Capítulo 23 (Amo todo de ti)

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Ni se imaginan cuanto agradezco que me hayan hecho salir del apartamento

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Ni se imaginan cuanto agradezco que me hayan hecho salir del apartamento. Necesitaba un poco de aire fresco y lo más cerca que parecía estar de eso, era dentro de una lata.

Se supone que rodeado de esta peculiar manada estoy seguro, o lo estamos, porque tras lo que dijo Fury, no puedo dejar de preocuparme por los que me rodean.

La cosa es, que según ellos no ha habido noticias de Víctor desde la noche en la que me sacaron de casa, lo que quiere decir que no hay ninguna denuncia puesta contra Steve, ni contra mí, y eso les parece bastante extraño. La verdad es que yo quisiera pensar que al fin se ha dado por vencido y nos va a dejar seguir con nuestras vidas, pero no soy un tonto; quizás nuestro vínculo se haya debilitado un poco. Sí, pero aún puedo sentirlo en cierto modo; no tan claro como antes, ahora lo que percibo es confuso, como si saltara de un estado de ánimo a otro. A veces, es como si ni siquiera pareciera él, pero aún le percibo, me duele su rabia y sé que no ha renunciado a lo nuestro.

Nos detenemos frente a un bar que tiene un ambiente muy animado, la manada quiere celebrar que estoy de vuelta y me parece bien, necesito distraerme con algo para dejar de pensar. Fury y Natasha se despiden de nosotros porque quieren investigar sobre lo que les conté hace un rato, así que Pepper, Bruce, Peter, Sam, Steve y yo, ingresamos en el local.
Una vez dentro, nos sentamos en una mesita de esas redondas con taburetes altos y vemos como la gente ríe y baila con la música de fondo. Lo mejor de todo es que nadie parece reconocerme a primera vista, y eso es un alivio, seguramente la ropa que conseguí en el armario de Steve me hace parecer un chico de barrio más.

Hablando de Steve, no se ha alejado ni un centímetro de mí, supongo que después de estos días juntos, su instinto Alfa le hace marcar territorio aún sin darse cuenta y eso me agrada; me gusta que esté pendiente de mí. Se ha sentado justo a mi lado y como quien no quiere la cosa, entrelaza nuestras manos bajo la mesa.
Sólo con esa acción mi piel reacciona y se eriza completamente, le sonrío sin darme cuenta, y él me contesta devolviéndome la sonrisa. ¡Dios, es tan guapo! ¿Cómo alguien puede ser tan perfecto? No podría apartar mi vista de él aunque quisiera, y tan sólo por un segundo me pregunto si estaré pareciendo un bobo ahora mismo, pero la verdad es que aunque así sea no me importa.

Me quedo absorto contemplando el azul de sus ojos que es precioso, justo como él cielo en verano y me he dado cuenta que a veces, cuando se queda serio, se le hace un hoyito justo en el centro de la barbilla que me encanta, pero cuando sonríe... ¡Hay cuando sonríe! Entonces es aún mejor, porque me deja ver sus dientes tan blancos y perfectos. Recuerdo que eso fue lo primero que vi de él, sus ojos y su sonrisa... Y su cabello, su cabello dorado que siempre está tan pulcramente peinado, bueno... Siempre no, menos cuando estamos en la cama haciendo el amor. Muerdo mis labios involuntariamente al recordar eso y de inmediato veo cómo sus ojos brillan y sus mejillas se enrojecen como si hubiera estado leyendo mis pensamientos.

— ¡Ya, váyanse a hacer manitas a otro sitio! —. Sam nos interrumpe bruscamente y con una risotada se burla de nosotros.

— ¡Déjalos, estamos en su celebración! — . Sorpresivamente Bruce sale en nuestra defensa.

LO QUE NO ES AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora