El primer paso 1/2

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El regreso al instituto no fue muy agradable que digamos. Los chicos nos estaban esperando bastante enojados y a la vez aliviados de que aparecieramos. Junto a ellos estaba la madre de Jane y mis padrinos Bella y su esposo. Pero eso no es lo que me importa en este momento.

Después del regaño que nos dieron, y la evasiva que di en nombre de las tres para que no supieran la verdad, me dirigí a mi cuarto y me quede sentada en mi cama viendo la ventana en espera. Diez minutos. Veinte minutos. Treinta minutos y nada, pero ese tiempo me sirvió para pensar las cosas.

El reencuentro que tuve con Mal no era como me lo imaginaba, pero fue igual de intenso. Sin contar de que la historia que conocía de mi vida es una mentira. Y que la madre de Mal en realidad es una heroína que fue condenada al sufrimiento por parte de mi abuelo. Pese a que me sorprende eso, no me afecta para nada, pues yo soy, tanto en la familia como en Auradon, la unica que conoce el lado oscuro de mi abuelo.

Me salgo de mis pensamientos cuando  escucho unos golpes en la puerta para ver como Jane y Lonnie entraban en mi habitación no sin antes asegurarse que nadie estuviera en los pasillos.

-Ya llegamos Audrey- dijo Jane sentándose a mi lado. Le doy una sonrisa que no logra llegar a mis ojos por lo que estoy planeando hacer.

-¿Qué es lo que nos ibas a decir? -pregunta Lonnie tratando de darme apoyo para hablar poniendo su mano en mi hombro y sentándose en mi lado libre.

-A lo que dije en el lago después que Mal se fuera. Sé donde estan las alas de Maléfica.

-Pero, ¿cómo es eso posible? Estas diciendo que tu abuelo las tiene. Si es así, y se diera a conocer la verdad del cuento de hadas de tu familia, todo Auradon caería en un caos. Tu familia estaría bajo el ojo de todo el mundo!- dijo Lonnie preocupada por su amiga.

-Ahora eso no me importa- dije parándome de la cama y encarando las- siempre supe que mi abuelo ocultaba algo, y cuando lo encontré fue algo que jamás olvidaré.

Flashback

En la fiesta que mis padres hicieron por mis nueve años, se decidió que fuera en el castillo de mis abuelos pues ellos querían disfrutar de las fiestas de su nieta por el hecho de que no lo pudieron hacer con su hija. A pesar de eso, la fiesta era bastante aburrida, los invitados eran amigos de mis padres y ni un solo niño a la vista. Hubiera querido que mis tías Flora, Fauna y Primavera vinieran pero mi abuelo se negó a ello. Los que se me acercaban solo era por cortesía y al instante se iban. Estoy aburrida.

Miro a la derecha para toparme con mis padres lo suficientemente distraídos hablando con los padres de Ben-quién no pudo venir por que estaba enfermo-. Luego veo a la izquierda para ver a mis abuelos saludando a sus viejos amigos. Nadie me ponía atención y eso no es digno para mi fiesta de cumpleaños. Bien, si nadie quiere jugar conmigo, lo haré yo sola.

Me levanté de la silla en la que me encontraba y me fui del gran salón sin llamar la atención. Decidí jugar a la búsqueda del tesoro. He escuchado un rumor de las sirvientas que me cuidan que mi abuelo tiene un cuarto secreto donde ha guardado sus tesoros de las batallas que ha ganado. Seguramente tiene ahí alguna tiara que pueda usar como regalo de cumpleaños.

Decidida, comencé mi búsqueda del tesoro.

Pasadas las horas, y las innumerables habitaciones en las que he buscado termine cansada. Me rindo, no existe esa habitación ¿Debería acusar a las sirvientas de mentirosas? Mamá dice que es malo mentir y que eso hace que las personas pierdan su belleza, pero no quiero meterlas en problemas. Además son las únicas que me consienten y me traen dulces a escondidas en la noche.

Descendientes 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora