LO QUE NO ES AMOR.

Capítulo 28. (Final)

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Hay que ver lo que hace el tener un seguro caro y un apellido aún mejor.
Cuando Pepper me dijo que la mansión Stark se podría reconstruir, no supe como sentirme, pero heme aquí, recién salido del hospital y pateando los escombros de toda una vida.
Sólo han pasado 2 semanas desde el incendio, las cuales las he pasado en el hospital. Los muy pesados no me dejaban salir hasta comprobar que estuviera todo correcto con el embarazo, así que cuando no tuve visitas, me la pasé haciendo escapadas en secreto, para ver a cierto anciano quejica en la planta de Neumología.
Toda la parte baja de la mansión está apuntalada para que no ceda, o lo que fue la planta baja, menos el lado que destrozó Bruce cuando se puso nervioso. Ese, el cual incluía mi improvisado taller, lo han derruido y no sé si reconstruirlo, aunque justo pertenezca a mi parte favorita de la casa, pero ya no queda nada ahí, ni enseres, ni recuerdos, nada.
Bien pensado, quizás una casa más pequeña sea más adecuada para comenzar una nueva vida. O no, todo depende de si mi muy anciano futuro esposo, será capaz de hacerme tantos hijos como promete.

Han colocado una escalera provisional que sube hasta la segunda planta, ahí dicen que el fuego no fue tan devastador, así que la subo para comprobar si es cierto que queda algo que salvar.

Una vez me encuentro arriba, parece que la cosa no está tan mal; las paredes están negras y aún huele a humo, pero los libros de algunas de las estanterías de la biblioteca, aún se conservan y creo que unos cuantos cuadros del pasillo se podrán restaurar.

Me lo pienso dos veces antes de girar el pomo de la que fue nuestra habitación, realmente estoy valorando si debería entrar o dar media vuelta y regresar con Steve al hospital, pero creo que si no entro, si no lo hago ahora, no podré pasar página. Irónicamente es la parte mejor conservada de la casa, pues se encuentra en el lado opuesto al foco del incendio, pero creo, que si decidimos vivir aquí, a partir de ahora, será mejor que pase a ser un trastero o algo parecido.

Miro a mi alrededor y todo está intacto, la cama ennegrecida pero perfectamente acomodada y el armario cerrado, seguramente conservando en perfecto estado todo en su interior. Lo abro con la idea de que necesitaré parte de esa ropa, sin darme cuenta de que al hacerlo, las pertenencias de Víctor también están ahí, deslizo mi mano despacio por una de sus camisas y la huelo, no pude asistir a su funeral.

Le odio, le odio por todo lo que nos hizo, a mí y a mis seres queridos y aún así, rompo a llorar al sentir aún vestigios de su aroma mentolado en esa camisa. Ya no hay ningún lazo que nos una, así que supongo que tenía razón y si soy un Omega blando y emocional después de todo, o será que el embarazo me tiene las hormonas revueltas, quien sabe.

Cierro la puerta del armario y cierro los ojos también, necesito recomponerme y cuando los abro, sin querer los dirijo al espejo de la habitación.

Entonces me miro por un largo rato a los ojos, y limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano, me recompongo y trato de acomodarme el traje y el cabello, cuando siento que alguien más me observa...