te golpeare, por ser tu primera vez. Por tener una buena boca que follar. Pero será la última oportunidad. ¿Entendido?

Asintió fuertemente y la boca del hombre en su cuello comenzó todo.

Sus sucias manos se paseaban por su cuerpo tocandolo, manoseandolo como si fuera su propiedad, y poco a poco, parecía serlo, cada vez más.

Su cuerpo se dejaba hacer cuando su cerebro se preparaba para el momento.

El cual, no se hizo esperar demasiado.

Aquel hombre comenzó a ingresar lentamente en el menor.

Gimió en dolor y cerró sus ojos, mantuvo sus manos abajo, apretando los puños y dientes. Conteniendo el dolor. Lo estaban jodiendo y dolía.

Infiernos si dolía.

Las lágrimas escaparon de sus ojos aún cuando sus párpados se mantenían apretados con fuerza.

Finalmente, él ingreso por entero.

Trato de tomar aire. Trato de llevar aire a sus pulmones pero el asqueroso olor del lugar, sexo y sudor lo hacía sentir náuseas. Trato de contenerse. Todo estaba siendo malo allí.

Las embestidas comenzaron.

El dolor siguió, expandiéndose por su cuerpo tan rápido como siempre.

Y entonces, el dolor comenzaba a aturdirlo. Rápidamente trato de imaginar algo que le trajera paz.

Con sus ojos cerrados imagino un prado, lleno de flores y de pasto suave. Su madre tomaba su mano con una radiante sonrisa que iluminaba su rostro. Correspondió la sonrisa y apretó su mano. A su izquierda, su padre, también contento, apretó su mano, sé sintió protegido.

Y pronto...

Todo acabo.

No sintió aquel repentino líquido golpear en su interior.

Eso lo preocupó.

Volvió a abrir sus ojos, observo todo borroso.

Aquel hombre se levantaba y acomodaba sus ropas.

¿Qué había sucedido?

Trato de enfocarse en las lejanas voces de aquellas personas.

¿Qué decían?

Él quería saberlo. Definitivamente quería saberlo.

Pronto, se está desangrando.

La preocupación era palpable.

Pero, ¿Quién se desangraba?

Ese bastardo. ¡No se puede morir hoy!

Señor, la última vez...

¡Cállate! ¡Sam vivirá, tiene qué! Me debe demasiado.

La puerta fue cerrada.

Sam...

Sam...

Sam...

Sam...

Sam...

Sam...

¡El Omega!

Trato de levantarse con todas sus fuerzas pero su cuerpo no respondía, estaba agotado y él hacía fuerza para tratar de lograrlo.

Se arrastró hasta sus ropas tratando de reunirlas.

Él simplemente no podía hacerlo más rápido, su cuerpo dolía.

Tratar de vestirse pudo no ser completamente la mejor opción, él había tratado de abrir la puerta luego pero le fue imposible, estaba cerrada y él no tenía fuerzas para abrirla.

Las lágrimas comenzaron a salir mientras susurraba el nombre del Omega.

Un susurro a penas audible que salía de sus labios.

Alan solo sollozo en el pequeño y cerrado lugar.

Dicen que las esperanzas son lo último que se pierde.

Pero...

¿Cómo es posible mantener las esperanzas cuando lo mejor que conociste en la vida está muriendo?

Hijo de Omegas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora