Sullivan,el ángel caído

26.No eres un aprendiz, eres un ángel

Una vez fuera de peligro, el pequeño grupo se dispone a llegar a la guarida de nuevo, sin embargo, uno de ellos se detiene. Tom murmura algo, que obliga al resto a elevar la vista, en dirección al cielo.

—Antes hacía sol...—le sigue Thiago.

Las nubes se han interpuesto en la luz del sol y no son blancas, son tan negras como un agujero negro en el espacio. Camile cierra los ojos, presintiendo algo, tremendamente malo.

—Vámonos de aquí, antes de que Hailey aparezca—dice inquieta.

La brisa fresca se eleva, haciendo leves silbidos. Un escalofrío recorre sus espaldas y les despierta de la sorpresa por las nubes. El aire eleva su fuerza, convirtiendose en un pequeño viento, parecido al de otoño.

Caminan rápido en dirección al borde del precipicio. No iran al vacío, pero si volaran directos al refugio.

Tom coge a Camile de los brazos y se eleva con un impulso. Thiago le sigue con Nathan a cuestas.

—Esto es como ir en avión—comenta Camile percatándose del movimiento que les desestabiliza.

Atraviesan árboles y varios golpes de viento que les hacen retroceder en ciertos momentos, pero al final, logran llegar a su meta, a su destino, el refugio.

★★★

Tom abre una botella de whisky y se echa un buen chupito,  Nathan se une a la ronda.

—No sé por qué festejáis—interrumpe Thiago.

—Estás a salvo y Hailey no se va a salir con la suya—dice ahora Camile.

—Me parece genial pero os recuerdo que mi mejor amigo ha muerto por culpa del traidor de Lucifer, así que me haríais un gran favor si dejarais de festejar, porque la batalla no ha terminado.

—Tienes razón. Entonces ¿ya te has decidido?—cuestiona Tom.

—Si, vamos a buscar a mi padre.

Nathan detiene a Thiago agarrándolo del brazo, este al verle enarca una ceja.

—¿Me has perdonado Thiago?—pregunta Nathan esperanzado, con una pequeña muestra de arrepentimiento.

—Entiendo el por qué lo hiciste y si, te perdono, tu nunca me has fallado.

Nathan le suelta y continúan, sin embargo se detienen los tres hombres para darse la vuelta y observar a la única mujer que los acompaña.

—Camile...¿Te unes a la ultima batalla?—inquiere Thiago ofreciéndole una mano con una pequeña sonrisa.

—Claro, vamos a matar a un demonio.

Los cuatro se ponen en marcha, alzándose en el aire, sin importarles ya el hecho de ser vistos, recorren los cielos en búsqueda del chalé donde se encuentra Raziel.

★★★

El cielo se encuentra cada vez más oscuro, como si una terrible catástrofe se acercase. En el bosque, a la espera de que aparezcan Thiago y los pocos que han aguantado en la batalla, Lucifer se prepara con todas sus fuerzas para la batalla final.

Un par de arboles han sido dianas lo bastante grandes como para quemarse con un par de rayos de fuego. Como es de esperar, ante sus aciertos, Lucifer se ríe cínicamente.

Thiago y los suyos van de camino, ya se encuentran volando la carretera, sin importar ser vistos o no.

En cuanto se adentran al bosque para no ser vistos totalmente, Lucifer pasa a la acción, como es de esperarse en un arcángel como él.