Alex Collins.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que sentí miedo, los latidos de mi corazón estaban totalmente fuera de ritmo dándome la impresión de que en cualquier momento colapsaría. Observé su rostro el cual tenía manchas de sangre debido a su tos, sus ojos permanecían cerrados y no había poder humano que la despertará.
Cerré mis ojos evitando mostrar algún sentimiento de simpatía ya que no quería que otros descubrieran la verdadera razón por la que cuatro chicas vivían con nosotros. No quería involucrarlas en más problemas, todas ellas tenían una vida de la cual enorgullecerse mientras que nosotros nos dejábamos llevar por nuestra miseria.
Mis ojos se posaron sobre Valentina y la acerqué aún más a mi cuerpo, su respiración era demasiado débil e inestable por lo que olvidé mi orgullo y mis deseos de protegerla para tomar su mano.
Prefería que ella me odiara a que esperará una reconciliación.
— Jefe, los chicos dijeron que ya están en el hospital local.— dijo el hombre que conducía y asentí.
Aparcó el coche en seco y Thomas abrió la puerta, ambos sacamos a Valentina y las enfermeras al ver que traíamos a una chica en brazos pidieron una camilla. La recostaron sobre la misma mientras que varios doctores la rodeaban, ignoré las voces de todos para concentrarme en ella.
— ¡Su pulso es débil!.— gritó el doctor.— La perdemos, la perdemos.
La enfermera comenzó a hacer preguntas que Pierce decidió responder, yo sólo la observé mientras se alejaba de mi y era incapaz de hacer algo para que mejorará.
Ambos habíamos cambiado en estos dos años, yo había perdido el interés por lo que me deparará la vida y ella estaba reconstruyendo algo que yo rompí con mis estúpidas imprudencias. No estaba seguro de seguir amándola, pero lo que ella causó en mí a los diecisiete años significó demasiado por lo que debía pagar mi deuda.
Valentina Copper no fue solo mi primer novia formal, fue la primer persona que se preocupó por mi, la única que me regañaba tantas veces sea necesario y sin dudas fue una luz en medio de la oscuridad, temporal pero aún así estuvo. Yo le debía demasiado y era por eso que acepté protegerlas, la Valentina actual me odiaba y era consciente de ello, pero por mi viejo cariño hacía su persona estaba esforzándome en mantenerla con vida.
— Valen, no puedes irte, no me dejes por lo que más quieras.— suplicó Hannah con lágrimas en los ojos mientras seguíamos la camilla.
— Debes despertarte maldita, abre tus jodidos ojos e insúltame como siempre lo haces.— murmuró Daisy.— Te necesitamos, ¿No te das cuenta?.
La doctora que estaba a cargo de Valentina apareció y sin dirigirnos palabra alguna corrió tras la camilla, observé a la enfermera de antes quien me miró con tristeza.
— No pueden ingresar a partir de aquí.— murmuró.— Haremos lo posible por salvarla.
Las puertas se cerraron frente a mi rostro y apreté mis puños mientras bajaba la cabeza, me negaba a dejarla irse, ella debía vivir.
No hice todo esto para que su vida acabe así.
{...}
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Pequeño Demonio: Caos ✔
RomanceLos años pasan y la gente suele cambiar con el tiempo, podría verse como un ciclo que se debe a acontecimientos desgarradores o tal vez alegres. Habían pasado dos años desde entonces, ella logró seguir adelante por cuenta propia aunque tuvo algunos...