Capítulo Veintinueve.-

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Lentamente Drew comenzó a removerse de su posición, por el olor que entraban en sus fosas nasales dedujo que estaba en enfermería, una sala que poseía la universidad para casos como estos. Paul fijo su atención en Drew y en como reaccionaba al igual que la enfermera. Drew se veía muy demacrado, moretones por aquí y moretones por allá, por suerte sin lesiones mayormente grave que su brazo fracturado, pero ellos no sospechaban que pronto cuando reaccionara del todo tendría una herida más profunda que cualquier otra: La ida peligrosa de su amada.

-¿Qué hago aquí?.- Pregunto Drew débilmente con sus ojos entrecerrados.

-Drew, ¿No recuerdas nada?.- Pregunto de vuelta Paul con un tono triste.

-Mmmm lo último que recuerdo es ir corriendo hacia la entrada principal, y... y... vi a Jaz de espalda... de pronto... unos hombres se acercaron y... ¿Dónde está Jaz?.- Drew pregunto a gritos y moviéndose como loco y se detuvo a notar el rápido dolor que abarcaba su cuerpo debido a los moretones.

-Cálmate Drew, ni nosotros sabemos dónde está, sólo sabemos que se la llevaron tal como tú sabes, un alumno presencio el ataque y vino rápidamente a avisarnos, para cuando llegamos, sólo estabas tú tirado en el suelo e inconsciente.- Dijo Paul con mucha pena.

-No, no puede ser. Debemos buscarla ahora, está en peligro.- Dijo parándose como pudo ya que su otro brazo estaba a la altura de su pecho y con un cabestrillo.

-No Drew, recuéstate por unos minutos más. La policía y las dos familias ya vienen para acá. Encontraremos a Jazmín, de eso estoy seguro.- Dijo Paul con lágrimas al ver a Drew llorando como pequeño y lo abrazo.

-Le falle Paul, le prometí que la cuidaría, no lo hice y ahora está en peligro por mi culpa.- Dijo Drew llorando en los brazos de Paul.

-No es tu culpa Drew, no tenías como saber que justo cuando la dejaras sola pasaría esto. La encontraremos lo prometo.- Dijo Paul llorando más fuerte.

Por lo que creía Jaz, llevaban 20 minutos de viaje y aún no se detenían. Iba vendada y amarrada de manos, sólo se limitaba a llorar e intentaba escuchar que es lo que susurraban sus secuestradores, ya no se sentía el ruido de la ciudad, sólo el canto de unos pájaros, así que dedujo que estaban muy lejos de la universidad, de su familia y sobre todo de Drew. Jaz en esos momentos solo quería que Drew la salvara y se convirtiera en su superhéroe, pero lo veía muy difícil. Luego de un rato metida en sus pensamientos, el auto se detuvo y a los pocos segundo sintió unos brazos tironeándola hacia afuera con brusquedad haciendo que sus piernas no reaccionaran y que su cara cayera directa al suelo, un doloroso gemido salió de su boca, el dolor en su mejilla crecía a cada momento pero no prefirió gritar, de nada serviría, sólo la golpearían más aunque les rogara que pararan. De pronto un suave tacto la ayudo a levantarse del piedroso suelo en el que cayó.

-Derek, no debes tratarla así, no tuvo ni tiempo de reaccionar.- Dijo Boyd enojado.

-Boyd, primera cosa: tú no me dices que hacer o que no debo hacer. Segunda cosa: Recuerda que ella solo saldrá de aquí sin vida.- Dijo Derek burlesco.

Boyd solo se limitó a mirar a Derek y luego con delicadeza ayudo a que Jaz entrara a la gran casona para luego instalarla en una pieza del segundo piso. En contra de su voluntad tuvo que amarrar a Jaz a una silla por órdenes de Derek, ya que no podía contra él y como no quería dañar a Jaz, le aflojo las cuerdas, cosa que le permitía un espacio entre el cuerpo de Jaz y las cuerdas, en el momento que termino Derek abrió la puerta de golpe.

-Me toca a mí hacer guardia, baja y vigila la entrada.- Dijo Derek rudamente.

Boyd solo agacho su cabeza y se limitó a salir a cumplir la orden de su padre, Boyd no confiaba en él, sabía que Jaz era muy hermosa y él era muy consciente de ello, pero también sabía que su padre podría tentarse y cumplir lo que tanto deseaba hacerle desde que la conoció: hacerla suya. Así que prefirió quedarse cerca para poder vigilarlo a él también. Quería proteger a Jaz porque el también en pocos meses seria padre y se podía imaginar el dolor que le podría provocar que a su hija le pasara lo mismo que a Jazmín, de hecho, se apiadaba de Michael. Si no fuera porque su padre lo amenaza no estaría ahí, sin pensar más bajo los escalones y continuo con su trabajo.

El arte de caer {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora