“Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz.”
Leonard Cohen.
Abrazo al muñeco contra su pecho, dejando lágrimas salir. Su mirada en blanco, perdida en algún lugar de aquella habitación, sin dejar de acariciar suavemente la cabeza de plástico de aquel muñeco.
—¿Qué sucedió esa noche?
Llevaban días repitiendo una y otra vez aquella pregunta.
—No lo sé.
Su voz aguada, saliendo en pequeños susurros con suspiros de por medio, denotando el cansancio en su cuerpo y su mente.
Desde que llegó había sido sometido a numerosos tratamientos médicos y psicológicos. Los primeros días fueron difíciles como ninguno, había tratado desesperadamente de escapar de aquel horrible lugar. No tuvo suerte.
Había tratado de acabar con su vida. No tuvo suerte.
Había tratado de asesinar a cualquiera del personal. No tuvo suerte.
Asumió que su vida estaba repleta de decepciones y nada de suerte.
Si bien, había recibido una habitación para el solo, con una cama completamente sana, cobertores limpios, almohadas, una cómoda con ropa limpia y nueva, como nunca antes había tenido.
Recibía la comida necesaria todos los días junto a medicamentos para su salud.
No lo habían tratado mal, no lo habían golpeado, no lo habían tocado, ni siquiera le levantaban la voz cuando les arrojaba la comida encima. Ellos siempre habían sido tan amables.
Pero los doctores y psicólogos eran otra cosa totalmente diferente.
Entendía que ya no le tuvieran paciencia, no podía culparlos, ellos habían intentado que aceptara lo que ellos llamaban "la realidad de esa noche", habían intentado hacerle comprender que debía tomar todos y cada uno de sus medicamentos.
Era difícil que tratara de hacerles caso, no les creía y odiaba que le repitieran que su hijo estaba muerto.
Su hijo NO estaba muerto, él lo sabía, lo sentía, sentía que su hijo estaba vivo y que solo estaban tratando de engañarlo. Pero no lo harían, no podrían engañarlo.
—Sam, llevamos haciendo esto por mucho tiempo, la vez anterior habías admitido recordar que...
—Recordar que mi bebé lloraba. Esta vivo, yo lo sé, es solo que ustedes no me lo quieren dar.
Apretó su mandíbula fuertemente pronunciando de forma brusca las últimas palabras, abrazo más fuerte al pequeño muñeco.
—¿Por qué querríamos tener a tu bebé? Nosotros no privamos de ese derecho a los Omega, inclusive hicimos excepciones por algunos Alfas, sabes que hay una zona especial para menores que tienen hijos, ¿Por qué contigo sería diferente?
—Por mi pasado... Ustedes creen que no puedo cuidar de mi hijo y por eso me lo quitaron.
Las lágrimas comenzaron a salir más fuertemente.
—No todos los que están aquí tuvieron un pasado alegre, muchos de ellos inclusive tuvieron hijos productos de violaciones, terribles violaciones, Sam... No estamos en tu contra, no somos tus enemigos, nosotros solo tratamos de ayudarte, pero si te niegas a aceptar la realidad entonces no podemos hacer mucho por ti.
—No quiero seguir con esto.
—Sam...
—No, basta, largo, quiero estar solo. —Al ver que el Alfa no se movía se encogió en su cama, apoyando su espalda en la pared. —¡Largo!
Recibió un suspiro, luego se despidió y se fue, cerrando la puerta al salir.
Comenzó a mecer al pequeño muñeco, tocando suavemente y hablando con tranquilidad y dulzura.
Luego de haber llegado, las cosas no habían estado bien, y todos esos guardias lo habían notado, con permiso de su psicólogo ellos le habían obsequiado aquel muñeco.
Al principio le pareció estúpido, no lo quería, de hecho, trato de esconder al muñeco para no tener que verlo. Pero su Omega sentía la necesidad de abrazar algo pequeño, algo cálido... Un cachorro.
Al principio fue solo por curiosidad, jamás había tenido juguetes de pequeño, se preguntaba como se sentiría... Pero una vez que lo tomo en brazos, lo sintió como si fuera su bebé, como aquel pequeño que le habían arrebatado.
Jamás lo soltaba. Lo llevaba a todos los lugares a los que era llevado. La consulta del doctor, los baños, la habitación de revisión, donde fuera.
Pasaba tanto tiempo con el muñeco que algunas veces, en secreto, los guardias le regalaron ropa para el muñeco.
Ahora el muñeco traía un lindo enterizo color amarillo claro.
A pesar de haber pasado tanto tiempo solo, no extrañaba para nada su vida pasada.
No extrañaba las calles, ni la escasa comida que era capaz de conseguir, tampoco extrañaba el departamento que tan difícilmente había logrado conseguir.
Pero si extrañaba una cosa... Deseaba fervientemente poder volver a ver a Kyle. Poder abrazarlo, poder pedirle perdón por haberlo abandonado, porque así lo sentía, sentía que lo había abandonado, que era su culpa por no poder prevenir que ellos habían llegado, por no poder defenderlo.
Odiaba haber nacido Omega, lo odiaba tanto.
—Sam, acompáñanos.
Levantó la vista para observar a dos guardias con los que ocasionalmente intercambiaba algunas palabras... Y tal vez algunos bocadillos de la comida que no le gustaba.
Lentamente se levantó de la cama.
—¿A dónde vamos?
—Alguien vino a verte.
—Y esta vez es encerio.
—No les creo.
—Pero esta vez es encerio y te están esperando.
Les hizo una mueca, pero fue con ellos. Si bien eran dos idiotas que le jugaron bromas en sus primeros días allí, sabía que no le harían daño.
Lo llevaron a un lugar que no había visto antes, se trataba de un gran pasillo que tenía muchas puertas a sus lados. Eso lo hizo temblar y ellos lo notaron.
—No temas, aquí están las salas en las cuales se les permite interactuar con personas.
—Suele ser raro, las personas no suelen venir a ver a los niños, pero al parecer, alguien vino a verte.
Los observo nervioso.
—Estarás bien, nadie te hará daño.
—Estaremos aquí.
Asintió, tomó aire y entró.
Allí había un Omega sentado en un sillón, sonrió al verlo y se levantó.
Sam se alejó.
—Lo siento, no quería asustarte, solo quería hablar contigo. No tengo malas intenciones, lo juro.
—¿Quién eres?
—Me llamo Blaise, Blaise Van Scoit.
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Primero que todo, quisiera disculparme por todo el tiempo que estuve ausente en mis historias. No daré excusas ni explicaciones esta vez, sin embargo quiero agradecerles por haber esperado a la nueva actualización.
Prometo intentar volver a estar activa y actualizar con mayor fluidez.
Gracias por su atención.
Bye bye.
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Hijo de Omegas.
Manusia SerigalaUn Alfa con pasado oscuro escapa de su hogar para parar los abusos. Sin saber nada de la vida huye... Corriendo por las calles buscando protección para escapar de su "familia" quienes lo quieren muerto. Un Omega agresivo por razones que la vida le a...
