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"El camino del amor comienza por la ilusión, indaga en la discusión y termina en el odio y el rencor."

Anónimo.

Sentado en un viejo sillón, allí se encontraba.

El Beta de nombre Adam no tenía hogar, estaban en un abandonado y desolado lugar.

Mordía el borde de su uña, no tenía quejas, después de todo, había estado en lugares malos ya.

Se sentía una pequeña basura andante, sin nadie a su lado, completamente solo.

Adam había salido, compraría comida. Trabajaba pero no tenía casa.

Dudaba que volviera por él, pero no se iría, al menos, no hasta que se viera amenazado o tal vez si, simplemente no lo sabía, tenía tan pocas ganas de dar su próximo suspiro que se sorprendía a sí mismo.

No recordaba la última vez que había dejado de luchar por su vida.

Un dolor punzante crecía desde el centro de su corazón, expandiéndose por su pecho. Lágrimas contenidas en sus ojos.

No lloraría.

No sabía dónde estaba Sam, pero no tenía ganas de verlo, imaginaba que debía estar feliz, se había deshecho de la carga que era de una buena vez. Seguro estaría comiendo y trabajando con tranquilidad.

Solo era un estorbo, una basura en la vida de las personas.

Ni siquiera su padre lo quería. Había sido rechazado por la persona que anhelaba haber conocido toda su vida.

Ojalá nunca lo hubiera hecho.

¿Ahora qué?

Se preguntaba, probablemente su madre también hubiera sido una desgraciada.

Se sentía vacío y odiaba el que nadie le quisiera.

¿Por qué nadie lo hacía?

¿Tan malo era él?

¿Acaso era tan feo que nadie quería relacionarse con él?

¿Qué era?

Se aferro a sus piernas.

No tenía nada.

Ya llegue.

Dirigió su mirada al Beta unos momentos antes de que se sentará frente a él.

Conseguí comida rápida, ¿Quieres?

¿Y si era veneno?

Mejor acelerar el proceso.

Asintió y tomó lo que le ofrecía.

Sabía rico.

Devoró su comida en minutos.

¿Has comido esto antes?

Jamás, pero sabe bien.

Son hamburguesas.

Alan asintió, así que así se llamaban.

Siento haberte alejado de tu pareja.

Olvídalo. No tiene importancia.

¿Qué? Pero hace...

Él no me está buscando, llegué a su vida en el momento menos indicado. Lo que quería era deshacerse de mí.

Una vez que conoces a tu destinado no puedes simplemente dejarlo ir.

No funcionamos igual. Supongo que esta bien, él no necesitaba de mi molesta presencia.

¿Por qué estas hablando de este modo? Tu no parecías ser así.

No lo soy, pero realmente desilusiona que la persona que más aprecias y anhelas conocer te rechace, que te hayan alejado de quien amabas para darte cuenta que esa persona no está preocupado por ti.

No sabes si él no está buscándote.

No lo hará, no tiene ninguna forma de venir. De hecho, es seguro que ya me haya olvidado.

Ahora estas molesto, esto a sido una desilusión para ti, lo sé, lo siento, pero no deberías...

No quiero hablar de ello, ya no más. No tiene sentido que siga hablando de personas que lo más seguro es maldigan mi existencia. Si estoy aquí contigo es porque me has pedido que me quede.

Observo como el Beta no dijo nada y bajo la mirada.

Tampoco tengo a nadie. Al menos ya no. Quería... Quería que Blaise supiera con quien estaba durmiendo, con quien estaba conviviendo.

¿Para qué? Si estaban juntos lo más probable es que lo supiera.

No lo hacía, solo quería devolverle el favor. Blaise me salvo, él me trajo de la muerte y no podía dejar que arruine su vida.

¿Y por qué me trajiste a base de mentiras? Sabias que mi padre no me quería y aún así me dijiste que se emocionaría por verme. Solo pensaste en ti.

Lo siento.

Un lo siento no podrá reparar el daño que ya está hecho.

El Beta se alejó, se transformó y se fue.

Finalmente las lágrimas cayeron. Frustrado tapo su rostro, se recostó en el sofá llorando con fuerza.

¿Por qué la vida era tan mala con él?

¿Por qué tenía que pasar todo esto?

Estaba perdido en un mundo cruel.

Realmente había comenzado a odiar a todos, sin saber que Sam, con todas sus fuerzas había llegado accidentalmente a la misma manada.

Sin saber que Sam estaba allí, atrapado en un hospital.

Sin saber que Sam estaba tan roto por dentro, y que aún así, estaba dando hasta su último aliento para reencontrarse con su pequeño Alfa.

El pequeño Alfa que lo estaba odiando.

La única persona por la que no se ha rendido.

La primera persona que no lo abandono.

Aquel ser tan inocente que poco a poco el dolor corrompía.

¿Puede un ser tan puro quebrarse ante tanto dolor?

¿Eso era todo realmente? La crueldad de la realidad matar toda luz de vida...

Tan pronto a culminar.

Tan cerca y tan lejos.

Un corazón que aún pelea por su otra mitad y otro que simplemente se rindió.

Mirando a las pequeñas estrellas en el cielo hablaron.

Acaba con mi dolor.

Pidió.

Que mi pequeño Alfa este a salvo.

Suplico el otro.

Hijo de Omegas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora