Capítulo 18 | C

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Camila

— Deja de hacer eso...— Stephen y yo estábamos en la cocina aguardando las palomitas de maíz para luego llevar al living con Clara y Max. Pero él, no perdía oportunidad para besarme y poner sus manos sobre mis glúteos o sobre mi cintura para luego bajarlas de nuevo.

— ¿Qué cosa?— se acercó de nuevo a mí, fingiendo inocencia para luego besarme descaradamente y meter su mano debajo de mi blusa.

—Steph, no... podrían vernos.

— ¿Y qué? — el microondas indicó que las palomitas ya estaban listas, me separé de Stephen observando una sonrisa en su rostro. Una vez listo todo lo que necesitaríamos para ver la película, antes de salir de la cocina  le dije a Stephen que no quería que volviera a desconfiar de su mejor amigo o de mí como lo hizo en la mañana.

— Por favor no vuelvas a pensar cómo lo hiciste, Steph. Max es tu mejor amigo y tanto él cómo yo nos tratamos como si fuésemos amigos de toda la vida. Yo lo veo cómo a un hermano, además, él también me lo dijo. Me dijo que me considera cómo a una hermana— era la verdad, lo de esta mañana me hizo sentir mal, no me gustó saber que ellos se habían peleado, lo tomaron como algo a la ligera pero eso no estaba bien. Odiaría que Stephen siga pensando cosas que no son.

— No volverá a pasar, lo prometo— apoyó su frente con la mía para luego dejar un beso pequeño en mis labios. Salimos de la cocina y nos acomodamos en el living para comenzar a ver una película de acción a pedido de Clara y Max.

Una hora treinta minutos después, la película ya había terminado. No quería dejar sola a Clara pero le había dicho a Stephen que me quedaría con él un par de días más. Y ahora nos encontrábamos camino a su departamento.

Max venía detrás nuestro porque dijeron que tenían que intercambiar algunos documentos importantes, que Stephen tenía con él. Al llegar, bajamos del coche aguardando que Max hiciera lo mismo.

— Vaya, vaya, vaya, mira nada más a quién tenemos aquí. Nada más y nada menos que The fire— un hombre musculoso con tatuajes que se podían ver a simple vista estaba frente a nosotros en la entrada del edificio. Era alto pero no lo suficiente como Stephen o Max. Su apariencia era el de un matón. Stephen presionó un poco más fuerte mi mano y me mantuve detrás de él. ¿Por qué lo llamaba de ese modo? ¿Por qué Stephen se había puesto tenso?

— Lárgate—la voz de Stephen fue  seca e iracunda. Max llegó inmediatamente después.

— ¡Vaya! Y su dupla lo sigue acompañando. Aunque... — ese hombre me observó directamente sin ningún descaro—al parecer ya no están solos. Díganme algo ¿la comparten entre los dos?— Max se acercó al hombre tomándolo del cuello ante las palabras mencionadas por el hombre.

— ¿Quién te manda? ¡¿Ah?! ¡¿Qué mierda quieres aquí?!

— ¿Qué? ¿Acaso no se pueden visitar a viejos amigos?

— ¡Tú no eres un amigo! ¡Lárgate de aquí!— Stephen me soltó para empujar al hombre que Max sostenía— ¡Lárgate ahora!

— Lo haré. Me iré pero tenemos que hablar en algún momento, recuerda que sigues debiendo The fire y están pisándote los talones. Mejor cuídense.

— ¡Ya lárgate de una vez!— el hombre subió las manos a modo de rendición y asintió lentamente pero no se marchó hasta terminar de hablar.

— Pronto se sabrá que vas acompañado. Y sabes que te harán pagar, te las cobrarán todas Stephen— me miró una vez más y luego dirigió su mirada a los chicos— Cuídenla— el hombre se marchó antes de que se lo echaran encima. Max llevó sus manos sobre la cabeza mientras que Stephen maldecía pateando un tacho de basura que se encontraba cerca.

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