15| Emociones Explosivas

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Alex Collins.

Mi respiración estaba agitada al igual que mi cuerpo el cual no dejaba de realizar temblores involuntarios, noté que estaba sudando mientras que me sujetaba a las sábanas blancas que me rodeaban; me obligué a tragar saliva para luego sentarme a un lado de la cama y observar el suelo.

Siempre tenía la misma pesadilla, era como si mi subconsciente me recordará las cosas que no debía hacer y me lo enviará mediante sueños. Antes solía tomar pastillas para dormir ya que no había poder humano que me inspirará confianza como para dormir plácidamente sin pensar en que alguien querría matarme, ahora que debíamos protegerlas no podía tomarlas por lo tanto, mis horas de sueño eran escasas.

El sonido de la bala resonaba en mi mente como si fuera real mientras que recordaba su cuerpo cayendo al suelo por el impacto, la sangre no tardó en cubrir el suelo al igual que su ropa mientras que yo intentaba acercarme para ayudarla pero una fuerza extraña me apartaba. Mi mundo entero parecía venirse abajo junto a ella mientras que mi corazón dejaba de latir, era una pesadilla pero se sentía tan real que mis miedos volvían a mí.

No podía perderla, no me permitiría vivir en un mundo sin ella; después de todo, ella fue la única persona que logró comprenderme y amarme a pesar de mis errores. Mi vida se convertiría en un Infierno y yo me dejaría llevar por los demonios con tal de cobrar venganza, no me importaba perder mi poca humanidad si se trataba de vengar a la mujer que amaba.

Nadie la lastimaría mientras que yo estuviera vivo y eso lo decidí en el momento que comprendí mis sentimientos hacía Valentina Copper.

- Estoy tan jodido.- susurré mientras revolvía mi cabello.

Salí de mi habitación para adentrarme en la oscuridad de la cabaña, pasé el pasillo y descendí por las escaleras hasta llegar a la puerta principal. La brisa fresca de la noche me envolvió una vez que pisé el pórtico y bajé las escaleras de madera con las manos escondidas en los bolsillos de mi chaqueta, caminé hasta uno de los hombres que estaba vigilando la zona y le hice una seña para que se acercará.

- ¿Notaron algo?.- pregunté.

- Todavía no hay señales de amenaza, al parecer todo sigue pacífico por estos lados.- respondió e hice una mueca.

- Cuando la marea se calma significa que el verdadero peligro se acerca.

- Jefe, ¿Por qué se interesa tanto( por esa chica? No es como si fuera a ser importante su muerte.

- ¿Quieres saber lo que se siente que una bala atraviese tu cerebro?.- respondí mirándolo directo a los ojos y él sonrió.

- Lo siento, me dejé llevar.

Volví mi atención al bosque que nos rodeaba y solté un suspiro, una nube gris se formó frente a mi rostro debido a las bajas temperaturas y la observé atentamente mientras se disolvía en el viento. Las pisadas por parte de mis hombres se oían lejanas a mi realidad a pesar de que estaban a unos metros, di unas palmadas a los bolsillos de mis Jeans para tomar la cajetilla de cigarros y luego llevar uno a mis labios.

Me aparté del lugar en el que me encontraba para comenzar a caminar sin rumbo alguno, tenía una pistola descansando en el pliegue de mi Jean y la cintura por lo que no me sentía indefenso. Miré mis zapatillas mientras intentaba recordar lo que ocurrió anoche cuando estaba ebrio, ¿Cómo es que ella aceptó dormir en mi habitación? ¿Qué estupideces le dije? Seguramente fui un completo idiota.

Revolví mi cabello para luego dejar caer mi cabeza hacía atrás, no habían estrellas esta noche por lo tanto el cielo nocturno fue cubierto por nubes que anunciaban una tormenta. Solté el humo del cigarro al mismo tiempo que cerraba mis ojos y recordaba la sensación de su cuerpo cerca del mío, sus mejillas rosadas por mis comentarios y el calor que liberaban sus labios al igual que su cuerpo.

Pequeño Demonio: Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora