Pequeño universo

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Desde ese día se dedicaron a buscar un apartamento, uno minúsculo, comunicaron la idea a sus padres quienes dijeron que por ellos podían seguir allí, pero si era lo que deseaban pues las apoyarían, el padre de Yulia llegó una tarde comentando que habían desocupado uno de los apartamentos de aquel edificio que se encontraba como a diez calles de allí, no eran grandes ni lujosos, pero la renta era razonable... además tiene tina de baño... dijo al oído de su hija mientras guiñaba un ojo... Yulia saltó de gusto, iremos a verlo, enseguida... los cuatro fueron al lugar; no era más que dos pequeñas habitaciones y un pequeño baño... con tina, está perfecto, dijo la pelinegra, Lena y Larissa no comprendían cómo Yulia y Oleg estaban tan complacidos con aquel minúsculo lugar... Yulia buscó la mirada de su chica para ver su reacción, ya sé, dijo, pero con un poco de pintura, cortinas y un par de cuadros tendrá otra cara, Oleg se ofreció a ayudar con algunas reparaciones que necesitaba... no se habló más, ese seria el apartamento que compartirían. Pasaron la siguiente semana pintando y arreglando el lugar, Yulia había tenido razón, con el nuevo color en las paredes, las cortinas que les había regalado Larissa, la buena limpieza hecha el fin de semana el lugar se estaba tornando agradable, ese sería su lugar, ese sería su pequeño universo...

Poco a poco fueron trasladando algunos muebles, la camita de Yulia, una mesa y un par de sillas que habían servido como escritorio, un sofá que había sido de la abuela, sus ropas, aquella estufa pequeña que tuvieron que comprar, mientras reunían dinero para un frigorífico guardarían algunas cosas en casa de sus padres, al fin todo estaba listo, en medio de las limitaciones tenían un lugar propio, un sitio que las esperaría para cobijarlas todas las noches... ese día, el de la mudaza, Yulia no cabía de la emoción, iba a tener a su pelirroja todo el tiempo posible, a excepción de cuatro horas los jueves, viernes y sábados, había obtenido el empleo que estaba anunciado en la cartelera, iba a tocar el piano de 8:00 a 12:00 de la noche en aquel hotel de lujo que quedaba en la calle que conducía al Kremlin, ganaría el dinero suficiente para poder mantener el apartamento, eso era lo mejor, Lena seguía un poco incómoda por no poder colaborar con los gastos, no es justo Yulia, yo también debo ayudar, así deben ser las cosas, aquí estamos las dos, tú no tienes que hacer todo... sé que si la oportunidad se hubiera dado estarías ayudando, no es tu culpa no encontrar empleo, con lo que gano podemos arreglárnoslas, hagamos un trato, dime, contestó la pelirroja, no discutiremos problemas de dinero en el apartamento, si tenemos que hablar algo de eso será aquí, en las gradas de la calle, pero dentro no, de acuerdo... claro como digas... en ese momento vieron venir el auto de Oleg, traía las últimas cosas de las chicas, Larissa también venía, esa noche ellas no volverían a casa, la vida juntas estaba empezando, hubo abrazos de despedida, unas cuantas lágrimas llegaron a los ojos de Larissa, las voy a extrañar tanto, ay mamá, son sólo unas cuantas calles, te aseguro que estaremos en casa mucho tiempo, lo se, lo se, pero no puedo evitarlo, eres mi única hija... Yulia abrazó a su madre, ella también los extrañaría, pero no podía negar que, saberse de ahora en adelante una pareja establecida junto con su amada pelirroja, llenaban su corazón de alegría.

Mientras llegaba el momento de la verdadera despedida, Oleg revisaba la calefacción, te dará problemas Yulia, advirtió, no importa papá luego mandaremos a que la revisen, tenemos suficientes frazadas... lo que extrañaré un poco será la televisión... dijo la pelinegra, al menos el no tenerla no tendrá los efectos que tiene en las demás casas rusas... rió el padre, Yulia y Larissa empezaron a reír, Lena no comprendía el por qué de la hilaridad de aquel comentario, Yulia aún riendo empezó a explicar... mi padre asegura que la superpoblación rusa se debe a la falta de entretenimiento nocturno, como la TV, Lena se ruborizó pero también empezó a reír, claro, en ellas el no tener una distracción por las noches no iba a tener efectos visibles en nueve meses, es más, no tener ninguna distracción nocturna era un premio más que una pena.

Su primer noche en el apartamento era un sueño hecho realidad, estaban tan emocionadas con saberse a solas y en privado que hablaron casi toda la noche, Yulia se sentía feliz de compartir su cama con aquella pelirroja, la acomodaba, acariciaba sus cabellos, Lena se acurrucaba junto a ella, era lindo tenerse sin miedos, sentir sus brazos amarrados en ella, sentir sus besos sin miedos ni presiones, tenían una vida para amarse y disfrutar una de la otra, ahora no importaba nada, la guerra, la lluvia, el frío, su amor era tan grande que no habían palabras suficientes para describirlo, esa noche se amaron lentamente, sin temor pronunciaron sus nombres, despacio cada una fue de la otra, volvieron a confundir sus sabores y se abrazaron para ser sorprendidas juntas por el amanecer... su primer amanecer juntas... el primero del resto de sus vidas.

Pronto celebraremos tu cumpleaños, dijo Lena mientras ponía en la mesa el plato con el desayuno para su amada de cabello rebelde... sin duda será el mejor, dijo Yulia mientras saboreaba su comida... ya verás que será el primero de los mejores... dijo Lena mientras sonreía a su amor y colocaba su plato en la mesa....
Yulia sintió cómo su pulso andaba al doble... escuchar a su amada hablar así le hacía imaginar mil cosas que la hacián volar...

Los padres de Yulia eran frecuentes visitantes de aquel apartamentito, siempre iban cargando algo para comer, una botella de vodka o algún artículo que notaran hacía falta en aquel sitio, no deben molestarse, decía Yulia, ella bien sabía que sus padres disfrazaban de cortesía la ayuda brindada, a Yulia le gustaba sentirse autosuficiente, el padre sabía de eso, esa pequeña también había heredado su carácter...

Lena esperaba pacientemente por las noches a que volviera Yulia, no me esperes despierta, descansa, había dicho aquella chica con ojos de cielo, pero no, Lena nunca pudo ir a la cama si no era acompañada por su querida chica, intentó un par de veces el consejo, pero era imposible, ella estaba incompleta con su ausencia, así que, aprovechaba esas horas de soledad para poder estudiar, no iba a hacerlo cuando pudiera pasar su tiempo con su amada, así que era mejor sacar provecho.

A mediados de febrero Yulia observó cómo su madre y Lena conversaban incansablemente, cuando ella llegaba a acercárseles ellas callaban y empezaban luego a hablar trivialidades, Yulia sabía qué se traían entre manos, ese 20 ella cumpliría 19 años... no preparen nada... decía mientras ensayaba unas notas en aquel teclado que había comprado luego de casi dos años de ahorro, quién dice que estamos planeando algo, dijo Lena desde la mesa, rió con Larissa, nada, no necesito nada, te tengo a ti y mi familia me ama, qué más necesito?, sueña Yulia, no estamos preparando nada... dijo Larissa volviendo a sonreír con Lena... la pelinegra quizá era despistada, algunas veces, pero estaba en lo cierto, para su cumpleaños recibiría varias sorpresas...

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora