Lista para amar - DISPONIBLE EN LIBRERÍAS

Capítulo 25 | S

Stephen

— Debiste verla, ¡iba a matarse! Y es mi culpa Max, ¡mi culpa!

— Yo me haré cargo, deja de ponerte así. Lo que debiste de hacer era traerla aquí. ¿Por qué no me avisaste que la habías encontrado y te la llevaste a la casa de mis padres? ¡La busqué toda la noche!

Max estaba enfadado y con justa razón. No le había avisado absolutamente nada pero lo único que quería en ese momento, era verla bien, a salvo y lejos de toda esta mierda.

— Lo único que quería era verla bien. Por favor perdóname por no haberte avisado inmediatamente. Creí que ... alejándola de aquí estaría a salvo. Cuándo la encontré, te juro que estaba destruida, no dejó de llorar, de repetir porque le habíamos hecho eso, de decirme cuánto me odiaba.

— Averiguaré que fue lo qué pasó exactamente. Iré a casa, hablaré con mis padres y una vez que todo esté mejor, te llamaré para mantenerte al tanto. ¿De acuerdo?

— Camila me odia, Max. Me lo dijo— Max se acercó a mí apoyando su mano derecha sobre mi hombro.

— Lo resolveremos Stephen. Ahora...debo marcharme. Te llamaré amigo. No hagas ninguna estupidez, no hagas alguna locura estando solo ¿estamos?

— No lo prometo— Max negó con la cabeza y luego se marchó.

No me quedaré de brazos cruzados a esperar a que Max me avise de su llegada y el estado de Camila. Averiguaré que fue lo que ocurrió para que ella llegara a ese extremo.

***

Había llegado a la compañía buscando a Cross, estaba seguro de que él tenía que ver en todo esto. Lo estaba aguardando en su oficina y ni siquiera me detuve ante la negativa de su secretaria. Cuándo él ingresó y me vio sentado en su silla, sonrió cómo si hubiese ganado la batalla.

— Si buscas a la tonta de mi hija déjame decirte que aquí, no la encontrarás.

— No es tu hija, deja de llamarla así. Ahora dime ¿que fue lo que le hiciste? ¿Qué le dijiste para que ella se pusiera mal? ¡¿Dime que le dijiste?!— me acerqué a él furioso porque después de todo seguía como si no hubiese hecho absolutamente nada.

— Le dije lo que tenía que saber. Lo que yo quería que creyera. No tengo porqué darte explicaciones pero te las daré porque estoy seguro de que ahora, ella no volverá a estar contigo.

— Habla de una vez— mascullé entre dientes observándolo con absoluto desprecio.

— ¿Sabes que fue lo más interesante? Te lo diré porque esto me facilito el trabajo de hacerte quedar como un asesino frente a sus ojos. Las pruebas falsas que le mostré sobre ti, fueron las piezas claves para que ella en verdad creyera que eres un asesino. El asesino de su madre.

— ¡¿De que mierdas hablas?!

— Obsérvalo tú también— Cross extrajo algunas fotos del cajón de su escritorio y las aventó encima— desde que supe quién eras, sabía que tenía que hacer algo al respecto. Y solo bastó esto para que esa niña tonta creyera absolutamente todo lo que dije.

— ¡ESTUVO A PUNTO DE MATARSE! ¡ERES UN MALDITO INFELIZ!— me acerqué a Cross golpeándolo con mi puño en su cara. Pero él supo alejarse de mí inmediatamente.

— ¡TE VAS A ARREPENTIR DE ESTO RUSELL! ¡Voy a acabar contigo!

— ¡Yo acabaré contigo antes! ¡Date por muerto maldita escoria! ¡Te haré pagar por todo! Por la muerte de mi hermana, por haber destruido la vida de Camila, de haberla separado de su familia. ¡Por todo!