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HACHIMAN POV.

Para ser justos la mañana no fue tan mala. Por lo menos hoy no tenía una alarma programada. Me desperté y me estiré en la cama, Yukino seguía dormida contra mi pecho. Puede que siguiera cansada por haber preparado toda esa comida para mí anoche. Debería de compensarselo. Hascerle el desayuno. Por lo que procedo a levantarme y salir de su agarre mortal

No soy bueno para cocinar. No puedo... no sé hacer que el salmón sea un típico japonés porque se quema demasiado fácilmente... lo digo en serio. Nunca he sido lo suficientemente hábil para un cocinero de alto calibre, por lo que nuestro desayuno generalmente abarca; Arroz, huevos, jamón, chorizo. Una fusión perfecta entre platos asiáticos y occidentales. Es totalmente intencional y por todos los medios no se debe a mis habilidades limitadas. Después de comer y tomar una ducha, Yukino se despierta y al salir de a cocina me mira con el ceño fruncido.

—¿Esto otra vez?

—¿Qué?

—¿Estás sordo? ¿Necesitas ver a un médico?

—Cállate y come...

—¿Estás seguro de que no quieres que prepare el desayuno? —preguntó ella mientras tomaba una tostada de pan y se servía un vaso de jugo de naranja de la nevera. Desde que había estaba embarazada su apetito había incrementado considerablemente. No es que me disgustara, todo lo contrario, me alegraba ver ese lado suyo tierno y pachoncito de ella.  ¿Podría hacerlo por la noche y recalentarlo por la mañana?

¡Por supuesto no! Qué clase de hombre sería si dejará a mi esposa hacer todo el trabajo después de un pesado día de angustia. Se lo que dirán: pero Hachiman tu sueles hacer esas cosas muy a menudo y tienen razón, pero ella había tenido un día muy malo por mi culpa, lo mínimo que podía hacer era esto.

—Nah.

—¿Por qué huevos revueltos otra vez? Es la quinta vez está semana, Hachiman.

Porque accidentalmente rompí la yema cuando rompí el huevo.

—Me gustan los huevos revueltos.

—Rompiste la yema otra vez, ¿no es cierto?

—No... —miro hacia otro lado, un poco avergonzado.

—No es tan complicado. Solo asegúrate de romperlo en una superficie plana y no en un borde.

Mierda, me olvidé de nuevo. Utilicé el borde de la sartén de nuevo.

—¿Qué tienes en contra de las yemas de huevo?

—Colesterol alto.

—Tu pesas como...

—Yo tengo excusa; estoy  embarazada. Además de que...

—¿Además de qué?"

—¡Nada! Ahora deja de hablar y come.

—Bien, bien. —levanto mis manos derrotado.

Después de que terminé mi desayuno estube la mayor parte del día escribiendo y hablando con mi editor y llenando espacios en mi agenda para el próximo mes que empezaría a trabajar como el nuevo director de la junta.

En conclusión: tuve un buen día hoy.

Eran las 12pm y todo mi trabajo del día estaba hecho. Yukino, por otro lado, todavía estaba leyendo su computadora portátil. Sentada a su lado en el sofá, coloco mi brazo alrededor de su hombro. Por alguna razón, no podía apartar mis ojos de ella. Claramente la estaba molestando mientras sus ojos me miraban sutilmente. Claramente sigue resentida conmigo por lo del día anterior

El romance de un solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora