¿Qué hubiera pasado si el hechizo de Uma hubiera ganado el amor de Ben? Si los amigos de mal también son hechizados y la dejan a un lado? Si Mal decide irse de Auradon y que nadie sabe donde esta salvo los de la isla?
Mal sería capaz de rehacer su...
Descendientes no es mi historia. Solo me baso en ella. Todos sus derechos son de Disney. Yo sólo le doy una continuación diferente.
La visión de Mal visión se hizo borrosa por un momento hasta que en cierto punto ya no sentía nada. Abrió los ojos para encontrarse en el mismo lugar oscuro y vació en el que tuvo lugar el reencuentro con su madre en forma de niña.
Familiarizada con el lugar se alzó y empezó a caminar sin rumbo en espera a que algo o alguien aparezca. No pasó mucho hasta que una voz detrás suya le hizo detener y voltearse.
- ¡Uma, espera! - se dio la vuelta para toparse con su "yo" joven. Traía la misma ropa, solo que su cabello era más corto. Debe de ser cuando tenía 7 años. Su joven "yo" paso a lado suyo sin notarla y corrió más adelante donde apareció la versión joven de Uma.
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(N/A: es la ropa y su carita de mal de pequeña)
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(N/A: y este es su cabello y ojos. Pero pueden imaginarse la con la cara que les guste más)
- ¡Oigan, no nos dejen atrás! - al poco rato aparecieron Freddie y Zevon quienes corrían detrás de ellas.
En un punto la hija del muñequero se calló y empezó a llorar. Los otros tres se detuvieron y corrieron a su auxilio. Para hacerla sentir mejor y evitar que siguiera llorando, Zevon sacó un pequeño frasco de su bolsillo y le quitó la tapa logrando así que saliera un humo rosa pálido del cual salió una muñeca con la forma de su amiga. Al instante dejó de llorar y, al tomar en sus brazos la muñeca saltó sobre su amigo para darle un abrazo. Una vez que resolvieron ese problema, decidieron seguir con sus carreras hasta llegar al mismo acantilado donde momentos antes peleaba con Uma.
-Dime Zevon, ¿volviste a robar las pócimas de tu madre? - dijo la pequeña Freddie inclinándose sobre Zevon moviendo con el movimiento sus pequeñas coletas y con una gran risa burlona en su cara. El pequeño emperador desvió la mirada fingiendo molestia pero tratando de ocultar su sonrojo.
