Valentina Copper.
Abrí mis ojos debido al sonido de un rayo cayendo al suelo, me giré sobre la cama para observar la ventana a mi izquierda y suspiré. Desde el viernes mi cuerpo no dejaba de temblar debido a la impotencia y me obligué a no llorar.
Había gastado demasiadas lágrimas en ellos, no volvería a cometer el mismo error.
Salí de mi habitación rápido para ingresar al baño, luego de darme una ducha y vestirme me detuve frente al espejo para maquillarme de forma natural.
— Sólo pasaron tres días y sigo paranoica.— susurré mientras me pasaba el bálsamo labial.— No seas estúpida, Valentina.
Me dirigí a la cocina donde estaban Daisy y Sam preparando el desayuno, me senté frente a la isla de la cocina y miré la hora en mi móvil. El apartamento no era tan grande por lo que la cocina y la sala estaban en la misma habitación. No habíamos tocado el tema desde el viernes y el ambiente entre las tres se volvió tenso.
No sabía qué demonios estaba ocurriendo pero ellas me lo ocultaron, sabían cuánto me dolió el hecho de que se fueran pero aún así los recibieron en nuestro apartamento. Se supone que eran mis amigas.
— Lo mejor será quedarnos en casa, hay alerta de tormenta eléctrica.— comentó Samantha intentando romper el hielo.
— ¿Hace cuánto tiempo se hablan con ellos?.— pregunté sin rodeos.
Silencio.
— Hace dos semanas recibimos una llamada por parte de Alex y nos dijo que volverían a Los Ángeles pero no podíamos decírtelo ya que te alterarías.— explicó Daisy e inconscientemente apreté el móvil como si fuera el cuello de Alex.— No queríamos traicionarte pero luego de que nos contaron la verdad de los hechos supimos que ninguno se fue por decisión propia.
— ¿Y cuál es la razón por la que volvieron?.— pregunté causando que ambas chicas se removieran incómodas en sus asientos.— Está bien, no me lo digan, de todas formas no me interesa.
— Lo siento.— susurró Samantha.
— ¿Lo sientes? No parecía que sintieras eso cuando me exigiste quedarme en la sala con los imbéciles esos.
El aroma a tostados llegó a mi nariz y no estaba segura si fue por la traición de mis amigas o por otra razón, pero salí disparada hacía el baño debido a los deseos de vomitar.
— ¡Agua!.— gritó Daisy mientras corría hasta el baño y me tomaba del cabello.
Estuve unos minutos pegada al inodoro hasta que me dejé caer al costado y suspiré, me dolía el estómago como si alguien me hubiera dado un puñetazo en el mismo.
— ¿Estás bien?.— preguntó Hannah asomándose por la puerta con su pijama.
— Sí.
— ¿Tomaste las pastillas que te dio el doctor?.— preguntó Sam y negué.
No había pasado mucho tiempo desde mi última visita al hospital debido a una fuerte descompostura estomacal, desde el viernes no tomaba mis pastillas. Maldición.
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Pequeño Demonio: Caos ✔
RomanceLos años pasan y la gente suele cambiar con el tiempo, podría verse como un ciclo que se debe a acontecimientos desgarradores o tal vez alegres. Habían pasado dos años desde entonces, ella logró seguir adelante por cuenta propia aunque tuvo algunos...