Capítulo Veinte.-

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Jaz se removió de la cama para acomodarse, no durmió casi nada, se sentía traicionada y humillada. Intentó mil veces olvidarse de lo sucedido, pero cuando lo lograba, este volvía con más fuerza y se torturaba aún más.

-Hija, ¿Te sientes bien?.- Dijo Marie abriendo la puerta y acercándose inmediatamente a ella.

-No, me siento muy cansada y me duele el cuerpo.- Dijo Jaz siendo sincera.

-Es mejor que te quedes en cama durante el día, yo traeré tu desayuno, te amo hija.- Dijo Marie besando su frente.

-Yo igual madre.- Dijo Jaz intentando sonreír.

-Por cierto, ¿Cómo te fue anoche en la cena con Drew?.- Dijo Marie desde el umbral de la puerta.

Buena pregunta madre, pensó Jaz.

-Oh, la cena, fantástico, fue increíble. ¿Y la de ustedes?.- Pregunto Jaz rápidamente para cambiar de tema y que las lágrimas no salieran a flote.

-Excelente, lo pasamos increíble, nunca lo pase tan bien.- Dijo Marie con una gran sonrisa.

-Oh madre se me olvidaba, gracias por traer mi piano, no sabes la falta que me hacía.- Dijo Jaz mirando nostálgicamente al piano.

-Todo para ver a mi bebé feliz, si tú eres feliz yo soy feliz.- Dijo Marie lanzándole un beso por el aire.

-Me alegra que estés siendo feliz madre.- Dijo Jaz con una sonrisa sincera.

-Todos estamos siendo felices hija.- Dijo Marie cerrando la puerta detrás de ella.

-No todos madre.- Dijo Jaz en un susurro audible solo para ella.

Jaz decidió que debería despejarse un poco y sería perfecto bajo el agua, se dirigió al baño, se miró al espejo y vio algo que la desanimó. Vió ojeras bajo sus ojos, estaba pálida y sus ojos negros resaltaban con sus ojeras. Definitivamente parecía demacrada, no lo pensó más y se adentró bajo el grifo de agua. Después de una larga hora, se dispuso a salir de la ducha y se volvió a mirar al espejo, su apariencia había mejorado un poco, ya no estaba pálida y sus ojeras habían disminuido, se dispuso a salir del baño para vestirse.

Drew se arregló la camisa y tocó la puerta del departamento de Jaz, esperaba impaciente para que se abriera la puerta y poder verla.

-Hola Drew, que sorpresa. ¿Y eso?- Dijo Marie dándole un abrazo y viendo las rosas y el chocolate.

-Hola tía, es para Jazmín.- Dijo Drew devolviéndole el abrazo a Marie.

-Oh que lindo de tu parte, pero creo que Jaz no está en condiciones de recibir visitas, hoy despertó enferma.- Dijo Marie con una notable tristeza en su hablar.

-No se preocupes tía. Solo quería dejarle esto, no quería interrumpir su tranquilidad. ¿Está bien si le dejo esto a Jaz y usted se lo entrega?.- Dijo Drew tímidamente.

-Claro Drew querido, yo se lo entrego a Jaz.- Dijo Marie recibiendo las rosas y el chocolate.

-Muchas gracias, debo irme, mañana nos veremos de nuevo, cuídese, hasta pronto tía.- Dijo Drew despidiéndose con un abrazo.

-Adiós Drew, nos vemos mañana igualmente.- Dijo Marie recibiendo el abrazo.

Jaz al salir del baño se llevó una sorpresa, estaba su desayuno en una bandeja y al costado un gran ramo de rosas rojas y entre medio una pequeña tarjeta y al lado una caja de chocolates. Rápidamente se acercó a las rosas y las tomó, leyó lo que decía y se llevó una mano a la boca mientras seguía la lectura:

"Sé que te decepcioné y te pido que me perdones, y sé también que un con ramo de rosas y chocolates no me perdonaras, pero quiero que veas que estoy arrepentido.- Con cariño Drew."

El arte de caer {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora