12| Los Hermanos Copper

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Valentina Copper.

Me apresuré en juntar mis en las maletas junto a Hannah al mismo tiempo que Thomas guardaba lo de Daisy y nosotras lo de Samantha, mis manos no dejaban de temblar y tampoco podía responder a las preguntas de Hannah ya que apenas mantenía la calma dentro de mi cuerpo.

Quería gritar, llorar, insultar a la vida, necesitaba desahogarme de todo el miedo y la tensión que nos rodeaba. Tenía mucho miedo de perder a una de las personas que más quería, no me imaginaba una vida sin Daisy y tampoco deseaba hacerlo. La necesitaba viva y sana, quería escuchar su voz una vez más o al menos sentirla. No podía morir después de prometerme que siempre estaría conmigo, no la dejaría ir tan fácil.

— Está todo listo.— dije para luego tomar mi  maleta junto a mi mochila, mi hermano asintió y con Hannah compartimos el peso de la maleta de Samantha.

— ¿A dónde iremos?.— preguntó la chica.

— Alex supuso que esto pasaría y tenemos otro escondite, es una cabaña que está a unos tres kilómetros a las afueras de Miami.— respondió Thomas y me detuve en seco.— ¿Qué haces?.

Una cabaña.

No es momento para pensar en esas cosas pero... ¡Una cabaña!.

— ¿Una cabaña?.— repetí y él asintió.

— La compró hace un año y medio, más que una cabaña es una casa de campo enorme.— aclaró y me relajé.— Muévete, no tenemos tiempo que perder.

— Sí, lo siento.— respondí.

Bajamos las escaleras y Thomas se acercó a Nick quien lo ayudó con la maleta, observé la mansión que quedó destrozada y miré las baldosas cubiertas con la sangre de Daisy.

— ¿Y Alex?.— preguntó mi hermano captando mi atención.

— Fue a la empresa, dijo que luego nos alcanzará.— respondió Nick y comenzaron a caminar pero Hannah y yo sólo observamos el suelo.

— ¿Sam te envió algún mensaje?.— pregunté.

— No, ¿Y a ti?.— respondió pero negué.— Maldita sea.

— Hey, Daisy estará bien pero necesitamos llevarlas lejos de aquí antes de que venga la policía.— respondió Nick tomándome por los hombros.— Nos salvaste la vida a todos, incluyendo a Daisy, ahora deja que hagamos nuestro trabajo.

— No la salvé, no hice nada cuando le dispararon.— murmuré.

Thomas se llevó a Hannah al coche dejándome a solas con Nick, el chico me tomó por los hombros obligándome a mirarlo directo a los ojos. Las expresiones de Nick siempre me resultaron fáciles de leer, incluso creí que seguíamos teniendo esa extraña conexión de mejores amigos que alguna vez compartimos.

— Si hubieses tardado en responder, Daisy habría perdido más sangre y podría haber muerto en esta sala. Las personas que reciben un disparo de bala deben ser trasladadas en la primer hora a un hospital para tener mayor posibilidades de sobrevivir, ¿Lo sabías?.— preguntó y asentí.— Tú te entregaste porque lo sabías, querías ganar más tiempo para Daisy y es por eso que los chicos lograron llevarla al hospital antes de que perdiera sangre.

— Pero ella fue herida.

— Valentina, tú nos salvaste a todos, teníamos una puta navaja en el cuello y nos defendiste.— respondió serio causando que mis nervios disminuyeran.— Gracias a ti seguimos aquí.

Quise responder pero las palabras no salieron, Nick me cubrió con sus brazos en un rápido movimiento y luego besó mi frente en un gesto fraternal. Escondí mi rostro contra su pecho y las lágrimas brotaron solas, él simplemente mantuvo su silencio para darme mi propio espacio.

Pequeño Demonio: Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora