Yulia se levantó muy temprano, llamó a Nicolai, tenía que hacer ciertos arreglos y Nicolai debía ayudarle, aún hacía mucho frío cuando sacó el auto y se dirigió a casa de su amigo... Nicolai, espero que puedas ayudarme, le dijo cuando le abrazaba para saludarlo, seguro Yulia, ¿Cuándo tu Nicolai no ha podido resolver tus problemas?... nunca... vamos dijo abriendo la puerta del vehículo... Nicolai fue señalando el camino, Yulia estaba feliz... cuando Lena viera... seguro iba a sorprenderla...
Lena despertó con los primeros rayos del sol, se quedó un rato en la cama pensando en qué hacer para poder ir donde Yulia sin que fuera un problema... bueno su padre no lo era, sin embargo su madre... debo verte Yulia, decía en voz alta, debo estar contigo, luego será hasta que lleguemos a Moscú. La verdad no me fallará, bueno parte de la verdad, Yulia se va mañana, quedamos en hacer algo sin importancia, sólo es hoy... mañana estaré completamente para ustedes... dijo la pelirroja al solicitar el permiso a sus padres a la hora del desayuno, un poco inconforme la madre accedió, su padre en cambio era feliz al ver a su pequeña feliz.. anda, nosotros te tenemos todo el tiempo, además esa chica debe conocer mejor éste lugar. Que te diviertas... convencer a su padre siempre había sido fácil, sin embargo a su madre...
La madre desconfiaba de todo, no, desconfiaba de Yulia. Esa chica tenía algo que Lena admiraba, si no, por qué Lena deseaba estar con ella, definitivamente no era por afinidad en gustos, esa chica estaba tan por debajo de Lena... quizá es lástima... no, es algo más... pensaba mientras terminaban el desayuno.
Mamá... si, hoy me marcho... no, quizá llegue a las siete, mintió, sabía que saldría más tarde, no te preocupes, si mamá estoy bien... no mamá, en serio, no pasa nada... te quiero, te veo más tarde.
La madre de Yulia la conocía muy bien, sabía que su retoño tramaba algo, volver tan tarde? A ella le gustaba viajar con luz, además sonaba tan contenta, no parecía que recién había terminado una relación de seis meses, algo está pasando aquí, dijo riendo para sí, Yulia.. Yulia...
Lena decidió ir al pueblo, Yulia se iba y quería regalarle algo para que la recordara los casi tres días que no la vería... que podrá servir, se dijo, ya sé... así que sabiendo lo que compraría se dirigió al almacén más grande que vio en el pueblo. Señorita, puede mostrarme ese encendedor? Dijo señalando uno metálico que estaba en la vitrina... este? Preguntó la dependienta, si, ese... pueden ustedes grabar algunas palabras en él? Preguntó de nuevo la pelirroja, si, sólo dígame el texto y lo haremos, no toma más de quince minutos...
Yulia tenía todo preparado, sólo esperaba que en cualquier momento llegara el auto de la pelirroja, y si la llamaba? No, ella dijo que llegaría, por qué no viene? Habrá tenido problemas? Mejor la llamo... las emociones de Yulia estaban al borde, no soportaba más tiempo sin ver a aquella chica que había robado su corazón. Al fin, por el sendero, ese pequeño trayecto de quince metros entre la carretera y la cabaña, el auto gris de su pelirroja hizo su recorrido, fue eterno, Yulia observaba desde la ventana del cuarto de sus padres, sus manos sudaban frío, sintió como si un nudo se formase en su garganta... al ver descender a la escultural chica de ojos grises, con su cabello flotando, los rayos de sol dándole un rojo aún más intenso, con su abrigo oscuro, Yulia derramó unas lágrimas, apenas podía creer que aquella chica la amara, que aquella chica tan perfecta hubiera puesto sus ojos en ella, que aquella diosa hubiera bajado de algún monte Olimpo sólo para amarla a ella.
Lena llamó a la puerta... no hubo respuesta, la escena se repetía, rió un poco, sólo falta que esté con fiebre, se dijo, bueno, allí estaba el auto así que ella debía estar allí, al ir por la puerta de atrás encontró un trozo de papel con una nota: “¿Te gustaría ir de pic nic?... ¿te gustan las fresas?” Yulia... dijo la pelirroja mientras arrancaba la nota de la puerta y empujaba, wow, la cocina estaba iluminada por velas, las primera formaban una flecha que conducía a la pequeña salita... Lena las siguió, Qué juego es este? Preguntó en voz alta sin obtener respuesta, Ok, Ok, voy a seguir la flecha, seguía hablando alto, caminó hasta la salita y en el pasamanos de las gradas, al principio encontró otra esquela... “¿brindarías conmigo?... ¿quieres quedarte con mi corazón?... Si, Yulia, gritó, dónde estás?... siguió la ruta hecha con velas y con dos notas de su amada, al finalizar los peldaños la ruta de velas terminaba, Lena automáticamente se dirigió a la habitación de los padres de Yulia, vacía... Yulia? Preguntó, no quedaba más remedio que volver al juego, abrió la puerta del baño... nada, te tengo... dijo divertida mientras abría la puerta de la habitación de Yulia...