10| Corazón De Cristal

4.3K 261 8
                                    

Alex Collins.

Estaba seguro de que el apodo "Idiota" me quedaba a la perfección, no sólo que lo comprobé con mis actos sino también que mis propios sentimientos me resultaban desagradables e increíblemente odiosos. No podía permitirme perder el control, es decir, Valentina causó muchas cosas en mi y podía afirmar que fue mi primera vez al momento de enamorarme; pero eso fue en el pasado y yo mismo lo arruine.

No podía volver al lugar donde destruí todo.

Caminé hasta mi oficina y me detuve frente a Nick quien tenía a los dos hombres que ella amenazó, miré a mi amigo quien me hizo una seña para que saliéramos a conversar fuera de la oficina.

— ¿Qué ocurrió?.— pregunté.

— Según ellos Valentina los atacó sin motivo aparente.— respondió el rubio mientras se revolvía el cabello.— Pero es imposible, ella no haría algo así porque quiere.

— Y tienes razón.— intervino Hannah quien estaba cruzada de brazos.— La trataron de perra y le dijo que pasaría la puerta si se acostaba con él, sin embargo, ella se defendió lo cual es normal.

Asentí.

— Fíjate tú.— respondí mientras soltaba un suspiro.— Estoy harto de la vida.

Tomé mi chaqueta para luego salir de la oficina y Jackson me detuvo a mitad de camino, lo miré con una ceja alzada mientras que me concentraba en no caer dormido allí mismo.

— Hermano, ¿Te encuentras bien?.— preguntó y asentí.

— Voy a la azotea, no molesten.

Él asintió y seguí mi camino mientras recordaba la escena en la habitación, era extraño que Valentina me permitiera estar tan cerca de ella y sin duda alguna aquello me estaba afectando. Ambos debíamos estar separados, era la única forma en la cual no acabaríamos destruyéndonos.

Cerré la puerta que daba a la azotea y caminé hasta una de las puntas del edificio desde la cual podía ver el resto de la ciudad, me senté y encendí un cigarro mientras buscaba una canción, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuve la oportunidad de escuchar música pacíficamente.

Abrí los botones de mi camisa la cual estaba sucia con la sangre de aquel chico y dejé que el viento me envolviera, llevaba más de veinticuatro horas despierto y mi cerebro comenzaba a torturarme con mis malas decisiones y recuerdos.

Sabía quienes iban detrás de ellas, pero necesitaba saber con exactitud qué era lo que querían. Nunca me gustó ser atacado por imprevisto, prefería ser yo quien diera el primer paso a la ofensiva para luego formar una táctica que me mantuviera a mí y a las personas de mi bando a salvo. Al menos esa fue una de las cosas buenas que me enseñó mi padre antes de morir.

FlashBack.


Hiciste bien en alejarte de ella, hijo.— murmuró el hombre a mi lado y me dio una palmada en el hombro.— Salvaste a un ángel de arder en el Infierno.

— ¿Realmente lo hice? Sólo le provocare dolor con esto.

— Los Collins estamos malditos, es por eso que debes alejarte de todas las personas que amas o ellos deberán pagar las consecuencias de tus actos.— respondió en mi oído.— No queremos seguir ensuciando nuestras manos con sangre de personas que amamos.

Pequeño Demonio: Caos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora