Los días pasaron y entre los cuidados de la madre de la morena, los de Tatiana la vecina y los de su amor, Yulia, la pelirroja se sentía de lo mejor, aunque según ella la chica ojiazul exageraba en los cuidados se sentía completamente complacida con las atenciones de su amada, Yulia cocinó, lavó, limpió, ordenó en fin, no dejó tarea por terminar para que a su adorada pelirroja no se le “antojara” empezar a moverse.
Al cabo de dos semanas, poco más allá de mediados de septiembre, la morena llevó a la pelirroja hasta la clínica, era hora de que removieran las suturas, llevaron vino y flores para agradecer las atenciones de la médica, ya habían confirmado por teléfono que le encontrarían ese día.
Bueno, parece que no ha ocurrido nada, esta pequeña cicatriz será el único recuerdo... Tania, la médica examinó detenidamente la herida, retiró las suturas y cada vez que Lena apretaba los labios por el pequeño dolor sentido apretaba más fuerte la mano de la morena, Yulia acariciaba los rojos cabellos de su amada, bueno... dijo Tania, ahora puedes caminar, pero no levantes nada pesado, ya puedes ir a la universidad, pero aún debes tener cuidado con... dirigió una mirada cómplice a Yulia, no hagas ejercicios muy fuertes...
Las chicas estaban por retirarse, Yulia a propósito dejó el abrigo en la oficina de la facultativa para poder regresar por él, ahora vengo, olvidé el abrigo, dame unos segundos... la morena habló con Tania, hizo una invitación... pronto sería el cumpleaños de Lena, así que a falta de familia quería llenarla de amigos, la médica aceptó la invitación y volvió a agradecer las flores y el vino que llevaron las chicas.La morena volvió y se condujo hasta un pequeño restaurante, esa tarde comerían fuera, quería que Lena disfrutara un poco de la ciudad, había estado varios días en el apartamento... caminaron de la mano, algunos dirigieron miradas de reproche, algunas mujeres bajaron la vista e incluso un tipo profirió un insulto, Yulia no perdió la calma, sabía que a Lena no le gustaba que se pusiera de tú a tú con los tontos que creían poseer la razón.
El día siguiente Yulia hizo el trayecto hasta la universidad, dejó a la pelirroja, la llevó hasta su sitio, Nadya prometió no dejarla ni un minuto, ella se encargaría de su amiga, Yulia no lo notó, pero estaba siendo observada, al abandonar el estacionamiento de la universidad y dirigirse a la academia, un lujoso auto fue detrás de ella, justo al estacionar el Niva verde en la academia, Sergey, el padre de Lena se acercó hasta ella, Yulia, puedo hablar contigo un momento?... la morena se sorprendió, apenas pudo evitar dar un grito, diga, dijo en el tono más tranquilo que encontró...quiero pedirte disculpas... quiero que perdones mi torpeza y olvides lo que un día hice... los ojos azules de la chica se abrieron un poco más, apenas podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ese hombre estaba pidiéndole disculpas?... sinceramente respondió... no tengo nada que perdonar, usted tenía toda la razón para estar molesto conmigo, quien debe perdonar algo en ese caso es Lena, ella es su hija, usted debió apoyarla a ella, por mí... pues no se preocupe... todo queda en el olvido, sólo puedo decirle que es bienvenido en nuestro apartamento cuando lo desee. El hombre hizo un gesto y la morena comprendió que iba a abrazarle, se acercó y ella lo hizo primero... eres una gran chica Yulia, Lena no pudo haber elegido mejor... dijo Sergey con las lágrimas a las puertas de sus ojos, verdigrís como los de la princesa que extrañaba tanto. No sé cómo acercarme a Lena, dijo el hombre al soltar el abrazo de aquella pequeña de cabello revuelto, normalmente, dijo la morena, ella le ama, no le guarda rencor, es que he sido un mal padre... no apoyé a mi hija, sé que la situación no era común, sé que todo el mundo señala... y lo hice yo también... Yulia contó al padre su idea de celebración de cumpleaños de Lena, pensó que era un buen momento para propiciar el encuentro entre ellos dos, faltan tan sólo diez días, dijo Yulia, será el mejor regalo de cumpleaños de su vida... la chica y el hombre se despidieron, Yulia estaba feliz, tropezó con la puerta al entrar al salón, todos sus compañeros rieron, ella sonrió con ellos pensando que Lena tendría el cumpleaños más feliz de su vida, que la felicidad de su amada pelirroja sería casi completa...si no fuera por el desprecio de su madre.
La morena volvió por Lena a la universidad, solicitó un permiso para retirarse antes de tiempo, siendo una alumna aventajada, quizá nunca había sido premiada con mención honorífica debido a su temperamento, nadie podía dudar de su capacidad y talento, aunque todos notaban ahora su cambio de conducta, seguía siendo el centro de atención dado su carácter extrovertido, pero ahora no tenía problemas con ningún compañero o maestro, el permiso le fue concedido sin problemas... otra vez andarían dando un par de vueltas por Moscú, quizá irían a un parque o a beber té, había pensado en llevarle al cine, pero luego pensó en las filas y la gente y no quiso exponer a su amada a un golpe descuidado... fueron al pequeño café del centro comercial, los pasteles de ese sitio eran los favoritos de la pelirroja, mientras caminaban por entre los negocios, Lena vio en una vitrina de la tienda de animales unos conejos... ven Yulia, mira que lindos conejitos!... la pelirroja se introdujo en la tienda y acarició los animalillos, mi amor, dijo a su oído, no te gustaría que tuviéramos un conejito?... Lena, si compramos un conejo o come él o comemos nosotras, rió la pelinegra... aunque hacer el amor con la frecuencia que lo hacen los conejos no estaría mal, dijo guiñando un ojo la morena... continuaron la marcha hasta el café, incluso antes de llegar Yulia compró un pequeño conejillo de felpa, amor... tu conejillo, ahora somos tres... cuatro dirás, dijo la pelirroja, recuerdas a Bambi, él está en la casa, ciertamente en casa estaba el otro muñequillo, otro de los regalos de su querida chica con ojos de cielo, aquel se llamaba Bambi, éste pronto pasó a llamarse Rufus.
Habían pasado ya más de tres semanas de la operación, apenas faltaban cinco días para el cumpleaños de Lena, Yulia había preparado todo muy bien, no olvidarás este cumpleaños, pensaba mientras observaba a su pelirroja leyendo en el sofá, estaba acomodada en sus piernas, allí descansaban aquellos rizos rojos, Yulia posaba su mano en el sitio de la cicatriz a la que llamaba el bebé, Lena había reído de la ocurrencia de la morena, tiene que llamarse bebé, dijo explicando el por qué, todo sucedió de noche, te llevé a emergencias, te metieron en una sala de operaciones, te sacaron algo del cuerpo y éste es el resultado, mi amor, esto es un bebé.
Para celebrar tu cumpleaños he invitado a papá y mamá, tus hermanos y Nadya para que vayamos a comer al hotel, pues como tengo que tocar esa noche y no puedo faltar pues... no se me ocurrió nada mejor... no importa, no hay necesidad de preparar nada, dijo sin retirar la vista del libro, te tengo a ti, mi mejor regalo... diciendo esto se incorporó un poco para poder besar los labios de la pelinegra.