Valentina Copper.
Miré por la ventana a la mansión en la cual se dirigían los coches, Hannah me tomó de la mano y se acercó a mi oído. Alex percibió aquel movimiento por lo que nos observó mediante el espejo retrovisor.
— Al parecer el dinero les sobra.— susurró.— No bajes la guardia, después de todo son sociópatas.
Lo sé.
Soy una mujer madura que sabe en lo que está metida.
— Todas dormirán en una habitación compartidas ya que son tan amigas.— murmuró Alex y Nick lo miró de mala gana.
Detuvo el coche frente a la casa y fui la primera en bajar, tomé mis maletas e intenté arrastrarlas pero un dolor punzante en el estómago me obligó a detenerme en mí lugar.
— ¿Qué haces?.— preguntó Daisy con el ceño fruncido.
— Nada.
— Tal vez necesite un poco de alcohol.— comentó Hannah con una sonrisa.
Ignoré su comentario para seguir a Pierce quien abrió la puerta de la casa, observé las paredes blancas con decoraciones negras y recordé la organización de nuestra antigua mansión.
Si pudiera eliminar un sentimiento, definitivamente sería la nostalgia. Esa perra me causó muchos problemas.
— Su habitación está arriba al final del pasillo, es la última puerta.— explicó Jackson.
Hannah y yo fuimos las primeras en abandonar la sala para dirigirnos a nuestra nueva habitación, tomé la cama que estaba junto al ventanal y mi mejor amiga la contigua.
— John y Liam viven aquí, ¿Cierto?.— preguntó Hannah a lo que asentí.— Podríamos visitarlos.
— Deben estar ocupados con sus trabajos, lo bueno es que estamos de vacaciones en la universidad por lo que no tendremos tantos problemas.— respondí e hice una mueca.— ¿Qué se supone que haré con el trabajo?.
— ¿Puedes adelantar tus vacaciones? Trabajas todo el año y además eres la mejor en comparación al resto, no creo que te regañen.
— Es una responsabilidad, no puedo dejarlo porque si.
— En verdad amo tu sentido de justicia.— comentó mientras se acercaba a mi y me tomó las mejillas.— Pero tenemos a unos malditos narcotraficantes que quieren sacarnos los órganos y venderlos al mercado negro, nuestros putos exnovios están en el piso de abajo cuidandonos por una cagada que nos mandamos todos hace dos años y por si no te quedó claro, es una situación de urgencia.
Guardé mis comentarios y ella sonrió orgullosa de que sus palabras surtieran efecto en mi, Hannah siguió acomodando sus cosas mientras que yo veía mi móvil con inseguridad.
— Más tarde los llamaré.
{...}
Lo bueno de ser una buena empleada que cumplía con los horarios de ingreso y salida es que ahora mismo me habían permitido tomar mis vacaciones, al menos algo me salía bien en esta apestosa vida. Habíamos pasado gran parte de la tarde organizando la habitación y luego de ducharme me acerqué a las chicas quienes me observaron confundidas.
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Pequeño Demonio: Caos ✔
Lãng mạnLos años pasan y la gente suele cambiar con el tiempo, podría verse como un ciclo que se debe a acontecimientos desgarradores o tal vez alegres. Habían pasado dos años desde entonces, ella logró seguir adelante por cuenta propia aunque tuvo algunos...