Capítulo 23| S

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Stephen

Había logrado acabar con Gonzalo y su rosca de pelea ilegal. La Policia pudo atraparlo esa noche. Le había hecho creer que pelearía para él y ganaría la apuesta, haciéndolo ganar el doble del dinero que esperaba. Pero ya tenía un plan anticipado para acabar con él y hacerle pagar por meterse con Camila.

No debió siquiera de haber pensado en meterla en todo esto.
Le di a la policia todos los datos y documentos que necesitaban para que lo atraparan, yo, ya no tenía nada que me manchara respecto a ese pasado, no tenía nada que perder. Camila estaba a salvo y únicamente tenía que cobrarle a Gonzalo por todo lo que pasé con él en las peleas clandestinas.

Si bien insistió en que yo había asesinado a un hombre a golpes, Max había descubierto no hace mucho, que eso jamás pasó. Era un chantaje de su parte. Y por su culpa viví con ese remordimiento por mucho tiempo. Pero terminé cobrándole todas.

— ¿Cómo sigues? — Camila ingresó de nuevo a la habitación, lo había hecho como unas cinco veces. Hace un par de días después de haber peleado a muerte contra los hombres de Gonzalo, llegué hecho mierda. No podía ni sostenerme. Gracias a Max y Cam puedo recuperarme poco a poco.

— Estoy bien, ven aquí cariño— extendí mi brazo hacia ella indicándole que se sentará junto a mi. Pues por orden del doctor tenía que estar en reposo. Pero esta claro que no aguantaré mucho tiempo así.

— ¿Te duele algo?— se acomodó con cautela a mi costado, ella no merecía pasar por esto. Con todo lo que ya le tocó vivir y sobre todo ahora que Max me puso al tanto sobre la verdad de sus padres.

— No me duele nada, no te preocupes cariño. Mejor cuéntame ¿cómo estás? ¿Estás segura de que quieres ir sola a conocerlos? — ella y Max habían dicho que irían junto a sus padres la próxima semana, ya no tenía caso que esperen. Sobre todo porque la próxima semana sería el cumpleaños de Camila.

Ya sólo quedaba un mes para que acabaran sus vacaciones y ella vaya a la universidad. Desearía poder brindarle toda la felicidad que se merece. Estar siempre con ella en las buenas y en las malas.

— Si, creo que será lo mejor. Además, tu aún estás convaleciente. El doctor dijo que no debías de esforzarte.

— El doctor sólo exageró, ya puedo moverme a mis anchas. ¿Pero te digo algo?— Camila inclinó su rostro observándome con duda, era adorable tenerla así a mi lado— solo finjo seguir herido porque tengo a la enfermera más sexy del mundo.

— Stephen... — la besé porque me volvía loco, ella era todo lo que necesitaba para seguir de pie, para sentirme vivo otra vez. Terminamos el beso y Cam me observó con una pequeña sonrisa en el rostro— Stephen aún tienes que cuidarte. Me asusté mucho cuando te vi todo ensangrentado frente a la puerta. Por favor no vuelvas a hacer algo así, me moriría si algo te pasará Stephen.

— Tu eres mi vida, Camila. Mientras tú estés con bien, nada malo me pasará— me abrazó dejando un pequeño beso sobre mi mejilla y luego ella intentó levantarse pero no la dejé, lo cuál terminó riéndose ante mi actitud.

— La comida se enfriará, preparé algo para ti. Déjame te lo traigo y así comemos juntos ¿te parece?

— De acuerdo, acepto todo lo que tú quieras.

Después de un segundo Cam salió  de la habitación. Mientras me fijaba en mi celular para poder comunicarme con Max. Teníamos que conseguir esos papeles para poder acabar de una vez con Cross. Ya sólo falta que caiga él. Y lo haremos caer. Pagará por el daño que causó.

De pronto escuché el timbre, dejé mi celular a un lado e intenté levantarme como pude. Me costaba un poco pues casi me rompen una costilla. Al salir de la habitación escucho la voz de un hombre. Y al acercarme a la sala me doy cuenta de que se trata de la maldita rata de Cross.

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