Capítulo Quince.-

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-Chicos, dejen el cariño para después y vamos a almorzar. Todos caminaron hacía el automóvil y llegaron hasta el restaurant, el almuerzo transcurrió normalmente, risas, chistes y conversaciones serias. Pronto ambas familias se retiraron a sus casas para descansar pero Jazmín prefirió ir caminando hacía su departamento.

Se puso sus auriculares y emprendió camino, veía a gente feliz, con su familia unida, algunos novios, veía a tanta gente feliz que la hacía sentirse aún peor, en cierta parte le mintió a Drew, el sueño si fue real pero no fue la verdadera razón del porque ella estaba decaída, debía matar esas ideas locas que le estaban surgiendo sobre Drew, debía olvidarse de eso. Caminaba y aprovechaba de aspirar aire puro de Doncaster pero hubo una sensación que la saco de la tranquilidad en la que estaba, sentía que alguien la estaba observando, nuevamente. Miró para todos lados y todo parecía normal y volvió a caminar y al cabo de unos minutos volvió a sentir la sensación aún más fuerte, se volteó y todo seguía pareciendo normal, pero la sensación seguía siendo muy fuerte, el miedo la comenzó a recorrer todo el cuerpo y pensaba que en cualquier momento el aire la traicionaría. Rápidamente llamó a un taxi y se subió, le dijo la dirección de su casa y la llevó, Jaz aún no controlaba su respiración le parecía imposible y a la vez la perturbaba, le asustaba que pudiera estar cercana al peligro y aún más si no sabía porque, era nueva en Doncaster no conocía a nadie que no fuera Thomas, Pattie, Drew y Amy, en poco minutos el taxi se estacionó frente a u condominio, rápidamente se bajó y le dijo al chofer que se quedara con el cambio, él le deseo buen día y arrancó el automóvil de nuevo. Jaz corría por los pasillos del condominio, no quizó tomar el ascensor, ya todo le daba miedo, subió hasta su piso y con fuerza toco la puerta desesperada, Marie corrió a abrir la puerta asustada.

-¿Hija? ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan agitada? ¡Estas pálida dios mío!.- Dijo Marie abrazando a su hija que casi parecía desvanecer.

-Ma...ma...má estoy... bien... solo que... corrí hasta acá y... ya sabes... el sedentarismo pasa... la cuenta al... final.- Dijo Jaz mintiendo lo más rápido que su situación le permitió. No quería preocupar a su Madre por quizás tontas sensaciones sin sentido, o al menos eso creía ella...

- Pasa hija, te daré algo dulce, estas pálida y puede ser que tu azúcar haya bajado.- Dijo Marie aún preocupada.

Marie le propuso que fuera a descansar por un rato a su habitación, ya comenzaba a recuperar su color normal, su respiración era pasiva, no como anteriormente se mostraba, Jaz termino el ultimo bocado de sus pasteles y le dio un largo abrazo y beso a su madre que la había regaloneado después de su llegada y se fue a recostar a su cama, Jaz comenzó poco a poco a relajarse, de pronto sus parpados pesaban y su mente fluía, al cabo de unos segundos se quedó completamente dormida, para su buena suerte, no tuvo otra pesadilla, durmió tranquila y pasivamente, estuvo así toda la tarde y comenzaba a anochecer cuando Drew apareció por su departamento. En la puerta principal se sintieron unos pequeños golpes en la puerta y Marie fue a abrir.

-Drew, querido, adelante.- Dijo abrazándolo.

-Tía-Dijo con cariño, de pronto sintió unas pequeñas manos rodeándole las piernas- Niñas hermosas.- Dijo percatándose de las niñas que lo habían ido a recibir.

-¿Se te ofrece algunos pasteles Drew? Los he hecho yo.- Dijo con una risa de autosuficiencia, caminando hacia la cocina.

-Por supuesto- Dijo Drew sonriendo y siguiendo el camino hacia la cocina- ¿Y Jaz?.-

- Esta dormida, llego muy cansada después del almuerzo y le dije que fuera a descansar, desde entonces está durmiendo.- Dijo Marie entregándole un platillo de pasteles mientras sonreía.

-Me imagino, cualquiera queda estresada después de pasar muchos días conmigo- Dijo sonriente- Pero yo los venía a buscar para la cena.- Dijo apenado.

El arte de caer {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora