El fin del ciclo estaba próximo, Lena iba a tener el honor de dirigir las palabras al claustro de maestros en el acto en el cual recibirían su título de Candidatos en Ciencias los compañeros que le adelantaban dos años, pero las excelentes notas obtenidas por la pelirroja le habían hecho acreedora a tan alto honor, ella misma recibiría en ese acto un reconocimiento, su promedio era casi perfecto, aunque las últimas notas, las recibidas los últimos seis meses si lo eran, Lena era el ejemplo de perfección académica...
Me gustaría mucho que mis padres estuvieran en el acto... había dicho Lena a Yulia, aunque enseguida cambió el tema para no hablar de sucesos desagradables, pues bien sabía que eso era imposible, sus padres no iba a asistir si asistía Yulia y pues, la pelirroja no iba a decir a su amada que no llegara, ese día le iba a sorprender con algo...
Buenas, dijo la voz al teléfono, con el señor Katin...diga... respondió aquel hombre, cuando su secretaria dijo que una chica llamada Yulia quería hablar con él se sorprendió mucho, quizá era ella quien ahora quería negociar, quizá el día había llegado... señor Katin, Lena va a recibir un reconocimiento importante en la universidad el próximo lunes, ella de verdad desea que ustedes estén allí... por qué me lo dices? Fue la sorprendida respuesta y pregunta de aquel hombre, no comprendía las intenciones de aquella chica, por qué llamaba para decirle eso? Ya le dije, Lena desea verles allí, ella no sabe que le estoy llamando, pero usted puede hacer lo que desee, quiero verla feliz y verlos a ustedes la haría bastante feliz... Yulia colgó, su corazón estaba palpitando fuertemente en aquella cabina telefónica cercana a la Academia, incluso había llegado a pensar en decir que ella no iría con tal de que ellos si fueran, pero en un último minuto se arrepintió, pues Lena jamás le perdonaría faltar, así que sencillamente le comentó al padre el deseo de su hija, allá él si dejaba que su orgullo se interpusiera entre ellos.
La mañana de ese primer lunes de julio, Lena vistió la toga que le otorgaban a la persona que pronunciaba el discurso especial, Yulia estaba en medio de la concurrencia, ambas habían vestido sobria y elegantemente, las dos vistieron ropas oscuras y caminaron orgullosas por en medio de todos, sus manos iban tomadas y sus miradas se encontraban a cada paso.
“Los logros, empezó diciendo la pelirroja a aquel público, no son algo que se obtiene por un golpe de suerte, están formados por eslabones que labramos a lo largo de un tiempo, a algunos nos puede tomar más que a otros, pero si mantenemos la entereza y el tesón podemos alcanzar cualquier cosa que nos propongamos, hoy un grupo de gente que ha sabido de esto culmina una etapa importante, alcanzan un logro... amigos, ellos son un ejemplo de lo que la confianza en sí mismos y la constancia dan frutos”... Lena habló a aquella gente y arrancó las lágrimas de más de uno, los padres observaban a sus hijos recibir sus diplomas y se emocionaban recordando las palabras de aquella bella chica de ojos verdigrís, cuando llegó el momento del reconocimiento especial, el Doctor Dimitrovich empezó el breve discurso... “La alumna que reconocemos hoy es una que hace enorgullecer a esta cuatricentenaria universidad, ella hace lucir el emblema de este recinto como muy pocos lo han hecho... este año el premio a la excelencia académica de esta universidad no será otorgado a un graduado, esta chica estoy seguro lo recibirá por un par de años más, los que le faltan para completar sus estudios... Elena Katina... la concurrencia aplaudía a la pelirroja mientras recibía aquella cajita con una medalla dentro, su pelo brilló aún más con aquellos rayos de sol veraniego que caían sobre ella, miró emocionada hacia el público y encontró aquellos ojos azules que desde hacía ocho meses eran todo en su vida... Yulia aplaudía emocionada realmente, admiraba profundamente todas las cualidades de su amada, su constancia y su empeño...un par de lágrimas corrieron por sus mejillas al escuchar las palabras de agradecimiento que salieron de aquellos labios rojos que tanto amaba besar...sólo hay una persona a quien quisiera agradecer, sé que este logro es mío, pero jamás lo hubiera logrado sin la inspiración de la persona más luchadora y persistente que conozco, a la persona que amo y respeto... a ti, querida Yulia... a ti...mi amor...se hizo un breve silencio incómodo entre la gente, pero casi instantáneamente empezaron a aplaudir, Lena bajó del estrado con su vista clavada en los ojos de su amada morena... algunos murmuraron, no importó, algunos sonrieron, tampoco importó, otros se sintieron muy bien, algunas parejas tomaros sus manos cuando Lena se sentó junto a Yulia y besó sus labios delicadamente y luego dirigió su mirada al estrado para seguir observando los actos tomada de su mano.
A lo lejos todos estos hechos fueron observados por Sergey, quien al final había decidido asistir al acto aquel, aunque no llegó a hablar con su hija, fue espectador, como todos, de aquel amor que se profesaban, se retiró calladamente, una idea iba rondando su cabeza, su hija era su hija por encima de todo, en realidad el hecho de estar con otra chica no la hacía una mala persona, incluso, la otra chica era perfecta, él había comprobado eso... quizá debía cambiar sus opiniones, más bien sus prejuicios, pues lo único que se interponía entre él y su amada hija era solamente eso... prejuicios.
Te amo, dijo Yulia al oído de Lena mientras conducían hacia aquel restaurante donde celebrarían lo del reconocimiento, los padres de Yulia venían detrás, ellos también habían presenciado aquello, admiraron aquel valor de la chica pelirroja para poder decir ante todos que amaba a Yulia... observaron como los rizos pelirrojos se acomodaban en el hombro de su pequeña, vieron como su diablillo inclinaba también un poco su cabeza para sentir a su chica.