Capítulo 6. (Lagrimas secas)

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¿De nuevo estoy despierto? Porque juraría que hace un rato también lo estuve

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¿De nuevo estoy despierto? Porque juraría que hace un rato también lo estuve.

No puedo pensar...

¿Por qué estoy aquí? Creo recordar que el Alfa de los ojos bonitos y los dientes perfectos, dijo algo de un aborto.

¿Dónde está?

Mi respiración es pesada, la escucho como si estuviera dentro de mi cabeza y no consigo aclarar mi mente. Me siento como drogado, supongo que han debido sedarme o algo así.

¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Víctor... Necesito a Víctor. ¿Dónde está?
Le quiero tanto... Aunque sé de sobra que eso no es suficiente.

Trato de levantarme, pero me cuesta la sola acción de incorporarme en la cama.

Un aborto...Eso no puede ser, estoy tomando los malditos supresores.

Si... si hubiera estado embarazado, mi Alfa habría sido sobreprotector conmigo, estoy seguro de que entonces no me habría dejado sólo en la calle. Pero... Yo no lo sabía. ¿Acaso el tampoco lo sintió? Seguramente no, porque me he aislado mucho los últimos días.

Es obvio que me encuentro en medio de algún tipo de bloqueo mental o shock, no puedo creer que realmente me haya ocurrido algo así. Trato de gesticular, de comprobar si puedo moverme, así que aprieto mis ojos fuerte y siento la piel de mi cara acartonada debido a las lágrimas secas. Es una sensación demasiado conocida para mí.

Debí darme cuenta de que se estaba gestando un bebé en mi interior... Las nauseas, el malestar. ¡Dios! ¡Estaba creando mi nido sólo, en el sótano!

Es mi culpa... Yo no quería bebés, desafié a mi Alfa y ahora... nuestro cachorro está muerto.

Al final Víctor tiene razón, soy un inútil que no sirve para nada, ni siquiera soy capaz de mantener un hijo en mi vientre.

Nunca he querido ser padre y aun así, de pronto me siento vacío.

Tras un rato en el que trato de ordenar mentalmente mis ideas y mis culpas, veo que se abre la puerta y de nuevo aparece el apuesto Alfa de antes.
Mi mente está apenas un poco más clara y me doy cuenta de que no recuerdo cómo me dijo que se llamaba.

No tengo ganas de hablar con nadie, ni de mirarle a la cara. Me da vergüenza, no quiero que sienta lástima por mí y estoy seguro de que lo hace. Otra vez se ha sentado a mi lado y me ha sujetado la mano entre las suyas, son grandes y cálidas, eso me gusta. Sé que trata de hacerme sentir mejor, porque desprende un aroma envolvente a algo así cómo vainilla y flores de azahar...

Desde que fui enlazado, no existe ningún aroma de Alfa con el que me sienta cómodo, pero tengo que admitir que la suavidad de este, me es más que agradable. ¿Eso está mal?

LO QUE NO ES AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora