18.Este es Thiago

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¡Feliz año personitas!

—Este es Thiago—pronuncia Camile señalándome.

El hombre se acerca a mi y me observa anonadado, como si hubiera visto un diamante de gran valor.

—Soy Lucifer—dice por fin, extendiendo su mano. La estrecho un poco confuso.—Soy un ángel caído, Camile me ha contado de ti y vuestro problema. Voy a ayudarte, pero tengo unas reglas.

Dirijo mi vista a Nathan y Camile, ella se encoge de hombros, sin darle mucha importancia, en cambio, Nathan hace algo con sus ojos, que se convierten en amarillentos, como los de un reptil. Automáticamente Dylan me coge del brazo y tira de mi hasta el gimnasio, el resto nos siguen el paso.

Una vez estamos todos dentro, Nathan cierra la puerta.

—Muy bien, ¿qué sabes hacer?—cuestiona Lucifer quitándose la chaqueta.

—Yo...pues puedo hablar con animales, puedo elevar cosas, puedo crear un campo de protección, también puedo cambiar el color de mis ojos y localizar personas o ángeles—explico enumerando con los dedos.

Lucifer mira a Nathan, asesinándolo con la mirada. Nathan niega con la cabeza, supongo, por el cambio de los ojos de ambos, que se hablan telepáticamente. Por desgracia, no soy capaz de adentrarme en sus mentes, me tienen bloqueado.

—Vale pues voy a entrenarle—dice Lucifer en alto, sin darse cuenta de ello hasta que nos pilla viéndolo frunciendo el ceño.

—¿Me vas a entrenar?—inquiero.

—Si Thiago, te voy a entrenar.

Sonrío, ilusionado por que me entrene un caído tan fuerte. Aunque algo me dice que mi ¿mentor?, Nathan, no está de acuerdo.

—Vosotros dos—señala a Grace y Dylan.—¿Qué podéis hacer?

—Ellos no son ángeles y tampoco caídos—comenta Camile.

La cara que el caído pone es de asco, denota su odio hacia los humanos, aunque hasta hace un mes y algo que yo sé que soy un Nefilim, así que no lo comprendo muy bien.

Nathan rápidamente, se los lleva, para evitar que Lucifer los mate, porque no ha tardado en subir la cabeza en alto y cambiar el color de sus ojos marrones, a los naranjas. Camile se marcha con ellos, mirando a Lucifer con expresión de advertencia.

Lucifer me levanta de golpe, sobresaltándome. Me mira serio, pero no me da ninguna información sentimental ni nada. Es como si anulase sus sentimientos para el resto, como si no le gustase sentir. Quiero meterme en su cabeza, leer su mente y saber que pasa por ella, pero no me lo permite.

—Ni lo intentes, no tienes el potencial, por eso te bloqueo.

Bajo la mirada al suelo, perdiendo mi objetivo. Él se encarga de hacerme subir soltando una palabra simple, para mi, sin sentido alguno. Me suelta la palabra "Calor", yo no entiendo, así que me explica que me hará una pequeña prueba para que me de cuenta de que significa y empiece a practicar ese poder.

Va en un santiamén hacia Nathan y le pregunta por algo que no comprendo. ¿Un congelador?

Nathan le explica a regañadientes dónde encontrar lo que está buscando.

Lucifer me realiza una señal para que le siga, hago caso.

Nos juntamos y atajamos por un pasillo, llegando al mini bar. Él me guía hacia la zona de la cocina, que es bastante pequeña. Abre una puerta de metal y me mete dentro de un empujón. En ningún momento ha dicho nada y de repente me ha encerrado en cuarto chiquitajo donde hay dos patas de jamón colgadas de una cuerdita. Empiezo a pegar la puerta obligándole a gritarme que me calle, que bajará la temperatura gradualmente hasta que mis poderes hagan algo y luego me sacará para seguir con la prueba. Me pongo nervioso al sentir el aire frio que sale de un conducto. Caigo en cuenta de donde estoy y a que se refiere Lucifer con todo esto.

Sullivan,el ángel caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora