Recorro el largo pasillo que lleva hacia el comedor, consciente de que una sensación de enojo y miedo se ha instalado en mi cuerpo. No he vuelto a ver a Víctor desde esta mañana. No le quiero ver y tampoco sé si él quiere verme a mí, pero tengo claro que si no me presento, esto me traerá más problemas, por lo que con el paso un poco inestable por los nervios, sigo avanzando.
Víctor está en casa.
Su aroma a regaliz y menta invade mis sentidos, aspiro fuerte, soy consciente de que lo necesito.
Su olor es relajante y comienza a atontarme.
A parte del suyo detecto otro aroma, esta vez no es una persona sino algo conocido, algo que ya comienzo a asociar con mi Alfa más a menudo de lo que quisiera...Rosas.
Siempre me han gustado las rosas. Mi padre se las regalaba a mi madre en las ocasiones especiales, y ella me las daba a oler. Rosas blancas de tallo largo, esas eran las favoritas de mi madre.
Me dispongo a abrir la puerta y una rosa color sangre, con el tallo largo y de un verde fuerte, está enganchada en la manivela. Víctor siempre elige estas rosas porque dice que reúnen los colores favoritos de los dos. Hasta para eso es detallista.
Creo que finalmente hoy va a ser un buen día. Al menos suelen serlo cuando todo huele a rosas.
Sin quererlo me siento emocionado y mi enfado se va desvaneciendo por momentos, lo único que anhelo es que mi Alfa haya olvidado el error que cometí y se encuentre de mejor humor.
Ingreso en el comedor y todo está lleno de rosas rojas. Hay un gran ramo en el centro de la mesa y una depositada justo en el lugar donde me siento habitualmente. La mesa está puesta y huelo a carne asada. Es mi comida favorita de entre las que me permiten comer en esta casa.
Víctor se encuentra sentado en el lugar de siempre frente al mío, sin decirme una palabra.
Está claro que se ha esforzado en agradarme con todo esto, así que estoy pensando que si sigo con mi idea de no hablarle, tal vez sea peor. No lo sé.La verdad es que justo en este momento me siento angustiado, porque no logro discernir si va a ser mejor que me calle o que hable con normalidad, como si nada hubiera pasado. Le odio por hacerme sentir así.
Me duele el estómago.
Sus ojos verdes están clavados en mí y sigue sin decir una palabra, sólo libera su aroma, pero no utiliza su voz de Alfa.
Tal vez sería mejor que lo hiciera, ya fuera para tranquilizarme o para martirizarme con ella, al menos saldría de esta incertidumbre.De repente siento la necesidad de correr hacia él, de decirle cuanto lo amo y lo necesito, de arrodillarme frente a él y prometerle que a partir de ahora seré un mejor Omega.
Pero no lo hago, el miedo no me deja moverme.
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LO QUE NO ES AMOR.
FanfictionObra registrada bajo derechos de autor en Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0, prohibida la copia o comercialización de esta obra ni derivados. Código de registro SafeCreative: 2102196969661 * (+ 18) Omegaverse. Stony/I...