Lista para amar - DISPONIBLE EN LIBRERÍAS

Capítulo 7| S

Stephen

— Ya puedes salir. Todo está aclarado.

— ¿Es en serio?

— No, sólo te estoy jugando una broma para que creas que puedes salir. ¡Claro que es en serio idiota!— Max se encontraba con un  oficial, el cuál abrió la maldita jaula donde estaba. Había llegado en la mañana y al cabo de unos quince minutos más y terminar con puro trámite burocrático, salimos de ese lugar— No es ninguna broma.

— Gracias— Max realmente siempre esta apoyándome cuándo necesito una mano. Le debo muchas cosas a él.

Al llegar al estacionamiento ya más tranquilo y sin un oficial encima, Max prefirió decirme que al llegar a mi departamento me pondría totalmente al día con el tema de Camila. Hoy iría a verla, necesito saber cómo está.

***Media hora después***

Salía del baño colocándome una remera, llegando a la sala junto a Max. Después de haber llegado, él se metió a la sala usando su portátil para dar el siguiente paso, mientras yo iba a ducharme para poder ir luego al hospital.

— No me dijiste que la chica tiene apenas dieciocho años. Creí que era alguien de nuestra edad. Me encontré con esa sorpresa al llegar  al hospital.

— No tenía importancia. Dime ¿cómo está? ¿Te dijo algo sobre su relación con esa basura? ¿Es como sospechamos?— no le había tomado importancia a la edad, de igual manera no nos llevamos mucho.

— Claro que importa pero bueno, al menos ya es mayor de edad.
Ella esta bien dentro de la cabe. No logro entender cómo es que sus padres no están acompañándola. Ella cree que aún no saben sobre lo sucedido.

— Yo tampoco entiendo como es que la dejan así, a su suerte. Cómo su padre pudo dejarla en manos de ese imbécil. De tan sólo recordarlo, te juro que quiero ir a matarlo.

— En cuánto a eso...no le he dicho nada sobre el chico. El doctor me pidió que no la alterarla. Por la misma razón no le dije que sus padres si sabían que ella se encuentra en el hospital pero no han ido a verla. Me pidió por favor que los avisara. Cuándo ingresé a esa habitación, ella creyó que era su madre. Hubieras visto como la decepción se reflejó en su rostro.

— Me lo imagino. Esa señora realmente es desagradable. Mejor dime de una vez ¿que te dijo? respecto a lo de su relación con ese bastardo.

— Ya había intentando propasarse con ella. Esa chica ha pasado por mucho a su corta edad. Me comentó que el tipo nefasto que tenía de novio, había intentado forzarla en una fiesta dónde fueron con los de su escuela. Pero en ese entonces ella pudo defenderse con un velador que tenía al alcance— cerré mis puños con fuerzas apretando mi quijada, la rabia me estaba consumiendo.

— Tengo que ir a verla Max. Debo decirle que fui un estúpido en dejarla el otro día.

— ¿Esa chica te interesa? Nunca te había visto así por una mujer, digo, ¿acaso tú-

— No digas tonterías Max. Solo quiero protegerla, que sepa que puede contar con alguien.

— Pues entonces no te molestará que haga lo mismo ¿no? Porque pienso ayudarla en todo lo que pueda. Ella confió en mí Stephen y por alguna razón, no sé cuál, pero por alguna razón siento que debo ayudarla. Además, es hermosa ¿no lo crees? A pesar de los golpes que tenía, ella realmente se veía hermosa.

— ¿Estas tratando de hacer que te golpeé o que?

— No veo la razón. Te estoy siendo sincero, nada más. Dijiste que no te interesaba como mujer.